Umag y la demanda por mayor estabilidad financiera
E
l viernes de la semana pasada, el rector de la Universidad de Magallanes, Juan Oyarzo Pérez, realizó el último balance de su gestión rectoral de la Universidad de Magallanes, tras ocho años al frente del plantel universitario (2014-2018 y 2018-2022).
Sin duda, su administración pasará a los anales regionales por proyectos de envergardura como el Cadi-Cebima, el Centro Subsantártico Cabo de Hornos y la carrera de Medicina, que ya el año pasado entregó su primera camada de profesionales titulados.
Con toda la experiencia al frente de la Umag, el rector saliente agradeció la colaboración brindada por el gobierno regional y también destacó el convenio firmado por todas las universidades del Estado con los gobiernos regionales recientemente, entendiendo que aquello será relevante porque podrán trabajar de manera conjunta o hacer alianzas con otras regiones.
La Universidad de Magallanes, nacida de la otra Universidad Técnica del Estado, ha visto titularse sobre 12 mil estudiantes, siendo el plantel que más profesionales ha aportado a nuestra región. Así, su existencia en la zona está plenamente justificada y su aporte es más concreto de lo que se pueda cuestionar.
Pero, como plantel estatal, enfrenta la competencia de entidades privadas y la propia lejanía geográfica hace que el proceso de matrícula no sea del todo exitoso. Todo esto, más el hecho de que parte de su alumnado pertenece a familias de menores recursos, económicamente hablando, redunda en que cada año la Umag enfrente serios problemas de financiamiento.
Al momento de partir, esto fue remarcado por el rector saliente, quien, queriendo ser optimista, indicó que estamos en una oportunidad tanto a nivel del gobierno central como regional, de tener éxito respecto de poder obtener recursos basales.
El aporte efectivo de la Umag y todo lo que se puede esperar de ella ameritan que el gobierno entregue tranquilidad y seguridad financiera y que no se la condene a ser una eterna pedigüeña.