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“El volcán, rescate de Whakaari”

Domingo 8 de Enero del 2023

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Guillermo Muñoz Mieres
Periodista

Estados Unidos , 2022
Director: Rory Kennedy

Este documental que exhibe Netflix es sobre lo acontecido el año 2019 cuando un grupo de turistas que visitaban el volcán Wakhaari en Nueva Zelandia son sorprendidos a metros del cráter por una erupción que dejó a su paso varios muertos y sobrevivientes.

Sobre los testimonios de estos últimos, testigos y familiares se narra de manera cronológica el trayecto turístico hacia la tragedia y que por ironías del destino y el clima se inicia con la frase  de uno de los sobrevivientes comentando que aquella mañana “Era un hermoso día”, lo cual ya anuncia que todo cambiará en cuestión de horas, minutos y segundos.

Como dato anexo en la producción ejecutiva del documental se encuentran el actor Leonardo di Caprio y el director Ron Howard (“Apolo 13” y “Una mente brillante”), dos firmas que avalan el material, mientras que en la dirección está Rory Kennedy, hija y sobrina de los asesinados senador y Presidente de Estados Unidos, respectivamente, realizadora con experiencia en el documental de desastres y denuncia como ha sido en “Los últimos días de Vietnam”(2013) sobre el desesperado esfuerzo de la Embajada de Estados Unidos en Saigón por sacar a sudvietnamitas antes de que la ciudad caiga a manos del Ejército comunista del lado norte; y “Descenso: El caso Boeing” (2022) donde describe la tragedia de dos aviones Boeing de su línea en Etiopía que se estrellaron con escaso margen de tiempo.

Sin embargo, a diferencia de sus anteriores documentales, en “El volcán: rescate de Whakaari” no hay acusaciones judiciales ni análisis de autoridades políticas o geólogos que se refieran a  lo acontecido. Por eso el relato prescinde de  una voz en off que narre y conecte los hechos y este vacío, que podría ser signo de su debilidad como documental, se convierte paradójicamente en su fortaleza, porque deja en manos del propio espectador y las imágenes, la evidencia de que no fue simple mala suerte o circunstancia del destino, también la negligencia y avaricia humana hizo lo suyo.

Sólo un líder maorí es la excepción porque, según él  señala, en el pueblo de Whakaari “el 48 % es no-maorí y el otro 52 % es maorí”, entre los muertos hay uno de los suyos y, además, alguien debe explicar desde las creencias ancestrales por qué pasó lo que pasó. Y su voz pausada y rostro tatuado es una imagen que se conecta con la voz de los testimonios y las secuelas que dejaron las quemaduras en los cuerpos de quienes sobrevivieron, quizás el precio a pagar para poder contar su retorno desde el infierno.

Y sobre todos ellos, está el volcán Whakaari, una boca ardiente de fuego a sólo 48 kilómetros de la civilización y que sólo esperó a protagonistas inocentes y oportunos en el  momento inoportuno  para advertirles que no hay dinero ni placer turístico que pueda detener ese vozarrón profundo de la naturaleza cargado de amor y furia.