Sacó puntaje nacional en Matemática y ahora es un próspero empresario tecnológico y destacado triatleta senior
Gonzalo García Solís sacó 820 puntos en la otrora Prueba de Aptitud Académica, aunque increíblemente
no obtuvo ningún reconocimiento en ese entonces. Entró a estudiar a la Universidad Técnica
Federico Santa María y hoy representará a la región en el Ironman de Pucón.“En ese momento, muy cabro chico, en el reportaje de La Prensa Austral dije ‘ahora estoy esperando que me llamen las universidades’, y no me llamó ninguna. Entonces fue frustrante ver las noticias de que en La Moneda se recibió a los puntajes nacionales y a mí no me llamó nadie del ministerio, del gobierno, totalmente olvidado Punta Arenas”
“He escuchado que la prueba es mucho más sencilla en sus contenidos, y efectivamente, este tema de dar la prueba más de una vez a mitad y fin de año, y elegir las mejores pruebas, creo que le quitan mucha presión a los chicos que hoy en día están bastante poco preparados para soportar la presión”
Cristian Saralegui R.
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La semana recién pasada estuvo marcada por los puntajes de la Prueba de Acceso a la Educación Superior, Paes, el debutante examen cuyos antecesores fueron la Prueba de Transición Universitaria y la Prueba de Selección Universitaria. Y antes, la Prueba de Aptitud Académica, que entregó para Magallanes el primer puntaje nacional, en diciembre de 2001, con 820 puntos en Matemática. Gonzalo Patricio García Solís fue el responsable de tan significativo logro y ahora, a más de veinte años de esa proeza, está consolidado como gerente de una empresa de desarrollo de tecnologías y por si fuera poco, es un destacado triatleta senior. De hecho, hoy se encuentra compitiendo en el Ironman de Pucón.
Justamente desde el conocido balneario de la Región de La Araucanía, García recibe el llamado de El Magallanes, para recordar la importancia que tuvo para su vida obtener puntaje nacional. Nació en el Hospital Regional el 24 de agosto de 1982, donde trabajaba su padre Alex García Pérez como tecnólogo médico, profesión también que ejercía su madre Ana Luisa Solís Acuña, pero en el Hospital Naval. Su padre además, fue por años dirigente de la Asociación de Futbolito Senior y uno de los impulsores de las canchas del estadio Fiscal. “De hecho, el quincho de la asociación tiene su nombre”, apunta Gonzalo García. La familia la completa su hermano Alejandro, que vive en Australia hace cuatro años.
Gonzalo García estudió la enseñanza básica en la Escuela Arturo Prat y la media en el Liceo San José, egresando en el año 2000. Nunca fue el mejor de su curso, pero siempre estaba entre los promedios más altos. De esa época viene también su gusto por el deporte, ya que partió con tenis, pasó al vóleibol y llegó a ser seleccionado de Magallanes, participando en una de las primeras versiones de los Juegos de la Araucanía. Ya en la universidad, incursionó en el balonmano.
Los días de la P.A.A.
En su preparación para la Prueba de Aptitud Académica, si bien había preuniversitarios, fue en el liceo donde más instrucción recibió, con el profesor Guillermo Smith “y también fui a un preuniversitario chiquitito, frente al San José. Nos preparamos con hartos ensayos y siempre tenía una o dos malas, por lo que siempre sacaba 790-770 en Matemática. En ese momento, tengo como recuerdo la tranquilidad con la que di la prueba y esa fue una de las fortalezas que he podido desarrollar en mi vida, poder afrontar los desafíos de una forma muy tranquila. Sabía que en la prueba la única posibilidad de equivocarse era poniéndose nervioso. Y como anécdota, recuerdo que de las 60 preguntas respondí 58 absolutamente seguro que estaban buenas y había dos, en las que tenía dudas porque eran un poco subjetivas las respuestas. Las dejé para el final y me quedaban veinte minutos, así que analicé, me tomé el tiempo, vi opciones y aunque la opción era dejarlas en blanco porque daba más puntaje omitirlas que equivocarse; era una decisión difícil de tomar, pero tenía un 80% de seguridad de que estaba correcto. Terminé contestando las dos y me fui, les dije a mis papás que me había ido súper bien y que estaba seguro que iba a tener un puntaje alto”.
Según lo que recuerda, no había existido un puntaje nacional en Matemática en la región. “Pasaron un par de semanas y el día antes que dieran los resultados, que salían publicados en el diario, me llamó a mi casa el cura Rimsky Rojas, eran las 7 de la mañana y mi papá saltó a mi cama y me dijo ‘hijo, hijo, te está llamando el cura’ y yo sorprendido. El cura me dijo ‘Gonzalo, tengo el honor de decirte que me acaban de informar que eres puntaje nacional en la Prueba de Aptitud Académica’”.
Tras esa sorpresa agradable, con portada en La Prensa Austral incluido, vino la decepción. “Venían todas estas noticias y han pasado veinte años y sigue pasando, que en las noticias hablan de los puntajes nacionales y siempre son de Santiago. En ese momento, muy cabro chico, en el reportaje de La Prensa Austral dije ‘ahora estoy esperando que me llamen las universidades’, y no me llamó ninguna. Entonces fue frustrante ver las noticias de que en La Moneda se recibió a los puntajes nacionales y a mí no me llamó nadie del ministerio, del gobierno, totalmente olvidado Punta Arenas y lo único que tuvimos fue que la intendenta de entonces llamó a todos los mejores puntajes e hizo una actividad en la región, pero imagínate lo que hubiese sido para un cabro de 18 años que te inviten a La Moneda a tomar desayuno con el Presidente”, lamentó.
Gracias a su puntaje, con la ponderación logró el descuento de un 40% en el arancel del primer año, además de la satisfacción de hacerse conocido en la comunidad, donde la gente lo reconocía y lo felicitaba. Algo que se disipó al entrar a la universidad, “donde era uno más, decía ‘fui puntaje nacional’ y me decían ‘yo también, yo también, yo también’. No fui el mejor alumno, me fue muy bien sí, pero de los 80 que entramos yo estaba entre el 10 y el 20. Pero hasta hoy se recuerda, mis papás hasta hoy tienen enmarcada la portada del diario”.
Este año estuvo atento al proceso, porque una prima dio la Paes “y he escuchado que la prueba es mucho más sencilla en sus contenidos, y efectivamente, este tema de dar la prueba más de una vez a mitad y fin de año, y elegir las mejores pruebas, creo que le quitan mucha presión a los chicos que hoy en día están bastante poco preparados para soportar la presión, pero creo que es para que no haya ese nerviosismo, que afecta a mucha gente que es muy buena y que hace que les vaya mal. Creo que ahora hay menos presión, y además, ahora hay mucha más oferta de universidad, que en nuestra época no era tanto, uno postulaba a las estatales y quedar en una privada era mal visto. Ahora hay un sistema de becas y beneficios estudiantiles para las universidades estatales y privadas, hay una gama de opciones mejor, igual que las universidades técnicas como Inacap también han abierto mucho su oferta y mirando el mundo laboral, donde me toca contratar personas, la verdad, la universidad de la que uno provenga es muy poco valorado. Lo que más se valora es su experiencia, capacidades, habilidades blandas, capacidad de relacionarse con otros seres humanos; creo que ahora hay muchas más posibilidades para desarrollarse”, evaluó.
Hacia la Ciudad Inteligente
Se tituló de Ingeniero Electrónico tras estudiar en la Universidad Técnica Federico Santa María de 2001 a 2005. Regresó por dos años a Punta Arenas y en 2007 se trasladó a Perú donde permaneció hasta 2012, generando negocios y emprendimientos. “Volví a Chile y retomé mi profesión de ingeniero electrónico y empecé a meterme en el tema de los Smart City (ciudades inteligentes), todo lo relacionado con la tecnología para hacer más eficientes y seguras a las ciudades, mejor conectadas, con mejores sistemas de transporte, videovigilancia, y es en lo que me he fortalecido. He pasado por tres empresas y he ido in crescendo hasta llegar a la multinacional Sonda con la que ya llevo cuatro años, y ahora tengo el cargo de gerente regional de soluciones de Smart City donde no solamente veo los negocios de Chile, sino de otros países en Latinoamérica”, sintetiza.
Un sistema que ha tratado de dar a conocer en Magallanes, pero “estos sistemas van desde el transporte, donde debe haber un mecanismo de pago único unificado, monitoreo de videocámaras, por ejemplo, para monitorear la cuenca del río de las Minas para ver posibles diluvios”. Al respecto, recuerda que él y su familia sufrieron en carne propia los dos desbordes del río, donde su casa quedó inundada. “La ciudad inteligente parte por monitorear desde sistemas de sensorización medioambiental hasta determinar temas como tránsito. Por ejemplo, en Santiago detectamos cuando hay comportamientos previos a un portonazo, por lo que estamos empezando a actuar antes que ocurran las cosas”, subrayó. Claro, eso funciona en comunas como Las Condes, emulando a grandes países de Europa, Estados Unidos o Arabia Saudita, pero que en Punta Arenas aún asoma como utópico, “aunque me encantaría poder reunirme con el alcalde o encargados del Secplan, pero el problema son las prioridades, los alcaldes están generalmente, ‘apagando incendios’, no se preocupan tanto de estos temas que son más de inversión e innovación a largo plazo, sino que tienen que dar respuestas más inmediatas a la ciudadanía”, diagnosticó.
Deporte para la vida
Como ya se mencionó, Gonzalo García Solís es un exitoso triatleta, que justo hoy compite en el Ironman de Pucón, carrera que ya disputó el año pasado con un tiempo de 5 horas 52 minutos, por lo que su meta ahora es llegar a 5 horas y 30 minutos. “Me he preparado muy bien. Empecé a desarrollar esta disciplina hace casi dos años y tiene que ver con compatibilizar el estilo de vida agitado que se vive en Santiago, tener la capacidad de separar lo laboral. Cuando uno está muy metido en el trabajo comienzas a estresarte, a perjudicar tu salud, comer mal y el deporte te da disciplina. Todos los días entreno a las 7 de la mañana en la bicicleta o saliendo a correr. Y eso te ayuda a cortar los horarios de trabajo, porque uno de los temas que se valoró de la pandemia fue el teletrabajo, que sin embargo, tiene la mala condición de que te hace trabajar sin poder cortar, porque estás en la casa. Entonces el triatlón te obliga a acortar la jornada, para entrenar y eso es muy importante. Estoy casado, tengo dos niños, vivo en Colina, en una casa muy bonita, con patio. Este año tengo planeado ir al Mundial de Ibiza, al que estoy clasificado, vamos cincuenta chilenos y yo participo en la categoría de 40 a 44 años”.
Por todo esto, ve difícil volver a Punta Arenas, porque en su empresa el desarrollo está en la Región Metropolitana. “Esporádicamente podría ir para allá, pero por mi cargo estoy constantemente viajando. Igual uno valora la forma de vida, para la crianza de los niños, pero elegí Colina para vivir porque asimila mucho el estilo de vida con el que viví en Punta Arenas”, finalizó Gonzalo García Solís.