Dos potentes terremotos causan más de 3.700 muertos en Turquía y Siria
La tierra tembló ayer de madrugada en Turquía y Siria con una violencia apenas vista en el último siglo. Según el Servicio Geológico de Estados Unidos, el terremoto ha alcanzado una magnitud 7,8 en la escala de Richter, reduciendo a escombros miles de edificios. Un segundo terremoto, que golpeó ayer el sureste turco, registró una magnitud de 7,5, también según el organismo estadounidense. El número de víctimas mortales en los dos países supera los 3.700.
“No sabemos a cuánto se elevará (el número de) vidas pérdidas”, reconoció ayer el Presidente, Recep Tayyip Erdogan, debido a que todavía queda un gran número de personas entre los escombros de los más de 3.500 edificios que se han venido abajo y a las violentas réplicas y nuevos temblores que se están produciendo.
En Siria, un país castigado por más de 11 años de guerra civil, el número de víctimas ronda las 1.300. El Ministerio de Sanidad ha informado de 711 muertos y más de 1.400 heridos; mientras que en la zona del noroeste que está en manos de los rebeldes enfrentados al gobierno de Damasco, los muertos son de 733, según información de los Cascos Blancos (la Defensa Civil Siria), con más de 2.000 heridos.
Se trata del mayor terremoto registrado en ambos países como mínimo en casi tres décadas, según sus respectivos observatorios sismológicos. Erdogan ha elevado mucho más la dimensión de lo ocurrido. Es, según las palabras del Presidente turco, “la mayor tragedia del último siglo desde el terremoto de Erzincan en 1939”, que dejó unos 30.000 muertos. Por ello, ha decretado siete días de luto nacional. El movimiento se ha sentido con fuerza en los países vecinos, entre los que se encuentran Líbano, Israel, Chipre y Jordania.
Ankara ha emitido una petición de ayuda internacional y varios gobiernos han respondido ya: el Presidente de EE.UU., Joe Biden, ha puesto a disposición de Turquía la ayuda de la agencia Usaid y el vecino Azerbaiyán ya ha enviado a 370 efectivos de protección civil. La Unión Europea también se ha comprometido a prestar asistencia y la de Países Bajos y Rumania ya está en camino.
Numerosas viviendas, muchas de siete u ocho plantas, se han convertido en montones de escombros sobre los que los equipos de emergencia y los propios vecinos trabajan retirando cascotes.
Lluvia y fuertes vientos
Las labores se llevan a cabo en condiciones meteorológicas muy difíciles, pues Turquía sufre una fuerte borrasca con lluvia y fuertes vientos que han obligado a la cancelación de vuelos. En la zona del terremoto, las temperaturas no superan los cinco grados; y localidades como Malatya, donde hay más de un centenar de edificios destruidos, están cubiertas de nieve.
El epicentro del seísmo, que duró unos 30 segundos en torno a las 4.17 hora local (2.17 en la España peninsular), fue la provincia de Kahramanmaras, unos 600 kilómetros al sureste de la capital turca, Ankara, en la zona donde la placa tectónica de Anatolia hace contacto con la placa arábiga. Se produjo a una profundidad de siete kilómetros, y, según el Observatorio Kandilli de la Universidad del Bósforo (Estambul), fue de una magnitud 7,7, que ha sido elevada a 7,8 por el Servicio Geológico de EE UU. Se trata del terremoto de mayor violencia desde el que, en 1999, sacudió la costa del mar de Mármara y Estambul, con un balance de 17.000 muertos. Tras el primer movimiento telúrico, se han producido más de 50 réplicas, y el Observatorio Kandilli advierte de que pueden prolongarse incluso durante un año.
El País