Elección de consejeros constitucionales, entre la desconexión y un posible castigo al oficialismo

Desánimo entre la ciudadanía. Esa es la percepción que distintos sondeos de opinión han levantado en las últimas semanas respecto de los comicios de este domingo donde la ciudadanía está convocada a elegir a los consejeros constitucionales.

Sin embargo, también se ha registrado una disposición a votar, la que choca con el escaso conocimiento sobre los candidatos y sobre la mecánica del segundo proceso constitucional.

Obviamente, estamos frente a un acto eleccionario que no ha concitado tanto interés como el que derivó en la conformación de la Convención Constituyente. 

El hoy Consejo Constitucional no ha levantado igual expectación que su antecesora y las campañas, más allá de la franja televisiva, ha sido modesta respecto de despliegues y más centrada en redes sociales.

El gobierno, por su parte, ha jugado a la prescindencia, tras el fuerte revés que significó el ligar el plebiscito de salida a una suerte de evaluación de su gestión. 

Esto le ha valido la crítica de la oposición, la cual acusa al Ejecutivo de querer controlar el proceso, buscando que vote el menor número posible. Esto, al considerar que en la primera vuelta presidencial participaron 7 millones de votantes y que fueron 7 millones y 900 mil los electores que rechazaron la propuesta de nueva Constitución.

La derecha tradicional, en tanto, teme que, en un ambiente nacional propicio a los discursos populistas, el Partido Republicano y el Partido de la Gente tengan la ganancia de los pescadores ante este río revuelto.

Analistas proyectan que habrá un castigo a los representantes de la coalición de gobierno y que, dependiendo de los votos, lo más probable es que se quiebre la tradicional alianza PPD-PS y que este último opte por quedarse en Apruebo Dignidad.

Todos estos análisis chocan con el hecho de que ésta es una elección que tiene características únicas, como, por ejemplo, la inscripción automática, el voto obligatorio y que, más allá de los candidatos dentro de un pacto, se votará por la capacidad individual.

Lo más peligroso de los posibles resultados del domingo puede ser que esta manifiesta desafección ciudadana se traduzca en un aumento considerable de votos nulos y blancos y, por ende, de poca legitimidad para el Consejo Constitucional.