Necrológicas

Visita a isla Dawson y el necesario “¡Nunca más!”

Por La Prensa Austral Martes 20 de Junio del 2023

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Situada a 100 kilómetros al sur de Punta Arenas, la isla Dawson forma parte del archipiélago de Tierra del Fuego y actualmente sigue albergando la sub base naval homónima.

Pedro Sarmiento de Gamboa la bautizó como isla San Pablo en 1580 y su existencia está ligada, lamentablemente, a episodios trágicos de la historia regional y nacional.

A fines del siglo XIX se levantó allí un campo de internamiento forzoso de indígenas, mayoritariamente selk’nam, aunque en un inicio también estuvieron allí kawésqar. Este confinamiento provocó la muerte de ellos al ser expuestos a enfermedades contagiosas occidentales, todo esto agravado por el hacinamiento y la falta de cuidados médicos.

Pero, también en 1973, isla Dawson se convirtió en el campo de concentración y tortura más austral del mundo, que albergó,  primero, a jerarcas del gobierno derrocado de Salvador Allende y, luego, presos políticos de Magallanes.

Pocos saben que parte de estos tristes episodios motivaron a que en la isla hayan sido declarados oficialmente cuatro monumentos históricos.

La semana pasada se verificó una nueva visita de ex presos políticos, familiares y autoridades civiles y militares a isla Dawson. Esta vez, en el marco de la conmemoración de los 50 años del golpe militar.

Como en las dos ocasiones anteriores, el sentimiento brotó en forma intensa, junto a los recuerdos dolorosos de quienes sufrieron lo indecible en las barracas levantadas para confinar a los prisioneros.

La carga emotiva fue mayúscula y hubo un claro consenso: hay que poner un atajo al negacionismo y preservar la memoria de lo allí ocurrido, pero, a la vez, se debe reparar y trabajar por la reconciliación nacional.

Importante fueron las palabras del comandante en jefe de la Armada, almirante Juan Andrés de la Maza, quien admitió que la Marina no puede desconocer que isla Dawson fue un lugar de detención de prisioneros políticos de la época.

Memoria, democracia, futuro fueron las palabras repetidas y escuchadas de boca de todos quienes fueron parte de esta delegación.

El “¡Nunca más!” estuvo presente y se impone hoy como un imperativo para nuestra sociedad.