Problemas de la educación en Magallanes

Durante el denominado estallido social, una de las demandas de la población fue mejorar la educación chilena, tanto respecto del acceso como de la calidad de la misma.

Por razones obvias, se esperaba que esta administración se presentara muy proactiva en esta materia, debido a que el Presidente y algunos de los miembros estrella de su gabinete fueron parte de la generación de estudiantes de enseñanza media y universitarios que salieron a las calles a exponer sus demandas y presionar a los gobiernos de turno para que respondieran a las necesidades existentes.

Pero, existe una sensación de abandono de este ámbito, no sólo por la interpelación parlamentaria en contra del ministro del ramo, quizás dejándose todo al cronograma del Nuevo Sistema de Educación Pública, creado en 2017 y que está siendo implementado en forma gradual.

Al respecto, llama la atención de que nadie hable en Magallanes de la calidad de la educación y que, en el camino al programado traspaso, se han seguido expresando los problemas mayúsculos que ha tenido la educación municipalizada, dado, principalmente, por la falta de recursos. Sólo recordar el caso enfermizo de la Cormupa, que ha sobrevivido a punta de suplementos constantes desde la municipalidad, solicitudes de adelantos de subvenciones y, en el último tiempo, postergación de la cancelación de los pagos previsionales y de salud de los técnicos y profesionales que dan vida al sistema.

Un problema no menor también se está presentando en municipalidades como Natales, donde a la fragilidad financiera se está sumando otra arista: falta de infraestructura y el sostenimiento de los colegios rurales.

Respecto de lo primero, la jefa de la Cormunat ha advertido que están al límite para atender la creciente demanda por cupos en los colegios y liceos municipales, estando al borde del colapso en ciertos niveles y quedándose sin capacidad de salas para recibir a nuevos alumnos y alumnas. Igualmente, observó la problemática de los gastos extraordinarios que implican mantener colegios rurales.

A esto, también se tiene que agregar que, pese a todas las reuniones sostenidas por el director regional del Slep, pareciera que no existe total claridad de la forma en que comenzará a operar el sistema y qué significará en términos de despido de personal, deudas que tendrán que afrontar las corporaciones municipales y qué harán éstas con todos los profesores, asistentes de la educación y personal administrativo que no sean traspasados al nuevo sistema.

Otro asunto a atender es la tentación de ciertos grupos para hacer un uso político de la implementación del nuevo sistema, tergiversando los hechos, amañando información y, sobre todo, aprovechándose de la ignorancia que existe sobre el tema.