Casen y las cifras que faltan
Hace algunas semanas fueron dadas a conocer las cifras de la última encuesta Casen, lo que llevó a celebrar la baja en los niveles de pobreza alcanzados en nuestro país. Pero, esos datos son promedios que se ven en nuestra sociedad y dejan de lado la variabilidad o los impactos en algunos grupos, en especial en los mayores.
Primero hay que entender que esta encuesta, aunque busca medir desde la multidimensionalidad, está fuertemente impactada por los ingresos percibidos. Por eso, desde esta misma encuesta se deduce que un 6,5% de la población, casi un millón trescientos mil chilenos, vive bajo la línea de la pobreza, monto fijado en $ 216.849. En Magallanes el porcentaje de pobreza extrema es del 3,4%, unas de las más bajas en el país en esa perspectiva. Medida multidimensionalmente, la pobreza en nuestra región alcanza un 6,9% de la población, la más baja del país.
Un dato importante es cómo se genera el ingreso en los mayores: muchos superan la línea de la pobreza, pero esto se debe a los aportes estatales, a través de subsidios, que lo que hacen es complementar las exiguas pensiones, para poder llegar por sobre los doscientos diez mil pesos. Solo basta pensar en nuestro entorno de mayores y vemos que son muy pocos los que superan esa cifra como aporte de pensiones. De allí nacen los múltiples cuestionamientos al sistema privado de financiamiento de la vejez. También de aquí parte el gran interés de cambio al modelo o sistema hacia otros que permitan asegurar un mejor financiamiento de la edad mayor.
Demás está decir que ese valor promedio dista mucho de poder satisfacer las necesidades que en forma creciente -por el impacto del envejecimiento y otras circunstancias asociadas- encarecen la provisión de servicios que requieren para mantenerse en sociedad. Llevándolos a lo que se denomina un empobrecimiento asociado al envejecimiento. Esas cifras hay que bucearlas más detalladamente en estas encuestas. Como, por ejemplo: ¿Cuánto es el ingreso en hogares unipersonales de mayores? ¿Cuántos superan la línea de pobreza? ¿Cuánto representan los aportes en subsidios como ingresos en esos grupos etarios?
El vivir solos sin compañía es una situación social que se va haciendo más frecuente, también en nuestra zona; lo que hace más difícil poder financiar todos los gastos asociados a envejecer y sus consecuencias. Sólo con ayudas estatales directas -como subsidios monetarios o indirectas con subsidios a servicios- muchos mayores alcanzan un piso de sobrevivencia, que además es precario de mantener en el tiempo. Una enfermedad nueva, un agravamiento de su condición de salud llevan a otros requerimientos que difícilmente pueden mantenerse con estos niveles de ingreso para mayores.
Además, debe considerarse que al ser una encuesta de hogares quedan fuera las personas en situación de calle, ya que no constituyen un hogar, así como aquellos más deteriorados o con mayores requerimientos que viven en viviendas colectivas, ya que si fuesen consideradas las variables del deterioro en la situación social y económica de los mayores, sería más complicada y compleja que las aplaudidas cifras comentadas por esta encuesta.
Esta es una medición. Pero debe complementarse con otros datos que la encuesta puede arrojar, sólo como ejemplo considerar qué porcentaje de los mayores siguen en el mercado laboral después de la edad de jubilación. Por ejemplo, a cuánto llega la cifra de personas mayores de 80 años que trabajan aún. Sí, ya que el número de mayores de 80 años como fuerza laboral no es un dato menor. Es el reflejo de la necesidad de los mayores por mantener una economía familiar o personal que permita un ingreso digno y justo, que financie sus requerimientos.
Obviamente que faltan datos regionales, para obtenerlos los centros educacionales regionales deberían realizar la tarea de repetir esta encuesta localmente, focalizada en los requerimientos de los mayores; buscar cuantificar cuánto gasta un mayor en alimentación o salud en la región, cómo y en base a qué alimentos se están nutriendo los mayores. Esto porque con $200.000 mensuales no es posible financiar una dieta mediterránea o saludable, menos aún en Magallanes.
Conociendo la realidad que afrontan nuestros mayores podremos pensar en un plan focalizado y diferenciado de intervención para ellos; que no sólo considere subsidios si no que oportunidades que signifiquen envejecer mejor y más dignamente en el territorio.
Por ahora falta ese diagnóstico y debemos conformarnos con estas cifras nacionales que suenan auspiciosas, pero que tras un somero desglose revelan una falta de información local y focalizada que permitan una mejor ejecución de las políticas públicas en la región.
Por lo pronto, al estar mejor que el resto del país se va a invertir menos localmente, porque habrá que nivelar otros territorios más desvalidos aún. Por eso, la importancia de tener cifras regionales que permitan hacer mejor las cosas. Si no, seguiremos marcando el paso pensando que se hace todo bien; pero los costos los pagan cientos o miles de mayores que viven una realidad muy lejana a ese promedio que nos dice que estamos mejor que el resto del país. Hay que trabajar mancomunadamente por los mayores que están esperando este esfuerzo local. Mucho tiempo ha pasado sin una respuesta efectiva para ellos. Ya es tiempo de hacerlo.