Necrológicas

La infravaloración de la naturaleza es clave en la crisis ambiental

Lunes 21 de Agosto del 2023

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En un mundo donde la diversidad de opiniones y percepciones sobre la naturaleza florece, se revela un desequilibrio crucial entre la valoración humana y las decisiones políticas y económicas trascendentales. Un estudio publicado este mes en la revista Nature plantea un giro de los acontecimientos al arrojar luz sobre cómo esta subestimación generalizada de la importancia de la naturaleza está en el centro mismo de la crisis socioambiental que amenaza nuestro planeta.

En la actualidad, esta “crisis valórica” se manifiesta a través del predominio continuo de un conjunto limitado de valores que se han demostrado insuficientes para afrontar las emergencias dobles de la biodiversidad y el cambio climático.

Esta investigación es el resultado de cuatro años de trabajo de más de cien especialistas de distintos países que participaron en el Panel Intergubernamental para la Biodiversidad y los Servicios Ecosistémicos (IPBES, por su sigla en inglés). 

“Tuvimos reuniones en México, en el País Vasco, con los pueblos originarios, fue muy intenso”, destaca uno de los coautores de la publicación, el Doctor en Ecología y Master en Filosofía, Ricardo Rozzi, director del Centro Internacional Cabo de Hornos para Estudios del Cambio Global y la Conservación Biocultural (Chic). Este investigador, quien además es profesor titular de las universidades de Magallanes y de North Texas, representó a Chile, tras ser convocado por el Ministerio del Medio Ambiente de nuestro país.

 El estudio va más allá de identificar el problema al proponer cuatro “enfoques centrados en valores” que podrían trazar un camino hacia un futuro más equitativo y sostenible.

 1. Reconocer la diversidad de valores: En un mundo con múltiples perspectivas, este enfoque se enfoca en comprender y respetar la variedad de formas en que las personas y sociedades valoran la naturaleza. Desde la perspectiva económica hasta la cultural y la espiritual, todos los matices importan

2. Incorporar valores diversos en la toma de decisiones: Rompiendo con la tradición, este enfoque insta a los tomadores de decisiones a considerar una gama más amplia de valores al tomar decisiones que afecten tanto a la naturaleza como a las personas.

3. Reformar políticas e impulsar un cambio institucional: Desafiando la norma establecida, este enfoque aboga por reformar políticas y fomentar cambios institucionales para que reflejen una diversidad de valores en todas las decisiones relevantes.

4. Cambiar normas y objetivos sociales: Este enfoque llama a promover valores alineados con la sostenibilidad en cada rincón de la sociedad. Esta redefinición de conceptos clave como desarrollo y bienestar es fundamental para lograr un cambio real.

El estudio también pone de relieve cómo los valores basados en el mercado, vinculados a la producción intensiva de alimentos y productos comerciales, a menudo eclipsan los valores no comerciales relacionados con contribuciones esenciales de la naturaleza, como la adaptación al cambio climático y la preservación de identidades culturales. Este enfoque ha marginado a menudo a las comunidades de pueblos originarios y locales, cuya labor en la protección de la biodiversidad ha sido subestimada. 

Los expertos hacen hincapié en la necesidad apremiante de alejarse de la búsqueda de ganancias a corto plazo y crecimiento económico a expensas de la consideración integral de los valores de la naturaleza en las decisiones clave.

 Aunque acuerdos globales como el Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Onu buscan integrar los valores naturales en la toma de decisiones, los enfoques actuales todavía favorecen en gran medida los valores de mercado.

El profesor vasco Unai Pascual, especialista en economía ecológica y uno de los tres líderes del estudio, enfatizó al presentar los resultados la necesidad imperante de comprender por qué los tomadores de decisiones subestiman la naturaleza.

El artículo presenta cuatro metodologías de valoración basadas en (1) la observación directa e indirecta de la naturaleza (por ejemplo, el impacto espacial de los servicios ecosistémicos), (2) expresiones de personas e instituciones sobre sus valores (por ejemplo, encuestas sobre preferencias). (3) el comportamiento de personas en relación con la naturaleza (por ejemplo, disposición a pagar o grado de dependencia de los medios de subsistencia) y (4) la integración de diversas fuentes (por ejemplo, ayuda para la toma de decisiones con criterios múltiples).

 En este último aspecto, el documento respalda los esfuerzos para crear procesos de toma de decisiones más inclusivos y respetuosos, como los propuestos en el Marco de Biodiversidad Global de Kunming-Montreal para detener y revertir la pérdida de biodiversidad, comprometiéndose 188 naciones a la meta de proteger un 30% de los ecosistemas terrestres y marinos al año 2030.

 Causas próximas y últimas

Este estudio no sólo subraya la importancia de valorar la naturaleza en su totalidad, sino que también recalca la necesidad urgente de reevaluar nuestras políticas y enfoques para forjar un futuro más sostenible y justo para todos. La colaboración entre valores diversos puede ser la clave para desbloquear soluciones transformadoras y enfrentar los retos de nuestro tiempo con valentía y determinación.

 Previo a la convocatoria ministerial, Rozzi ya había abordado académicamente las causas próximas, pero también las causas últimas del cambio climático. “Causa próxima es por ejemplo la emisión de carbono, pero ¿por qué la conducta humana, las decisiones políticas nos llevan a generarlo?, esas ya son causas últimas. Y para abordar ese segundo tipo de causas es que se constituyó esta evaluación de los valores. 

 El IPBES es una plataforma semejante al Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), Fue materializado el año 2012, a 25 años de la creación de su predecesor, debido a un reconocimiento de los problemas de extinción de especies y degradación de la biosfera.  Gracias a su trabajo hoy ya se habla de la triple crisis: climática, de biodiversidad y de contaminación, y todas ellas tienen causas próximas y últimas.

 “Mientras la primera evaluación del panel IPBES puso atención en lo que estaba pasando con la biodiversidad, la segunda abordó por qué se estaba llegando a ese escenario y emprendió la misión de determinar qué estaba fallando en la economía, las políticas: esto es, la omisión de dimensiones éticas y valóricas en los análisis de la causas últimas de la crisis socio-ambiental global”, dice Rozzi.

 Desde el año 2018 el Dr. Rozzi ha participado activamente en las discusiones del tema junto con Daniel Alvarez, encargado de la plataforma nacional IPBES en el Ministerio del Medio Ambiente, con quien han trabajado en múltiples talleres sobre valores de la naturaleza. Adicionalmente, Chile creó el Fondo de la Naturaleza y este mes el MMA acaba de lanzar un innovador plan de financiamiento de la biodiversidad en el Centro de Estudios Públicos.

 El director del Chic destaca que entre los especialistas en medio ambiente de distintas tendencias políticas hay un consenso en seguir abordando este tema de las causas últimas.

Este estudio también nos lleva a revisar las soluciones que se proponen, dice. “Los bonos de carbono por ejemplo son un incentivo necesario, pero no suficiente. A veces uno puede por preocuparse solamente del carbono cometer un error. Por ejemplo, mantener como sumidero de emisiones las plantaciones de eucalipto y pino. Sería preferible restaurar ecosistemas complejos. Es como si tienes una enfermedad porque te intoxicaste con una bacteria y te doy un antibiótico que te mata toda la flora intestinal. Pero no significa que los antibióticos sean malos”.

Y siguiendo con la analogía, Rozzi señala que, aunque haga bien el antibiótico, no basta con eso, sino que el paciente tiene que, además hacer ejercicio y tener una buena alimentación. “Es decir hay que dejar espacio para más áreas protegidas, por ejemplo”, compara.

 “En el artículo de Nature se ha incluido el concepto de cohabitantes que he acuñado para invitar a un cambio de paradigma desde uno antropocéntrico hacia uno biocultural que valore a la diversidad biológica, a la diversidad cultural y a sus interrelaciones. Cohabitar en tramas de diversidad biocultural genera bienestar para el conjunto de los seres humanos y no humanos”, destaca el académico.

 El mensaje central es claro: para lograr un mundo más equitativo y sostenible, debemos abrazar un enfoque que refleje y respete la diversidad de valores que las personas tienen con respecto a la naturaleza. El reequilibrio de nuestras prioridades y la inclusión de todas las voces en la toma de decisiones son esenciales para abordar la crisis global de biodiversidad y el cambio climático, así como otros desafíos socioambientales. 

FUENTE: Richard.García, Agencia Inés Llambías Comunicaciones

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