Denuncia de vecinos contra conductores de autos roncadores
Es uno de los temas que no han tenido solución, pese a que ha estado en la agenda de seguridad pública por más de una década y se trata de una de las demandas ciudadanas más transversales.
Aunque han existido reiterados compromisos por parte de la alcaldía y de Carabineros de cerrar filas y emprender acciones de control y fiscalización efectivas, esto no se ha traducido en una solución del conflicto ni menos en que se aprecie que esté siendo aplacado.
Son cientos los vecinos que, en distintos sectores de la ciudad, deben sufrir por las noches, especialmente avanzada la madrugada, de los ruidos molestos que provocan los autos que deambulan a toda velocidad por avenidas y calles sin silenciadores. Esto está ligado con una ingesta excesiva de alcohol y drogas y con conductas que son, derechamente, antisociales e irrespetuosas con el resto de las personas.
La policía y la seguridad municipal, seguramente, deben tener catastrados los puntos de encuentro para programar carreras clandestinas y aquellas plazas o sectores en que estos conductores se reúnen para beber y drogarse. Pero, la mayor parte de las ocasiones sólo hay excusas, siendo la principal la falta de atribuciones por parte del ente alcaldicio y de personal por parte de la policía uniformada.
Así, los vecinos se sienten indefensos y abandonados. Por ello, dirigentes vecinales llegaron hasta la Fiscalía para interponer una denuncia a nombre del Comité de Seguridad Ciudadana de Punta Arenas, a fin de que se investigue lo que está pasando principalmente en el centro de la ciudad, donde persisten los ruidos molestos y las piruetas de autos, poniendo en riesgo la salud mental de los vecinos y la integridad física de algún transeúnte, a la vez que dañando los espacios e inmuebles públicos.
Adultos mayores, personas enfermas, niños con autismo y otras condiciones especiales o, simplemente, vecinos que necesitan descansar están sufriendo de esta persistente situación.
Sería conveniente que las autoridades competentes volvieran a reunirse y presentaran a la comunidad un plan efectivo para combatir estas conductas que en ciertos casos constituyen delitos, pero que, en general, sólo reflejan una tremenda desconsideración hacia todos los habitantes de Punta Arenas, quienes tienen el derecho de vivir en un ambiente seguro y tranquilo.