La libertad de prensa y su rol en tiempos de crisis
Desde que se estableció, en 1994, el Día Mundial de la Libertad de Prensa, que se celebra el 3 de mayo, ha servido de doloroso recordatorio de lo difícil que es la tarea de los periodistas en el mundo actual. Sólo el año pasado 99 periodistas fueron asesinados en todo el mundo, siendo la mayoría de ellos palestinos. Mientras que más de 300 profesionales fueron encarcelados en el mismo periodo, en 45 países.
No es un buen balance. Desde Medio Oriente hasta América, donde los periodistas han quedado en medio del fuego cruzado de paramilitares y militares, autoridades y narcotraficantes, la tarea de mantener informados a los públicos sigue siendo terriblemente insegura.
La celebración del Día de la Libertad de Prensa debe hacernos reflexionar sobre las formas de convencer por doquier a los gobiernos y las autoridades de que respeten la contribución vital de los medios de comunicación a la construcción de una paz, una democracia y un desarrollo sostenibles.
En Chile creemos, oficial y explícitamente en la importancia de la libertad de expresión y de prensa. Y, en esta línea, el rol de los medios de comunicación en el combate contra la corrupción debe ser un desafío permanente.
En el reciente Encuentro Internacional de Medios Santiago-Chile 2024, realizado en el campus central de la UC, su rector Ignacio Sánchez, planteó que “las organizaciones de prensa tienen un papel ineludible y una voz que nunca debiera ser acallada”, añadiendo que “es gracias al trabajo de la prensa, su valentía y perseverancia, rigor y sentido crítico, que las sociedades se informan y toman decisiones que finalmente impactan en su devenir democrático”.
La firma de la “Declaración de Santiago + 30” por parte de las organizaciones internacionales y nacionales defensoras de la libertad de prensa, no hace más que relevar este rol de la prensa en una sociedad libre, en una sociedad democrática, aunque en estos 30 años de profundos cambios, resulta imperativo proponer una nueva mirada, tal cual lo aseveró Eduardo Sepúlveda, presidente de la Asociación Nacional de la Prensa (ANP).
Entre sus aspectos más destacados, el documento pide a los Estados evitar las narrativas de polarización política; proteger a periodistas; garantizar el libre flujo de información y el acceso a información pública; apoyar la sostenibilidad del periodismo independiente, y alentar condiciones de negociación equilibradas entre medios y plataformas digitales por la distribución de contenidos.
A los medios y al periodismo, se les exhorta a resistir la censura, la autocensura y la influencia indebida; sostener principios de calidad y transparencia; crear protocolos de seguridad para su personal, y reforzar sus políticas de inclusión de género, raza y diversidad. También se les sugiere abordar nuevos modelos de negocio y herramientas que los dote de mayor sostenibilidad.
Estamos convencidos que las democracias sólidas son el reflejo de un país que garantiza el derecho a la información, la libertad de expresión y de prensa, por lo que es menester defender la premisa que mientras más libertad la sociedad le entrega legítimamente a los medios para que informen, porque la ciudadanía tiene derecho a estar informada, esa mayor libertad siempre va acompañada de mayor responsabilidad.
