Evelyn Matthei: un Chile con las fronteras cerradas y una Patagonia… ¡con salmoneras!
Elia Simeone R.
esimeone@laprensaaustral.cl
Anuncia a quien la quiera escuchar que, si gana las elecciones presidenciales, esa misma noche -el 14 de diciembre, en caso de ser en segunda vuelta- viajará a la zona norte a cerrar las fronteras. Frente a su mayor amenaza, los “K” de ultraderecha, plantea que, aunque existe una corriente mundial que se inclina hacia gobernantes de tal linaje, Chile ya superó aquello en los procesos constituyentes fracasados, donde, primero, llegaron los intentos refundacionales de un sector ultra de la izquierda y, luego, la arremetida fallida de los republicanos.
“Creo que la gente ve que hay una seriedad grande en nuestra candidatura, que hay equipos consolidados, que tenemos muy claro cuáles son los principales problemas de Chile”, señala con confianza.
Ya a nivel regional, su postura es clara: el Estado no puede poner obstáculos al crecimiento económico y los ecologistas tampoco pueden enarbolar banderas anti empresas. Por ello, no duda en afirma que, en caso de llegar a La Moneda, habrá una Patagonia… ¡con salmoneras!
“La industria salmonera es clave en esta región, sobre todo para las mujeres. Hay que ver cómo hacerlo bien, pero no bloquearlo todo”, declara resuelta.
Es Evelyn Matthei Fornet, la precandidata presidencial de Chile Vamos que, en su reciente visita a Punta Arenas, habló con El Magallanes sobre los principales lineamientos de su postulación.
Recorrió la ciudad del brazo del alcalde Claudio Radonich y de la ex candidata a gobernadora, Daniela Arecheta, mientras, desde Valparaíso, el senador Alejandro Kusanovic (independiente pro RN) acusaba en la red X que su visita había sido “fraguada en la sombra por quienes en octubre fragmentaron y llevaron a la derrota en el Gore”.
Primarias y el efecto “K”
Hasta ahora, lidera las encuestas presidenciales, pero enfrenta una competencia de sectores de ultra derecha, con los dos “K” que desean arrebatarle el paso a segunda vuelta: José Antonio Kast y Johannes Kaiser.
“Creo que la gente ve que hay una seriedad grande en nuestra candidatura, que hay equipos consolidados, que tenemos muy claro cuáles son los principales problemas de Chile, que estamos elaborando propuestas serias para poder enfrentarlos y que tenemos gente que ha dado muestra de que puede solucionar problemas”, refrendó.
Sobre las primarias, dijo que lo ideal es que sean amplias, donde estén todos los candidatos que representan a los partidos y movimientos que estuvieron por el rechazo durante el primer proceso constituyente.
“Nosotros ganaríamos en primera vuelta y, si además tuviésemos una sola lista parlamentaria, tendríamos mayoría en la Cámara y en el Senado y eso significaría que realmente tendríamos todas las leyes necesarias para enfrentar con fuerza el tema de la delincuencia, de la inmigración ilegal, de reforzar la fiscalía, de contar con una buena ley de inteligencia financiera para luchar contra el crimen organizado internacional”, planteó.
– Pero los dos “K” hasta ahora no se están allanando a eso.
– “Vamos a seguir insistiendo, quedan todavía dos o tres semanas. Tengo la impresión de que la ciudadanía se está empezando a dar cuenta de la importancia que tendría que fuéramos en una sola lista, porque realmente podríamos transformar Chile. Eso es lo que estamos tratando de transmitir en cada minuto y en cada sector, para que ojalá haya una presión ciudadana que nos lleve a unirnos, que es lo que de verdad sería lo ideal para Chile”.
– Si no se da esa primaria y usted tuviera que competir en igualdad de condiciones con, por ejemplo, Kaiser, ¿quién pasaría a segunda vuelta?
– “Mire, con mucha humildad, yo creo que pasaría yo. Ahora, obviamente que eso significa trabajar mucho, dar certeza, dar tranquilidad”.
– El precandidato del Frente Amplio, Gonzalo Winter, dice que él y Kaiser van a pasar a segunda vuelta. ¿Qué le parece?
– “Bueno -comienza a decir con cara de escepticismo-…”.
– Se tienen fe los muchachos.
– “… Nadie sabe”.
– Hay una tendencia mundial donde los candidatos de las derechas más radicales están triunfando. ¿No cree que eso también se reflejará en Chile?
– “Creo que eso ya lo pasamos. Tuvimos un discurso radical con el cambio de la Constitución, un grupo muy de izquierda que arrasó en el primer proceso constituyente y que fracasó. Después, una mayoría muy amplia de republicanos, que también fracasó.
“Hoy la gente no quiere más experimentos. Quiere que se solucionen las listas de espera, que se enfrente la delincuencia. La gente ya no quiere ni un solo inmigrante ilegal más en Chile. Y esos son los temas donde la gente está buscando a alguien que pueda hacerse cargo y hacer una diferencia”.
– ¿Usted comparte con la también precandidata Carolina Tohá el ser mujeres con experiencia y que darían seguridad porque también avalan la política de los acuerdos?
– “Hay en Carolina Tohá obviamente una pasada por este gobierno que no es feliz”.
– ¿Eso le puede jugar en contra?
– “Sí, yo creo que le puede jugar en contra. Porque, al final, ella tuvo que asumir muchos costos que eran en realidad del gobierno, pero donde ella de alguna manera dio la cara. Creo que eso no es una ventaja para ella”.
Mercado y guerra
arancelaria
Evelyn Matthei defiende con convicción la economía social de mercado, diferenciándola del llamado modelo neoliberal. Sostiene que el crecimiento económico y los acuerdos políticos permitieron los mejores años del país, y que hoy existe un ambiente más receptivo hacia esa visión. Sin embargo, enfatiza que este modelo debe ir acompañado de un Estado austero, eficiente y con una activa preocupación por la equidad, algo que actualmente no se cumple. A pesar del elevado gasto social en Chile, afirma que este no logra mejorar la distribución del ingreso, como sí ocurre en otros países, debido a la ineficiencia y burocracia estatal.
Sobre los escándalos como el caso Convenios, Matthei es tajante: lo que se ha evidenciado -contrataciones familiares, fundaciones intermediarias y malas prácticas- es derechamente robo. Critica la apropiación de cargos y recursos públicos como una de las causas principales de la desconfianza ciudadana en las instituciones, señalando que muchos actores políticos actúan con más interés en los privilegios que en el verdadero servicio público.
Matthei advierte que el mundo atraviesa una etapa inicial de una nueva crisis económica, marcada por la volatilidad de los mercados, la caída de las bolsas y su impacto en pensiones y jubilaciones. Destaca la incertidumbre que enfrentan industrias dependientes de insumos extranjeros y exportadores afectados por tensiones comerciales, especialmente con China. Subraya la necesidad de observar atentamente las reacciones de grandes potencias como EE.UU., China y Europa, ante medidas unilaterales que podrían generar oposición interna. Frente a este escenario, plantea que Chile debe enfocarse en la apertura de nuevos mercados y tratados comerciales, y que el país necesita un liderazgo con experiencia tanto en economía como en seguridad.
Patagonia… con
salmoneras
– En términos de desarrollo regional, algunos grupos ecologistas quieren declarar la Patagonia libre de salmonicultura.
– “Muy bonito -replica con ironía-. ¿Y de qué van a vivir quienes trabajan ahí? La industria salmonera es clave en esta región, sobre todo para las mujeres. Hay que ver cómo hacerlo bien, pero no bloquearlo todo.
“En Noruega, por ejemplo, se han propuesto quintuplicar su producción de salmón al 2050, organizando desde el gobierno cómo hacerlo de manera sustentable. Y acá seguimos poniendo trabas”.
– ¿Lo mismo con el hidrógeno verde y otros proyectos productivos?
– “Exactamente. He escuchado que el Consejo de Monumentos Nacionales paraliza obras por “tapitas de Coca-Cola”. En Perú, en cambio, han encontrado momias en Perú, las trasladan y en dos meses siguen con la obra. Aquí, te paran proyectos por tres años. El Ministerio de Medio Ambiente, la Dirección General de Aguas, la subsecretaría de Fuerzas Armadas, todos se demoran años en aprobar permisos, concesiones. Eso no puede seguir así. Es el Estado chileno el que está paralizando el desarrollo”.
– ¿Cómo se soluciona eso?
– “Primero, cambiando personas. Muchos seremis, por ejemplo, no tienen competencias técnicas. Piden más y más antecedentes porque no saben decidir. Después, hay que cambiar reglamentos, normas y procedimientos. Estoy identificando todo lo que se puede cambiar rápido, por vía administrativa, desde la Presidencia. Y también, por supuesto, sacar a quienes no hacen su trabajo”.
Reconoce que no está interiorizada en detalle del Plan de Zonas Extremas, pero valora el potencial de Magallanes y plantea la urgencia de eliminar trabas que frenan la inversión, como la renovación de leyes especiales y concesiones hoteleras próximas a vencer.
Respecto a la Antártica, destaca la importancia estratégica de fortalecer a Punta Arenas como polo logístico, señalando que aspectos como el trato aduanero a la Antártica deben modernizarse con urgencia. Aquí recuerda que fue durante la comandancia en Jefe de su padre en la Fuerza Aérea que se inauguró el aeródromo Teniente Marsh y se levantó Villa Las Estrellas.
“Me siento muy orgullosa del trabajo de mi padre”
– Usted debe estar consciente que en los debates presidenciales la van a confrontar con la violación de los derechos humanos y su padre como parte de la junta militar, de la dictadura.
– “Yo me siento muy orgullosa del trabajo de mi padre, así que no tengo ningún problema con quien me pregunte lo que quiera. Cuando él asumió, viajó de Arica Punta Arenas a todas las unidades de la Fuerza Aérea y les dijo que, si había algún problema de derechos humanos, no solamente él no los iba a esconder, sino que él los iba a llevar a la justicia. Durante su periodo no hay un solo caso de violación de derechos humanos donde esté involucrado alguien de la Fuerza Aérea. Además fue el que reconoció el triunfo del No. Siento que mi padre fue una gran contribución a la democracia de este país y a la convivencia”.
“La migración puede ser un derecho, pero no la migración ilegal”
Consultada cuál sería su primera medida al asumir como Presidenta, respondió inmediatamente como si hiciéramos saltar un resorte: “Viajar esa misma noche al norte del país para ocuparme de cerrar completamente la frontera”.
– ¿Cómo se hace eso? No parece fácil.
– “No es fácil, pero tampoco es imposible. Se necesita equipamiento y unidades operativas. Por ejemplo, la frontera con Perú es más corta —unos 150 kilómetros— y más plana, no es cordillera. Además, Perú coopera mucho en temas de devolución y repatriación. Hoy, lo que ocurre es que se patrulla, se toman huellas, pero igual se permite que las personas ingresen. Eso es lo que debe cambiar: no se debe permitir el ingreso de forma ilegal”.
– ¿Y la frontera con Bolivia?
– “Esa es mucho más compleja: son 850 kilómetros en altura, en la cordillera. Se requiere vigilancia aérea, aviones no tripulados, satélites, cámaras que funcionen día y noche, con o sin nubosidad. Así podremos detectar movimientos hacia o desde la frontera, como la salida de autos robados. Ya sabemos qué equipamiento se necesita, cuánto cuesta y cómo operarlo. No es una fantasía”.
– ¿Por qué no se ha hecho antes, entonces?
– “Por una ideología muy instalada en sectores de izquierda, que consideran la inmigración ilegal como un derecho humano. Yo no comparto eso. La migración puede ser un derecho, pero no la migración ilegal.
“Los países tienen derecho a controlar sus fronteras. Soy nieta de inmigrantes, lo sé bien. En Chile hay muchos migrantes legales que han venido a trabajar y han sido un gran aporte, como lo vimos durante la pandemia. Pero también hemos visto casos como los motochorros -venezolanos que ingresan y a los dos días están robando-. Eso no es aceptable”.
– ¿Qué hará en casos como el de Magallanes, donde se han detenido inmigrantes buscados por la justicia en el resto del país e, incluso, fugados de cárceles? Ya se habla de crimen organizado, internación y producción de droga en Punta Arenas, de compra de avionetas. Eso, hace cinco años, era impensado.
– “El alcalde Radonich me habló de un proyecto de ley que está siendo impulsado por el diputado Bianchi para que se pueda, efectivamente, tener un control de cada persona que entre a la región. Listados de pasajeros que ingresan vía aérea, por los pasos fronterizos con Argentina, por vía marítima. A mí eso me parece bastante razonable. Esta es una región donde se puede saber perfectamente quién entra y quién sale. Debemos cuidar la frontera.
“Cuando cerremos el ingreso por el norte, van a intentar ingresar por el mar o por otros pasos. Por eso tenemos que proteger toda la frontera. Aquí en el sur es más fácil, porque los puntos de entrada son limitados.
“Además, debemos implementar un sistema de cámaras con reconocimiento facial y base de datos. Hoy hay 30.000 órdenes de expulsión que no se están ejecutando, y no sabemos dónde están esas personas. Con un sistema de cámaras, fotos, huellas digitales, podríamos hacer mucho más”.
– ¿Si usted llega a la Presidencia, se podrá esperar una política de seguridad descentralizada, adaptada a cada realidad regional?
– “Por supuesto. Hoy se hacen políticas desde Santiago, para Santiago, y eso ya no da para más. Chile es un país largo, diverso, y las soluciones no pueden ser uniformes.
“El alcalde Radonich me contó, por ejemplo, que desde la Subsecretaría de Prevención del Delito le ofrecieron una moto… ¡en un clima con hielo! O una cámara GoPro, que ya tenía.
Eso es una burla. Lo mismo me dijeron emprendedores y empresarios locales: están llenos de trabas que no consideran su realidad. No se puede seguir con esta lógica”.
Carrera política
La licenciada en Economía irrumpió en la escena política nacional al integrar lo que se denominó la “patrulla juvenil” al interior de RN, en momentos en que ella, Sebastián Piñera, Andrés Allamand y Alberto Espina querían desbancar a Sergio Onofre Jarpa. Luego, sería parte del escándalo conocido como “piñeragate” con radio Kioto incluida (1992). Diputada (1994-1988), senadora (1998-2011), ministra del Trabajo del mismísimo Piñera (2011-2013), se aventuró a ser candidata presidencial en 2013, convirtiéndose entonces en la primera mujer de la centro-derecha en Chile en postular a La Moneda. No pudo contra Michelle Bachellet, se incorporó a la Fundación Chile Avanza, el think tank de centroderecha (2015) y, luego, abrazó la alcaldía de Providencia (2016-2024). Ahora, Matthei vuelve al ruedo presidencial y, para ello, abandonó la jefatura comunal el 9 de diciembre del año pasado.