“Oro Maldito”, novela de Luca Bonacic-Doric Bezzi
Luca Bonacic-Doric Bezzi nació de Milna, Brac, Croacia en 1884 y falleció en Punta Arenas, Chile, en 1961, ciudad a la que arribó en 1896, es decir, a los doce años de edad. Aquí, paralelamente a su profesión de contador, su labor societaria y de difusión cultural, se dio tiempo para la escritura (principalmente de textos históricos). No obstante y en menor medida, cultivó el género narrativo de ficción, y señalamos “en menor medida”, tanto en términos cuantitativos, como cualitativos, pues en este último aspecto debemos recalcar que su narrativa es de clara raíz histórica. Una muestra de ello es “Oro Maldito”, que data de 1941 y que hoy tenemos el privilegio de disponer de una segunda edición, esta vez con el sello de la Editorial de la Universidad de Magallanes. En la misma línea, conjuntamente con esta obra, y según nos informa Ernesto Livacic, Bonacic publicó en 1959 “Panorama de tierras bravías, novela histórica magallánica” (entregada en forma de folletín en el Boletín Ganadero). Luego, en 1952, su cuento “Frágiles y fugaces corazones” fue incluido en la “Antología del cuento magallánico” (Livacic, “Historia de la Literatura de Magallanes”, 1988).
Bonacic sitúa la acción de “Oro Maldito” en la última década del siglo XIX basándose -según sus afirmaciones- en hechos reales en torno a la vida de Antonio Deanov buscador aurífero que se asentó a los pies de los acantilados de Bahía Sloggett en el contorno austral de la Isla de Tierra del Fuego. En su introducción nos advierte: “Hurgando viejos y polvorientos volúmenes de la prensa regional, de un hondo sabor a esta tierra, me inspiré en escribir Oro Maldito en su homenaje, novela histórica de ambiente magallánico”.
Respecto del protagonista, puntualiza: “Son ciertas su vida, su paso por Punta Arenas, la historia del cinturón del oro maldito, el encuentro con su hermana…”, para luego agregar: “… y aquí está la novela, con sus defectos y sus bondades, confundida la realidad con la leyenda de un tierno y romántico idilio”.
En la misma introducción Bonacic señala haber conocido a Domingo Canales, quien habría sabido de la “emocionante y trágica vida de Antonio Deanov”, pues en razón de su oficio convivió durante veintidós días -a mediados de 1897- con amigos y coterráneos de éste en Bahía Sloggett; la información que allí recogió la publicó en la sección “Fragmentos” del Diario “El Magallanes”. Canales fue funcionario y autor del primer plano de Punta Arenas y además conoció del episodio del traslado de los selknam desde Bahía Inútil (paso por Punta Arenas de por medio) a isla Dawson, en su calidad de capitán de ingenieros de la nave que abordaron, en su momento, el gobernador de la época Manuel Señoret y el ministro sumariante del caso.
La revisión de la prensa de la época y las conversaciones con Canales son los insumos con los cuales Bonacic construye este texto que combina -como ya hemos adelantado- componentes de ficción e historia, por lo cual, estimamos, su lectura debiera apoyarse en alguna bibliografía historiográfica; ambos componentes están claramente delimitados en la estructura del libro. Luego de un primer capítulo que ilustra la realidad vivida por muchos inmigrantes que llegaron a la Patagonia y Tierra del Fuego, el autor da rienda suelta a la ficción, con el derrotero de un amor imposible que marca la existencia del protagonista. Un amor que se torna en imposible, no por un factor que inicialmente pudiera haberlo determinado, como lo es la diferencia de clases sociales: virtualmente la del obrero enamorado de la hija del patrón (una suerte de “Corazón de escarcha” novelado, como nos señalara un amigo). El amor se trunca por una serie de desencuentros y por un trágico final. En suma, y por la información aportada por el mismo autor, nos atrevemos a deducir que la ficción predomina hasta aproximadamente la mitad del texto. En lo sucesivo, Bonacic no prescinde absolutamente de ella, pero a través del desenvolvimiento de la trama, nos encontramos con valiosa información histórica de primera mano, que, al confrontarla con las fuentes historiográficas, dan cuenta del valor de esta obra y de la acuciosidad del autor en esta materia.
Continuará…