La persona que más ha influido en la vida de todos
Hoy, en casi todas las casas habrá una hermosa fiesta familiar en torno a las mamás. Es una celebración hecha de encuentros familiares llenos de gratitudes, recuerdos, regalos, salidas y paseos, a veces con peticiones de perdón y promesas de cambio. Es un día de agradecimiento a Dios y a nuestras mamás que nos dieron la vida, a las mamás que están con nosotros y a las que ya están eternamente con el Señor. Es, sin duda, una de las celebraciones familiares más cargadas de contenido.
Es tan expresiva la figura de la mamá en la vida de todas las personas que -sin duda- es muy bueno que exista este Día de la Madre. Un día en que prestamos particular atención a esta relación afectiva que permanece toda la vida, que ha marcado en modo decisivo la vida de cada persona y, agradecidos, las festejemos a ellas. También, es inevitable el movimiento comercial en torno a este día, pero la figura de la mamá es tan potente que no se deja distorsionar por la parafernalia comercial propia de esta fiesta.
En el Día de la Madre cada uno tiene gratitudes muy concretas hacia su mamá, y cultivar esas gratitudes y expresarlas nos ensancha el corazón (y no olvidemos que quien vive con el corazón agradecido, vive contento). Agradecer y festejar a nuestras mamás nos sitúa al interior de una vivencia fundamental de todas las personas en cualquier tiempo, lugar o cultura. Es una fiesta del género humano y celebrarla con corazón agradecido nos hace más humanos.
Es una fiesta hermosa en que celebramos a esa persona única en la vida de cada ser humano. La mamá es la mujer que acogió el regalo de la vida, la cuidó para que naciese la persona que es cada uno de nosotros, y luego en una interminable cadena de generosos sacrificios nos alimentó, cuidó nuestra salud, veló nuestro descanso, procuró darnos lo mejor en todos los aspectos de la vida que estaban a su alcance, nos enseñó las principales cosas de la vida, desde enseñarnos a hablar hasta enseñarnos a dar y recibir amor y perdón. También, en muchos casos, la mamá fue la persona que nos enseñó a conocer a Dios y a relacionarnos con El en la oración. Sin duda -y aunque a algunos les cueste reconocerlo- la mamá es la persona que más ha influido en lo que somos y en el modo en que somos como personas.
Así, la figura de la mamá es -como dicen los psicoanalistas- uno de los arquetipos fundamentales del género humano. Por cierto, no se trata de idealizar a nuestras mamás, pues en ellas también están las huellas de la fragilidad humana con todas sus sombras, pero se trata de valorar y acoger en el amor a esta persona luminosa que nos ha dado a luz e iluminado las vivencias fundamentales del corazón humano.
En medio de la celebración familiar, quizás, podría ser significativo que en este día podamos dar la palabra a nuestra mamá y pedirle que nos diga a los hijos y cada familia lo que piensan de cómo estamos viviendo, de lo que podemos hacer mejor, de lo que necesitamos cambiar, de lo que ellas verdaderamente desean para nosotros y para la sociedad en que vivimos.
Lo más seguro es que, por ejemplo, ninguna mamá con el corazón bien puesto aprobaría las diversas formas de corrupción que muchos practican, o se sentiría contenta con el consumo de alcohol o drogas que mata a tantos, o que alentaría la agresividad y violencia con que muchos se comportan, o que felicitaría a los suyos por el materialismo, el egoísmo y falta de solidaridad en que viven inmersos. Probablemente, hay una larga lista de las muchas cosas que las mamás tienen que decir -con una palabra que brota desde el amor- por el bien de sus hijos. Es una palabra que siempre vale la pena escuchar.
De la misma manera, así es como actúa la mamá del Señor Jesús, la Virgen María, que en los evangelios habla muy poco -sólo unas cuantas frases- pero dice mucho. Incluso, nos da el mejor consejo de una mamá a sus hijos al decir: “hagan todo lo que él -el Señor Jesús- les diga”.
Un saludo lleno de cariño y gratitud a todas las mamás, a las que ahora lo son, a las que quisieron y no pudo ser, a las que lo intentan, a las que sin serlo ejercen como tales, a las que un día lo serán, a todas las creadoras de vida y de vínculos. ¡Feliz Día de la Madre!