Muere la “súper madre” canquén colorado que por 16 años anidó en el Centro de Rehabilitación de Aves de Leñadura
Un caso inusual fue el que representó Hembra G, como fue identificada una hembra de canquén colorado, que desde que nació, hace 16 años en el Centro de Rehabilitación de Aves de Leñadura, regresaba constantemente a anidar en el sector, al sur de Punta Arenas. Así, hasta que la semana antepasada no pudo más y tras completar su último ciclo de anidación, se retiró a un rincón para descansar definitivamente.
Todo este último proceso fue seguido con atención por los encargados del centro, que quedaron conmocionados por la muerte de esta especie de ave que se halla en peligro de extinción. El ornitólogo Ricardo Matus relató cómo fue que una de los tantos ejemplares que han sido anillados, se convirtió en un símbolo de la resistencia contra la desaparición.
“Este canquén es parte de un programa de cría que iniciamos como centro, ya que trabajamos con ejemplares que provenían del sector de San Juan y que presentaban lesiones en las alas, que les imposibilitaban volar. Entendiendo que es una especie con problemas de conservación, a partir de estos ejemplares que se lograron reproducir, por primera vez en el año 2005, y luego en 2006, uno de los polluelos se identificó con el anillo G. Y en 2008, vino por primera vez a reproducirse en el mismo centro, junto a un macho que era silvestre. Así fue viniendo todos estos años hasta éste. Entonces, lo que nos tocó ver fue el ciclo completo de vida de esta ave, sus 16 años de vida”, resumió Matus, que reconoció que “rara vez uno llega ver eso y eso lo hace muy interesante, porque es distinto tener un ave en cautiverio, a una que volaba por su cuenta y venía cada temporada a cumplir con su ciclo reproductivo”.
En todo caso, en el área donde se encuentra el centro, en Leñadura, han visto otras aves que regresaron a anidar, pero la diferencia es que Hembra G se instalaba prácticamente en el mismo lugar en que nació.
En el Centro de Rehabilitación de Aves tienen anillados sobre 70 ejemplares de canquén colorado, pero por iniciativa propia. “Es una pequeña medida de conservación que trata de revertir un poco el problema y tiene resultados limitados, porque depende de la escala en que uno lo haga”, establece Matus, que reflexiona que en cuanto a medidas más globales, “no pueden ser trabajos puntuales, de un año; esto tiene sentido solamente cuando se hace un trabajo sostenido en el largo plazo. Puede ser súper interesante que alguien ponga 5 millones de pesos, se hace esto, se saca la foto, pero el próximo año no se hace, es poco probable que haya efectos concretos sobre la población de un ave en peligro. El apoyo hay que considerarlo como un proyecto mucho más a largo plazo y que es un poco difícil de conseguir acá”, lamentó.
Finalmente, Ricardo Matus expresó que para ellos fue muy emotivo el proceso de esta hembra, “que era mayor que nuestro hijo menor, y al final se generan lazos por la estacionalidad, sabíamos que en cierta fecha venía. A partir de este programa se han entendido muchas cosas de cómo funciona la biología de estos pájaros y uno tiene un afecto y apego inevitable”.