Necrológicas
Temen que nuevas protestas vuelvan a afectarles

Negocios del centro siguen en estado de alerta a un año del inicio de las movilizaciones

Martes 20 de Octubre del 2020

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Locataria de calle Bories sostiene que “la cuarentena nos ha permitido vivir tranquilos, como merecemos, lo que nos da miedo es la violencia con la que actúan”.

El 19 de octubre del año pasado, un día después del inicio de las movilizaciones a nivel nacional, Punta Arenas vivió su primera jornada de protestas. Fue un sábado, en que las barricadas, piedrazos, bombas molotov, y gases lacrimógenos comenzaron a ser parte de la vida diaria. Hasta marzo se mantuvieron las marchas, que rápidamente movilizaban a Carabineros, con los consiguientes enfrentamientos. Pero llegó la emergencia sanitaria y dejó de haber manifestaciones masivas, salvo un par de concentraciones puntuales.

Los que más sufrieron en ese periodo de octubre a marzo fueron los comerciantes del centro de Punta Arenas, principalmente de negocios locales, muchos de los cuales no cuentan con un respaldo económico de una cadena. Por eso, a un año del “estallido social” en Magallanes, pocos se atreven a hacer comentarios públicos, por temor a represalias, porque ya bastante tienen que sufrir con un funcionamiento a medias, como el que tienen actualmente, producto de la pandemia. Eso sí, la mayoría permanece cerrado, debido a la cuarentena.

Juan Peña Araya es el representante legal de Mundo Pets SPA, ubicado en Bories, entre Sarmiento y Croacia. Conocido por su venta de artículos para mascotas y servicio veterinario, puntualiza que “las ventas bajaron un 70% y unos días tuvimos que abrir más tarde, cerrar más temprano e, incluso, ni siquiera abrir. Después hubo que invertir en el frontis, poner rejas, latas, cadenas, candados; una inversión de un millón de pesos, más o menos”.

Pero la sensación de inseguridad no terminó, ya que al lado “hay un terreno baldío. En una ocasión hubo un grupo de jóvenes que entró, pero Carabineros actuó rápidamente y los sacó, porque en el segundo, tercer y cuarto pisos, vive gente que pudo alertar”, recordó Peña.

Y a ello se suma la pandemia, que no les permitió recuperar las ventas. Es por ello que “nos hemos podido mantener gracias a recursos propios que hemos invertido, patrimonio personal de los que tenemos acciones en el negocio”, reconoció el representante legal de la compañía, que agradece sí, la disposición de los arrendatarios, que les han dado facilidades para pagar. No así en el caso de los consumos básicos, pues las cuentas de luz, agua, gas y teléfono se han mantenido invariables.

En Ignacio Carrera Pinto, un almacén y fotocopiadora a pasos de Bories, su dueña advirtió que no quería que se revelara su identidad, pero sí comentó que “obviamente afecta si tienes que cerrar más temprano, o estar a los saltos sin saber si pueden entrar y robarte todo. Casi sucedió algo así. Y lo otro es cuidar los ventanales, tenerlos cerrados o estar vigilando. Me quebraron un vidrio que no he cambiado, hasta que pase todo esto”, indicó la comerciante, que calcula que las ventas bajaron un 50%.

En otro local de Bories, entre José Menéndez y Avenida Colón, la administradora no quiso revelar ni su nombre ni el de su negocio, por lo mismo: temor. “Hemos tenido pérdidas invaluables, económicas, físicas. Nos afectó terriblemente en la época de turismo, porque muchos turistas no bajaron de los barcos. Ningún negocio podría sobrevivir con las pérdidas que se mantuvieron en el tiempo”.

Recordó además, que el desgaste emocional fue grande, porque “apenas comenzaban los disturbios teníamos que cerrar, a veces a las 4 de la tarde, otros días no sabíamos si podíamos abrir y para cualquier negocio es crítico pasar por eso y pensar en volver a vivirlo. Hay una incertidumbre muy grande. La cuarentena nos ha permitido vivir tranquilos, como merecemos, en paz, independiente de que las demandas sociales son reales, la delincuencia no la justifica nadie y lo que nos da miedo es la violencia con la que actúan”, finalizó.