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  • José Albino Ruiz Ruiz

Cuatro osados jóvenes emulan la travesía de Magallanes recorriendo los canales de la región

Jueves 22 de Octubre del 2020

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Del Club de Vela de Puerto Wiliams

Anton Bolduev Oyanadel, de 13 años; José Muñoz Sandoval, de 15; Arturo Oyarzún Teiguel, de 17 e Ignazio Venegas Ceballos, de 19, integran esta expedición a bordo del velero Tokerau, con el que hicieron un recorrido hasta Porvenir y ahora se encuentran regresando a la isla Navarino

El Club de Vela de Puerto Williams (Cedena) nació hace tres años, con la idea de coordinar una regata, pensando en la conmemoración de los 500 años del paso de Hernando de Magallanes. Tuvieron dificultades similares a las de los antiguos navegantes, pues no ganaban concursos para obtener fondos. Se consideraba que su idea era muy descabellada: que un velero manejado fundamentalmente por escolares, hiciera una travesía desde la isla Navarino. Considerando que son cerca de 150 estudiantes que forman parte de este club, la idea no era del todo desacertada, aunque por el tema de las medidas sanitarias, actualmente trabajan con cuarenta chicos, del Liceo Donald Mc Intyre Griffiths.

Este año tuvieron el respaldo del Club de Vela Punta Arenas, que les propuso hacer un cruce hacia Porvenir, con los chicos que tienen más experiencia. Se estableció un cronograma y se buscaron los apoyos. El alcalde de Punta Arenas, Claudio Radonich, se mostró interesado, pero siempre y cuando la pandemia estuviera más controlada. La Armada también expresó su voluntad de cooperar, pero como el Covid-19 atacó con singular fuerza en los últimos meses, la travesía debió modificarse.

Tenían pensado el cruce antes de la llegada de los grandes veleros, por ahí por el 16 de octubre, y al final no se pudo hacer. Así que modificaron el itinerario, porque estaban muy entusiasmados, además de reducir la tripulación. Desde Puerto Williams viajaron directamente a Porvenir, cruzaron a Punta Arenas el domingo, para unirse al paso de los buques escuela Esmeralda y Sebastián Elcano. De ahí se dirigieron hasta la bahía Fortescue, para regresar a Puerto Williams, donde llegarán el fin de semana.

Joven tripulación

La tripulación del barco escuela Tokerau está compuesta por Anton Bolduev Oyanadel, de 13 años; José Muñoz Sandoval, de 15; Arturo Oyarzún Teiguel, de 17 e Ignacio Venegas Ceballos, de 19, quienes, bajo la dirección del capitán Eduardo Cruz, también director de la fundación Club de Vela Puerto Williams, y el experimentado instructor y skipper profesional Mauro Carrizo, han vivido esta experiencia en los últimos días.

Todos cuentan con una muy buena experiencia en navegación, ya que practican durante todo el año en las gélidas aguas del canal Beagle, ya sea en cursos o en regatas, y a menudo en condiciones muy duras de viento y temperatura del aire.

Los navegantes

Anton Bolduev Oyanadel, es de Puerto Williams, tiene 13 años, y estudia en el Liceo Donald Mc Intyre Griffiths. Entre sus aficiones, le encantar estar en el club, navegar en Laser, leer, pasear con sus perros y jugar con su hermanito León. Disfruta del trekking, y prueba de ellos es que es el mejor caminando por la isla Navarino. Se proyecta para estudiar ingeniería o medicina y de esta manera poder viajar por el mundo y vivir fuera de Chile.

Como anécdota, recuerda que el primer día que tenía que ir al Cedena, después de haber esperado casi todo el año que lo abrieran por la pandemia, estaba tan nervioso y feliz que buscaba como loco su mochila con su ropa de cambio por toda la casa y no se daba cuenta de que ya la tenía puesta en la espalda.

José Muñoz Sandoval, de Puerto Williams, tiene 15 años, le dicen “Tito” y también es estudiante del Liceo Donald Mc Intyre Griffiths. Le apasiona ser parte del club y, por lo mismo, le costó mucho alejarse de él durante la pandemia. Practica, además, futsal.

Comenzó a navegar Optimist en el año 2017, actualmente navega Laser y vela mayor. Sus expectativas son estudiar turismo aventura o ser profesor de Educación Física, aunque sueña con ser monitor de Cedena y formar a futuros navegantes. Como anécdota, recuerda que su mamá no quería por nada del mundo que participe en el club, pero que ahora es su mayor fan.

Arturo Oyarzún Teiguel cuenta con 17 años, y estudia en el Liceo Donald Mc Intyre Griffiths. “Mi mayor afición es nadar. Siempre estuve cercano al mar, pero el Cedena me cambió la vida, enseñándome a disfrutarlo como lo hago ahora. En el agua y con el viento en la cara me siento libre y conectado con la naturaleza y lo encuentro mágico mirar atrás y ver todo lo que he avanzado, sólo con el viento en la vela de mi barco”, cuenta Oyarzún, que navega desde los 11 años, primero en Optimist, ahora en Laser.

“Mi deseo es estudiar ingeniería en gestión de expediciones y ecoturismo.

Finalmente, Ignacio Venegas Ceballos, es el mayor de todos, puesto que suma 19 años. También estudia en el Liceo Donald Mc Intyre Griffiths. Es el sexto de ocho hermanos y competía en handbol cuando estudiaba en el Colegio Alemán de Villa Alemana. Al llegar a Puerto Williams entró a vela por el colegio y de ahí en adelante ha sido su pasión. También le gusta pintar óleo, tocar el piano y escuchar música de cantantes como Dean Martin, Frank Sinatra, Tom Jones, Raphael, Nino Bravo y Jorge Negrete.

Navega en Laser y comenzó en el año 2019. Desea estudiar la carrera de Control de Tránsito Aéreo y comprarse un velero para vivir en él y navegarlo cada vez que pueda, y algún día hacer de eso su vida.

La travesía

Tras salir de Puerto Williams, el 5 de octubre salieron al canal Beagle. Al día siguiente pasaron por el canal Ballenero hasta el canal Brecknock, uno de los pasajes más delicados del viaje, ya que está parcialmente abierto al océano y por lo tanto particularmente expuesto al mal tiempo. Incluso tuvieron que hacer un recorrido de noche.

Después de haber atravesado el canal Brecknock y sus pasajes a menudo un poco turbulentos durante la noche, al emerger en el canal Cockburn, el Tokerau finalmente pudo soltar las escotas y aprovechar las favorables condiciones de navegación, con viento libre o de aleta, para navegar a buena velocidad hasta el canal Magdalena. Como iban bien en el tiempo, aprovecharon de recorrer el canal lateral Gabriel, que permite conectarse al seno Almirantazgo, conocido por su riquísima fauna marina y en particular por sus colonias de pingüinos rey, elefantes marinos y albatros.

En medio de la jornada y en el extremo del canal Gabriel, se amarró el ancla del Tokerau en la caleta El Che, de seno Filton, donde la tripulación pudo disfrutar de un merecido descanso luego de la estimulante, pero sin embargo agotadora navegación de unas 36 horas desde el canal Ballenero.

Entre el quinto y séptimo día de navegación recorrieron el seno Almirantazgo, un valle glaciar profundo bordeado por impresionantes acantilados y paredes verticales que se hunden en la cordillera Darwin. Con la aproximación de un frente muy activo pronosticado para el fin de semana, el Tokerau encontró, en el fondo de la bahía Brookes un refugio seguro y un anclaje idílico en la caleta Punta Baja para dejar pasar el mal tiempo.

El octavo día llegaron hasta Porvenir, pero como no pudieron cruzar hacia Punta Arenas, ya se encuentran realizando el viaje de regreso hacia Puerto Williams. Y si bien la celebración de la travesía de Magallanes no fue como la esperaban, cada jornada de navegación quedará atesorada, para siempre, en la memoria de estos cuatro jóvenes navegantes.

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