Descentralización de los 500 años
Igual que la travesía naviera que se recordó, ya está quedando atrás la estela del programa conmemorativo de los 500 años desde que Hernando de Magallanes hallara, para los europeos, el paso marítimo que fue tan fundamental para las rutas comerciales, la posterior primera circunnavegación del globo terráqueo, los actos soberanos de la naciente república chilena y su proyección hacia la Antártica y, en definitiva, la globalización de la cultura.
Hubo muchos bemoles, siendo el primero que ni éste ni el anterior gobierno quisieron hacerse cargo realmente de la preparación del programa y, con cierta indolencia, abrieron la cancha para que sólo el alcalde de Punta Arenas terminara siendo el actor fundamental del mismo.
Más que cuestionar al jefe comunal por aquello, las críticas deben ser dirigidas, en primer término, a todos los intendentes que, en la última década, fueron incapaces de alzar la mirada y comprender que ésta era una ocasión tan única como especial de volver a colocar a la Región de Magallanes y de la Antártica Chilena en el centro del mundo, como lo hiciera el hallazgo del lusitano hace cinco centurias.
Por defecto, el jefe comunal terminó monopolizando los, a esta fecha y coronavirus mediante, escuálidos actos de conmemoración de la que ha sido calificada la hazaña más grande de la Humanidad.
La Comisión 500 Años de la intendencia -conformada en las postrimerías del gobierno regional que encabezó Jorge Flies y ¿reactivada? durante la actual administración- no cumplió ningún rol y su
desempeño resultó, sencillamente, vergonzoso.
Si hubo un hecho imperdonable en el programa conmemorativo fue el “centralismo” que imprimió Punta Arenas. Se desperdició una tremenda oportunidad de haber descentralizado estas celebraciones y la Presidencia también pecó en aquello.
Cabe destacar los esfuerzos que hizo el alcalde de San Gregorio por aportar a esta fecha significativa con la inauguración de una obra escultórica en Punta Dungeness, al igual que el entusiasmo de un grupo de privados que permitió instalar el Reloj Solar Ecuatorial en Primera Angostura.