Lo que viene es: ¡más participación!
Cerradas las urnas y con el amplio resultado de la elección, con ojos emocionados y esperanzados salió el pueblo a manifestarse, de manera pacífica, sin atentados a la propiedad privada ni a los espacios públicos. Esto no era contra nadie sino a favor de una oportunidad histórica para iniciar un camino hacia una nueva Constitución a través de una convención donde los constituyentes serán elegidos mediante votación popular. Esto no ha ocurrido en la historia de Chile, y será la primera vez además donde se cumplirá paridad de género.
Falta avanzar en establecer cupos a los representantes de los pueblos originarios, y hacer más expedita la inscripción de personas sin afiliación a partidos políticos, de modo de garantizar la celebración de pactos entre independientes, y también la incorporación de independientes en los pactos de alianzas políticas. En esto hay que seguir empujando desde todos los espacios posibles.
Es importante elegir bien, y creo que por sobre todas las cualidades o características de los candidatos, deben prevalecer al menos dos. La primera es elegir a buenas personas que den testimonio de su sentido societario, ya que no necesitamos llaneros solitarios, ni reyezuelos, ni ególatras. La segunda es una real vocación de participación y diálogo con las comunidades, pues elegir a alguien y no tener un vínculo o mecanismos de participación durante el proceso es arriesgado para sentirlo como propio. Si uno se equivoca o se siente defraudado con un candidato o candidata electa en el espacio municipal, parlamentario o regional, Ud. tiene la oportunidad de castigarlo en otra elección no votando por ese candidato o candidata. Pero en el caso de los constituyentes comparados con otros cargos de elección popular, no hay otra oportunidad para manifestar su rechazo o castigo electoral si siente que no cumplieron sus expectativas. Por ello, hay que evitar generalizaciones como las que algunos interesados pretenden instalar, señalando que sólo deben participar independientes, pues eso no basta para asegurar que a una persona la mueve el interés colectivo, así como tampoco un militante de partido asegura que representa de buena manera los intereses de la comunidad. Insisto, hay personas valiosas en todas las esferas públicas, pero también hay personas que sólo se mueven por interés personal. El desafío es que lleguen a la Convención Constituyente personas buenas y comprometidas con el bien común. Lo bueno es que para elegir existe el voto en democracia, y con adecuada y oportuna información es posible asegurar un proceso exitoso.
No hay que temerle a la diversidad, pues hay que impulsar la mayor presencia de todas las visiones en este proceso, así como que la voz se escuche fuerte desde las regiones, ya que en este proceso se discutirá y propondrá una nueva manera de distribuir el poder, y con ello se abre una oportunidad más audaz de la que ha existido hasta ahora en el proceso de descentralización, que tanto inconveniente ha traído para las regiones y en particular como la nuestra.
Sin embargo, creo en forma paralela se necesita avanzar en resolver los problemas urgentes que se han hecho más visibles en toda esta pandemia. A la desigualdad social, se ha sumado con mayor nitidez la desigualdad territorial entre provincias y regiones, pero también entre barrios o sectores dentro de una ciudad. Frente a esto, no es ético esperar que una nueva Constitución indique el marco legal para avanzar, y tampoco es ético hacer seguir esperando a sectores importantes de nuestra población del apoyo del Estado para poder enfrentar la crisis sanitaria y económica que nos está afectando.