Necrológicas

Mario Vitelle, un gigante en los circuitos de la Patagonia

Domingo 22 de Noviembre del 2020

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La historia del automovilismo magallánico tiene una larga lista de grandes pilotos que han destacado con luces propias en las distintas competencias que se desarrollaban por las distintas rutas y circuitos de esta parte del mundo.

Uno de ellos fue Mario Norberto Vitelle, quien fue uno de los grandes campeones que tuvo el automovilismo en nuestra región y sin duda alguna uno de los más queridos por los aficionados, llegándosele a llamar el “colocolino magallánico” por su gran popularidad entre los aficionados.

Fue considerado una de las mejores “muñecas” en la década de los ‘60, participando en cuanta carrera se le presentaba en el horizonte y en los más diversos escenarios de la Patagonia.

DEBUT CON OPEL

Su debut fue en 1959 en Porvenir con un furgón Opel del ‘56 con el que cumplió una gran actuación, imponiéndose a pilotos de la talla de José Muñiz, Eduardo Riestra, Raúl Chiflett, grandes cartas del automovilismo de la Patagonia argentina.

Luego pasó a tener un Ford Ranchero del ‘57 y continuó con un Ford Mustang del ‘65, auto con el que participó en Río Grande en 1967 terminando tercero detrás de los argentinos Carlos Romero y del propio Chiflett, dando la ventaja de hacerlo con un motor totalmente standard.

La anécdota de la época señalaba que Vitelle viajó de paseo a la ciudad argentina encontrándose con la carrera a la que se inscribió sin pensarlo y teniendo como copiloto a su padre, José Armando Vitelle.

Lugo dispuso de una máquina Dodge cuatro puertas con un motor Mercury 312 que lo modificó en el taller, dejándolo de dos puertas en un trabajo que le dio satisfacciones ya que con ella comenzó a tener sus mejores éxitos.

CARRERA HISTORICA

En una de las carreras más recordadas de la historia del automovilismo regional, el 17 de enero de 1967 Vitelle condujo una Coupe Falcon 1961, única en esa época en nuestra ciudad, en el antiguo circuito “Arturo Prat” contra los grandes exponentes del automovilismo nacional de esos tiempos como eran Boris Garafulic, Raúl “Papín” Jaras y Bartolomé Ortiz, finalizando en el segundo lugar detrás del también recordado Goodfrey Finlayson, superando a Jaras quien llegó tercero.

Pocos días después se disputó la revancha en Río Grande, donde ahí sí la victoria fue para “Papín” Jaras, finalizando Vitelle en la cuarta posición tras mantener un apretado duelo con José Muñiz, el “Caballero del Volante” como se le llamaba por su gran trato y compañerismo con sus pares.

Posteriormente continuó actuando permanentemente en cuanta prueba se organizaba, con lo que fue “puliendo” su manejo y mejorando el rendimiento de su máquina, lo que le permitió ser el primer ganador en la inauguración del autódromo de Cabo Negro en 1971 con el trazado de tierra. Luego de ello continuaron los triunfos con dos victorias en Río Gallegos y una más en Porvenir.

ENTREVISTA

En una nota redactada en 1985 en las páginas de “La Prensa Austral” por el ya desaparecido periodista deportivo Angel Serra Biot, Vitelle revivió su gran pasado en el automovilismo cuando ya tenía varios años retirado de las competencias.

Dejó la actividad competitiva a mediados de los ’70, y como él lo señalaba en la nota “porque la situación se puso difícil. Los tiempos cambiaron y también con ellos la reglamentación ya que los autos no estaban preparados para el circuito que tenemos actualmente”.

“Paulatinamente uno se va quedando y alejando del automovilismo, prácticamente sin darse cuenta, siendo que yo era un hombre que me gustaban muchísimo las carreras, pero posteriormente me fui al norte y fui perdiendo el interés para continuar compitiendo”.

“A pesar de que me retiré de la práctica, algunas veces voy al autódromo para ver las nuevas caras que compiten, pero lamentablemente siempre me encuentro con los mismos pilotos y la verdad que uno sabe prácticamente en forma anticipada quien va a ganar. Creo que se ha perdido el interés por las competencias”, señalaba Vitelle en su comentario sobre el momento del automovilismo a mediados de los ’80.

NO AL ASFALTO

Siendo un piloto que actuó durante toda su carrera deportiva en circuitos de tierra, sin duda que la llegada del asfalto a Cabo Negro no lo miraba como algo positivo.

“Creo que esto del asfalto entregó menos emotividad a las competencias. Eso no significa que no sea en cierto modo atractivo, porque se está observando mayor velocidad que antes, pero insisto que se ha perdido un poco de emoción que precisamente se presentaba en la pista de tierra”.

También Mario se quejaba en esa época del poco apoyo a los corredores “hay mucha gente que tiene entusiasmo, pilotos muy buenos, pero que no pueden correr sencillamente porque no está al alcance de su bolsillo invertir grandes cantidades en un coche de carrera. Todo se hace con el esfuerzo de los mecánicos y a su sacrificado trabajo. Todo está caro y no hay apoyo de parte de las agencias que representan a las marcas”.

De sus inicios recordaba que “un día nos juntamos un grupo de amigos, todos aficionados a las ‘tuercas’, y de esa conversación nació la idea que yo comenzara a competir en el automovilismo que gustaba mucho en Magallanes”.

SUS INICIOS

“Mis primeras actuaciones fueron guiando un Opel ’56 que no me dio muy buenos resultados, pero después adquirí un (Ford) Ranchero que era de (Goodfrey) Finlayson y como él tenía otro similar terminamos siendo rivales en el circuito, pero afuera éramos muy amigos porque me ayudó mucho en mis comienzos, comprándome repuestos en la agencia Ford que él mismo cancelaba”.

Luego, gracias a las carreras, fue conquistando grandes amistades, no sólo de esta parte sino que también de la Argentina, “como José Muñiz, (Raúl) Chiflett, (Carlos) Romero y por el lado chileno (Raúl) ‘Papín’ Jaras, (Boris) Garafulic, (Bartolomé) Ortiz, entre muchos otros. En esa época hacíamos lindas carreras, la verdad que ahora no se han repetido competencias similares”.

“Era gente de gran experiencia y capacidad pero que no eran invencibles. Desde luego aprendimos mucho de ellos, que eran maestros del deporte ‘tuerca’, de los que saqué muchas ideas que fui implementando en mis autos”.

“El entreverarme con figuras del automovilismo nacional y patagónico, que considero fue una gran suerte, me fue motivando cada vez más para seguir adelante y haciéndome popular al extremo que me llamaban el ‘colocolino magallánico’”.

EL PASADO FUE MEJOR

“Siempre se dice que todo tiempo pasado fue mejor y creo que esa época fue la mejor, lo digo honestamente, fue una etapa en la que todos éramos amigos. Actualmente no hay esa amistad que había antes”.

“Recuerdo que cuando terminábamos las carreras nos reuníamos en la casa del campeón y celebrábamos el triunfo como si hubiese sido de todos. Realmente era algo maravilloso que ahora no lo he visto”.

“Ahora todos se enojan y especialmente cuando tiene que ir a la revisión. Yo cumplí el papel de revisor y la verdad es que sólo sirve para enemistarse. Quise actuar derechamente y no resultó, por lo que sencillamente me retiré”.

“Antiguamente no había revisión porque era fuerza libre y cada uno se presentaba con lo que tenía. Era más caro lógicamente, pero todo el mundo estaba contento porque cada uno escondía bajo el poncho un ‘sablecito’. Hay que reconocer que antes era factible actuar en la fuerza libre porque la época lo permitía. Ahora los costos de preparar un auto son altos”.

GRANDES
DIRIGENTES

“En mis tiempos no se cobraba por el espectáculo porque se hacía en el circuito “Arturo Prat”, y la llegada de gente de afuera se financiaba con rifas, fiestas o donaciones. Era otra forma de trabajar”.

“No pretendo hacer comparaciones porque son odiosas, pero los dirigentes de mi época eran realmente trabajadores y esforzados. Hacían muy bien las cosas como lo fueron Mateo Karmelic o Cecil Rasmussen, presidentes que estuvieron en sus cargos durante varios periodos y la verdad es que prácticamente no los dejaban irse. Se conseguía mucho con ellos y estaban en todo lo que era conseguir beneficios para el automovilismo”.

Sin duda que Mario Vitelle fue uno de los grandes referentes del automovilismo en la Patagonia, dejando su huella de gran piloto y de mejor persona en todos los circuitos donde corrió y hasta los días de hoy se le recuerda como uno de los mejores de las rutas australes.

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