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“Patagonia Express” Luis Sepúlveda (4ª parte “El tren del carbón”)

Por Marino Muñoz Aguero Domingo 27 de Diciembre del 2020

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En una estancia de la costa norte del lago General Carrera en la Undécima Región de nuestro país, Sepúlveda (protagonista-narrador) inicia su relación con la Patagonia y sus personajes, respecto de los cuales su amigo Chatwin le había advertido: “No se puede confiar ni en la cuarta parte de lo que dicen los Patagones. Son los mentirosos más grandes de la tierra” (págs. 86 y 87). El narrador se empapa de las costumbres, historias y leyendas de la región, visita Coyhaique, Porvenir, Manantiales, Punta Arenas y Puerto Natales en el lado chileno y en Argentina conoce Río Mayo, Los Antiguos, Río Turbio y Río Gallegos. Al igual que con Chatwin, asistimos a un desfile de imprecisiones geográficas e históricas, en medio del relato de sucesos tales como, las andanzas de Butch Cassidy y Sundance Kid (una, sino la principal, motivación del viaje de Sepúlveda), las matanzas de las razas originarias o las huelgas de los obreros rurales de 1921-1922.

Pero hay algo que encontramos notable a la altura de la página 138 y con indisimulado beneplácito nos devela el gran mérito (para nosotros) de Sepúlveda en este libro y la razón del título de éste. El narrador señala que desde la localidad de El Turbio (estrictamente, Río Turbio a 30 kms. de Puerto Natales) “sale el más austral de los ferrocarriles, el verdadero Patagonia Express, que, luego de doscientos cuarenta kilómetros de marcha que unen ciudades como El Zurdo y Bellavista, llega a Río Gallegos en la costa atlántica”. Deducimos que Sepúlveda hace la distinción con “La Trochita” mencionada por Chatwin y que une Esquel (provincia de Chubut) con Ingeniero Jacobacci (provincia de Río Negro) y que además da el nombre a otro libro de viajes: “El Viejo Expreso de la Patagonia” (1979) de Paul Theroux (también amigo de Chatwin).

  Efectivamente, el “Patagonia Express” de Sepúlveda era el ferrocarril más austral en la época de su viaje (posterior a 1977, si tomamos como referencia la publicación del libro de Chatwin) y lo sigue siendo, pues, todavía existe y funciona (sólo para transporte de carbón). Se trata del Ramal Ferro Industrial de Río Turbio –“El Tren del Carbón”- con una extensión de 285 Km y trocha (ancho de vía) de 750 mm. que corre casi en su totalidad en forma paralela a la línea fronteriza chileno-argentina y a la Ruta 40. Fue inaugurado en 1951 para el transporte del carbón de Río Turbio al puerto de embarque en Río Gallegos (actualmente llega a Punta Loyola a 25 kms. de Gallegos) en un viaje de aproximadamente diez horas. Es un tren de carga al que generalmente se le agregaba carros para el transporte de pasajeros, operando en ocasiones exclusivamente para este último fin en modalidad chárter. El tren pasa por parajes y estancias de la zona: “Julia Dufour”, “28 de Noviembre”, “El Turbio Viejo”, “Laguna larga”, “Glencross”, “El Zurdo”, “Sofía”, “Bellavista”, “Buitreras” o “Palermo Aike”. En sus inicios operó con locomotoras a vapor y posteriormente diésel.

Sepúlveda relata el viaje del protagonista en el que denomina “Tren de los Ovejeros”, con estufas a leña en el interior de los carros de pasajeros (eso es real). Sin embargo, los descuidos geográficos son evidentes, un ejemplo de ello es aludir a las “ciudades” de El Zurdo y Bellavista, que ciertamente están en el recorrido, pero se trata de Estancias ganaderas. En otro yerro incluye a la Estación Jaramillo, donde se desarrolló uno de los episodios finales de las huelgas de 1921-1922 con el fusilamiento de José Font (“Facón Grande”) uno de los cabecillas del movimiento. El suceso de 1922 es efectivo y el escenario también, sólo valga reiterar que este ramal se inauguró en 1951 y aclarar que la Estación Jaramillo se encuentra 620 kms. al norte de Río Gallegos y cercana a la Costa Atlántica.

Pero, más allá de los errores, quedémonos con lo positivo, nuestro querido “Tren del Carbón” de ese carbón extraído también por manos chilenas, es el verdadero Expreso de la Patagonia, el que da el título a un libro de alcance mundial. Este es  el “Patagonia Express”, el de la línea férrea que atravesamos antes del control policial de Chimen Aike en la entrada sur de Río Gallegos, el de las locomotoras y carros que vemos en Río Turbio.

Aprovechamos también de aclarar el mito, de si Sepúlveda estuvo o no en la Patagonia. El escritor vino más de una vez: hay fotos, relatos y testimonios orales y escritos de ello (incluso, un amigo me contó que lo vio acá en Punta Arenas; comprando en el Supermercado de calle Zenteno con Capitán Guillermos).

Nota: hacemos la salvedad que, por su fin exclusivamente turístico, no consideramos como el más austral al “Tren del Fin del Mundo” que circula al interior del Parque “Lapataia” en Ushuaia, Tierra del Fuego Argentina.

* “Patagonia Express”, Luis Sepúlveda -1ª edición (chilena)-. Editorial Tusquets, Santiago de Chile, 2017, 184 pgs. (1ª edición, España, 1995).