Necrológicas

– Olga Patricia Yáñez Vásquez
– Janett Cristina Fariña Mac Donald
– Antonio Eduardo Ruiz Inostroza
– Marta Rosa Figueroa Contreras
– María José Bermejo Pérez
– Ana Celia Douglas Dobson

Mónica Figueroa Muñoz: “Puedo dar fe que en los últimos 27 años, ningún niño se ha ido en adopción al extranjero si no ha pasado por todos los procedimientos legales”

Miércoles 30 de Diciembre del 2020

Compartir esta noticia
636
Visitas

El 1 de febrero de 2021 cumplirá 27 años en Magallanes, una tierra de la que se enamoró, por lo bien que fue acogida, y que eligió para establecerse junto a su familia. La abogada Mónica Figueroa Muñoz hizo acá prácticamente toda su carrera judicial. Primero como secretaria del Juzgado de Menores de Punta Arenas, luego como jueza de dicho Tribunal, para culminar su trayectoria como jueza de Familia. En el último mes de un 2020 que cambió nuestras vidas, la magistrada cerró un ciclo de su vida profesional, al retirarse anticipadamente del Poder Judicial.

Conocimos a Mónica Figueroa a comienzos de 1994 cuando asumió funciones en Punta Arenas, era una jueza atípica para entonces. Pese a los delicados asuntos que debía resolver en materia de Menores, siempre se dio un tiempo para recibir a La Prensa Austral e informar de ciertos aspectos de una determinada causa, sentada en un escritorio donde abundaban los antiguos expedientes en papel cosidos con hilo y aguja. Para la época imperaba el secretismo judicial donde no era fácil que un juez recibiera a la prensa en su oficina, ni menos que diera una entrevista, pues era mal visto por sus superiores, los ministros de la Corte de Apelaciones.

Mónica Figueroa cerró el Juzgado de Menores en 2004 y sobre la marcha asumió en el Juzgado de Familia cuyo inicio, recuerda, fue caótico, con una avalancha de personas esperando divorciarse afuera del Tribunal. De acuerdo a su experiencia, las leyes nuevas crean falsas expectativas en la gente, porque lo judicial no es tan rápido como se quisiera, porque hay que respetar normas y hacer proceso.

– ¿Qué sentimientos la embarga al poner fin a una larga trayectoria ejerciendo justicia de Menores y Familia?

– “Fue como dicen algunos un ‘déjá vu’, en estos días cuando terminé de redactar mi última sentencia, sentí algo similar cuando di mi examen de grado, como que me liberaba de algo, pero a su vez, también, un poco de pena, porque soy una enamorada de lo que hago, trabajé con pasión, con toda mi energía, y siempre traté de ayudar a la gente. Si bien la labor de un juez es impartir justicia, pero, además, se debe ser empático, sobre todo cuando la persona no tiene los recursos económicos y conocimientos, ponerse en el lugar de ellos, y ayudar, lo cual pretendo seguir haciéndolo, a través de la instalación de una oficina, ver si con mis conocimientos ayudo a mujeres vulnerables, ahí veré cómo ir reinventándome”.

– ¿Con tantos años en el Poder Judicial por qué nunca accedió a un cargo de ministro de Corte?

– “Pensé en hacer el curso de ministro de Corte, pero puse en una balanza lo que me significaba eso, quitarle más tiempo a la familia, a mis hijos, por un lado, y por otro, invertir mucho más tiempo en todas las demás materias, porque si yo bien creo dominar la parte de Familia, pero no así lo penal, laboral y civil, lo que significaba una capacitación demasiada extensa. Gracias a Dios tengo un matrimonio de 32 años, hijos profesionales, por lo que siempre traté de conciliar esta labor de impartir justicia con mi rol de esposa y madre, porque resolver conflictos es una tarea difícil, y por lo mismo hay que hacerlo bien, dedicarle tiempo. Por otro lado, para mí la familia siempre fue muy importante”.

– Si tuviera que elegir, ¿se queda con el cargo de jueza de Menores o jueza de Familia, en el entendido que son diferentes formas de administrar justicia?

– “Sin duda me quedó con el de jueza de Familia, porque la importancia radica en que uno como magistrado ve a la gente, aunque ahora con la pandemia mejor ni hablar, porque con esto de lo online, no se siente, uno no ve los rostros de las personas, presencialmente, no ven cuando le están mintiendo, al igual que las partes, los abogados, es una sensación de ser algo muy frío, en cambio cuando veía un papel, en el sistema antiguo, no sabía sencillamente de quien se trataba, pero ahora al tener al justiciable frente a uno, él también sabe que cuando uno dicta un fallo y le da las razones debidamente fundada a la contraparte, siento como aprecian mucho más la sentencia, porque se actúa con mucha más transparencia. También ahora se falla con mucho más conocimiento, porque en el anterior sistema se fallaba en conciencia y en razón de ello había jueces que resolvían a la ligera, muy visceralmente, en cambio en la actualidad hay que aplicar la norma jurídica, además, de los conocimientos que tiene el juez por el hecho de la sana crítica. El otro hecho relevante es la publicidad. Y otra cosa importante, es que también no hay que dejar de desconocer en estos casi 30 años de mi labor, independientemente que no sea suficiente, es la valiosa tarea desplegada por el Sename, tenemos más herramientas para trabajar con los niños vulnerables, porque antes no era mucho lo que se podía hacer. Yo puedo dar fe que cuando llegué a Magallanes, los niños que arrastraban problemas de vulnerabilidad eran porque la familia enfrentaba la falta de recursos económicos, no tenían cómo alimentarse, en cambio ahora los problemas son de otra índole, de carácter de salud mental. Y, no es porque no dé el ancho el Sename, tampoco con Salud, ni los medios económicos que dispone el Estado para evitar que estos niños vulnerables sigan, por ejemplo, siendo los de la ´primera línea’. Viendo las imágenes de las manifestaciones pasadas, muchos de esos ex niños pasaron por mi Tribunal. Yo decía qué ¡más le podemos pedir si nosotros no les dimos nada! La familia no pudo hacer más, porque el Estado no invirtió cuando pudo haberlo hecho, lo ideal entre los 7 y 8 años”.

– En tiempo de pandemia, ¿cómo ha enfrentado el Tribunal de Familia la fuerte recarga de trabajo?

– “Acá los funcionarios no se sacaron un siete, sino un diez. Se pusieron la camiseta y han trabajado hasta muy tarde. Hemos logrado mantener todas las audiencias vía online, distribuimos el trabajo y le dimos importancia a lo que para nosotros es prioritario, la violencia intrafamiliar y las medidas de protección. En esto destaco y valoro el apoyo de Carabineros hacia nuestra labor, cien por ciento. Hemos hecho más de 2 mil audiencias online, pese a la caída a veces del Internet, con una fibra óptica muy frágil. En general todo se hizo con buena voluntad. Muchas veces, nosotros, los jueces, subsidiamos al Estado en muchas labores, porque si bien Familia es Derecho, también en gran parte es un componente social, un componente psicológico, porque aquí no sólo se trata de una norma legal que debe aplicarse, sino de personas que están conflictuadas con la familia, los hijos, la maternidad, distintas áreas, donde hay que ser también un poco psicólogo. En todo caso, en este Tribunal, tenemos la suerte de tener dos consejeros técnicos psicólogos y dos consejeras técnicas asistentes sociales, lo cual ha sido muy relevante. Tener un consejero técnico psicólogo en una audiencia constituye un lujo, porque permite al juez tener otra visión de repente”.

¿Y cómo han manejado el explosivo aumento de demandas de pensiones alimenticias en época de crisis económica?

“Lo que más nos están pidiendo ahora son rebaja de alimentos por la misma condición económica generada por la pandemia. Obviamente las personas no pueden pagar las pensiones porque tienen su contrato suspendido, por los despidos de Mina Invierno, entre otras empresas”.

– La violencia intrafamiliar es otro fenómeno que se ha agudizado en este tiempo, ¿qué tipo de demandas ven ustedes?

– “Nosotros vemos la parte psicológica, lo importante acá es que vemos una violencia psicológica que es denunciada cuando han pasado muchos años, con mujeres que han llegado al Tribunal cuando ya han soportado 10, 15 y hasta 20 años de violencia. Son los hijos que ya en etapa de adultez, instan a la mamá a denunciar un calvario que han arrastrado por años. Esa violencia se ve harto. Lo que sí me llama la atención en Punta Arenas, aunque yo diría en general en todo Chile, es el gran problema de los adultos mayores. Hace 3 ó 4 años era una causa a la semana donde se decretaba una medida de protección a favor de un adulto mayor, ahora todos los días tenemos una o dos causas por abandono, donde los hijos nunca más se preocuparon de sus padres, porque el Estado no tiene dónde tenerlos, los Eleam están colapsados”.

Procesos de adopción

– Una materia delicada, muy sensible y sujeta a permanentes cuestionamientos, es la susceptibilidad de adopción, por el manto de sombra que desde siempre ha rodeado a este tipo de proceso.

– “No sé por qué la gente ha hecho de esto una materia tan complicada. Yo parto del supuesto que las personas que son objeto de un proceso de susceptibilidad de adopción, es porque simplemente no dieron el ancho a ningún programa. Yo puedo dar fe que aquí, en los últimos 27 años, ningún niño de Punta Arenas se ha ido al extranjero si no ha pasado por todos los procedimientos legales. Nadie ha salido de la región poco menos entre gallos y medianoche como solían acusar algunas familias en los noventa (enseguida abre una carpeta y exhibe recortes de publicaciones de La Prensa Austral de la época).

– Y en estos casos, ¿cómo razonaba Mónica Figueroa, como jueza o como madre al momento de redactar sus resoluciones?

– “Ante todo debe primar el interés superior del niño. Es una frase muy manía, muy usada, pero uno tiene que decidir lo mejor para estos niños. Lo que no ocurría en el sistema antiguo. Ahora trabajamos en un programa de intervención con la familia. Al no estar aptos los padres, recurrimos a los tíos, abuelos, agotamos las gestiones, muchas veces sin que se arribe a nada concreto. Reunidos los medios de prueba para resolver la causa, uno queda convencido que lo mejor que le puede corresponder a ese niño es una nueva familia. Yo puedo dar fe que hay niños a los cuales les ha cambiado la vida, desde hasta la forma de caminar. Creo que en mi carrera judicial he dado en adopción a un centenar de niños, proceso donde se nos frustraron dos o tres casos, porque salieron mal. Uno de ellos de tres hermanitos, de distintas edades, porque el Sename no trabajó adecuadamente con la familia adoptante”.

– ¿Qué le parece la investigación que lleva adelante el ministro Mario Carroza, en cuanto a que entre los años 1960 y 1990 salieron del país 20 mil niños adoptados irregularmente y donde están en la mira médicos, matronas, asistentes sociales y jueces de Menores .

– “Esa es otra situación. Tal vez hubo personas que pudieron haber actuado de muy buena voluntad, sin dinero de por medio, pero por algo lo investiga el ministro Carroza. Lo que puedo decir es que yo no acepto bajo ninguna circunstancia que se roben a un niño por pobreza. No es la pobreza la razón por la que un niño deba ser separado de su familia. El punto es otro, es el descuido, el maltrato”.

– Personalmente, ¿ha enfrentado alguna situación de riesgo, fuera del tribunal, en lo cotidiano, por ejemplo, que haya sido reconocida por algún familiar de un niño que haya sido entregado en adopción?

– “Hace tiempo viví un episodio de esta naturaleza mientras compraba en un local de Zona Franca, donde en uno de los pasillos comencé a ser seguida por dos mujeres. Soy muy buena fisonomista, por lo que recordé que a una de ellas le había quitado un hijo. No tuve otra escapatoria que salir por otra puerta y me hice humo por temor a ser agredida. Y cuando salgo de compras, hay quienes me miran bien o me miran mal, pero no ha pasado más allá. En Magallanes tengo una larga historia con mucha gente, de todo ámbito, no he tenido ningún favoritismo porque tenga más dinero o no. Como dice un adagio, ¡los tribunales son como la casa del jabonero, el que no cae resbala!”.

– Y en todo este tiempo, ¿ha mantenido el nexo con las familias adoptantes de niños magallánicos?

– “Con algunas sí. Y también he tenido al menos cuatro casos de padres de estos niños que después se han separado, pero pese a todo han seguido siendo buenos padres. Si bien sobre todo en las adopciones internacionales hay un periodo de seguimiento para ver cómo ha sido el proceso de reinsertarse en su nueva familia, muchas veces el Sename no cumple con hacerlo. En todo caso son organismos reconocidos por el Estado chileno, nada entre gallos y medianoche. Pongo el ejemplo del niño Ignazio Sibillo que se fue en adopción al extranjero, caso que felizmente dio origen al hogar de lactantes que lleva su nombre, al cual insto a la comunidad a apoyar siempre, por ser una institución maravillosa, de lujo, una joya para Punta Arenas, donde a los niños se les da calor de hogar, y que como ex jueza procuraré seguir apoyando, estar ahí”.

– A propósito, ¿que le pareció el cierre del Hogar del Niño Miraflores, desde donde salieron varios menores adoptados hacia el extranjero?

– “Sin duda la labor que cumplió en el tiempo el Hogar Miraflores fue muy buena, aunque mirando a los niños desde otra perspectiva en materia de protección. En estos nuevos tiempos que corren los hogares masivos ya no sirven, si bien antiguamente lo mejor lo que le podía pasar a un niño era irse a un hogar, ahora lo mejor lo que le puede pasar es irse a una familia. Nada puedo decir de las monjas. Desde que estoy acá, jamás un niño salió del Hogar Miraflores si no fue bajo un procedimiento legal, con una Corte de Apelaciones confirmando la medida. Y lo digo con todas sus letras, puedo dormir en paz y con mi conciencia tranquila, porque en estos 27 años no se fue ningún niño declarado susceptible de ser adoptado, sin que antes se agotaran todos los medios para ser reubicado entre su familia”.

– ¿Qué opinión le merece el debate que se reinstala a nivel país tras la presentación de un proyecto por aborto libre?

– “Es un tema que miro desde dos puntos de vista: como jueza y mujer. En lo personal puedo decir que no comparto el aborto. Distinto es si tenemos una violación, ahí lo acepto, porque yo he visto hijos producto de una violación y sé cuál es el daño psicológico que eso le hace a la madre y al hijo, porque esa madre no querrá nunca a ese niño. Y he visto los resultados, y en esos casos lo mejor pudo haber sido un aborto. A mí la ‘pastilla del día después’ me parece algo fantástico, pero de ahí al aborto libre, la verdad tengo mis aprensiones”.

– Por último, ¿comparte la eforma estructural al Sename?

– “El Sename ya no resistía más, pero yo creo más que el Sename, es un problema de Estado, acá pasa por Salud. Y, al respecto Salud tiene mucho que decir, porque los niños que están con conflicto es porque tienen problemas de salud mental, requieren psiquiatra infantil, requieren psicólogo, otros especialistas, pero resulta que plata para eso no hay. Antes era el doctor Vukusich y pare de contar. Realmente el Sename tiene que modificarse con platas suficientes, bien administradas, para contratar profesionales del área de la Salud. Yo sería partidaria que el proyecto, en su parte proteccional, incluyera psicólogos y psiquiatras. Si yo voy a la cárcel, le aseguro que el gran porcentaje de reclusos que tiene entre 20 y 30 años, pasó por el Tribunal de Menores y de Familia. Reitero, es cosa de ver quiénes estaban en la ‘primera línea’ de las recientes manifestaciones, muchos de ellos pasaron por Menores y Familia, y andaban ahí por todas las carencias que tienen en materia de salud mental”.

Mónica Figueroa recuerda que al partir su carrera judicial en el desaparecido Juzgado de Menores contaba con una dotación de 10 funcionarios y hoy se acoge a retiro dejando una planta de funcionarios de 30 personas, con cuatro jueces.

“Me pude haber ido a los 75 años, pero me voy antes, porque corresponde retirarse con dignidad, con las facultades mentales plenas para dedicarme a mi persona, a mi familia. Estos 27 años han sido duros, correr para hacer la pega, tengo una madre que hoy tiene 85 años (vive en La Araucanía) y de la que tengo que preocuparme”, concluyó en el adiós.