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Los Cevas encuentran residencia en la TV

Jueves 14 de Enero del 2021

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A 50 años de su creación

Las restricciones sanitarias impuestas por la pandemia obligaron a los jóvenes de los Centros de Vacaciones de la Diócesis de la Iglesia Católica en Magallanes a planificar dos semanas de trabajo con los niños a través de la pantalla chica para lo cual el canal regional ITV Patagonia se transformó en el principal aliado

“Los Cevas para mí son amor, alegría, esperanza”, describe Catalina Galindo, 21 años, integrante del equipo de la diócesis de la Iglesia en Magallanes que trabaja en la organización de los tradicionales Centros de Vacaciones Solidarios que este verano cumplen 50 años desde su primera versión en 1971.

Al igual que en años anteriores desde el lunes 11 y hasta el viernes 22 los Cevas ya están al servicio de los niños que tradicionalmente en los veranos integran a las actividades en las diferentes parroquias y comunidades cristianas.

Sin embargo, este año en que todo estaba para “sacar la casa por la ventana” y celebrar el medio siglo de labor, la emergencia sanitaria mundial imperante, y del cual la Región de Magallanes no está ajena, impidió la realización tradicional de los Centros de Vacaciones porque no están permitidas las reuniones masivas.

En la pantalla chica

La única opción fue recurrir a una fórmula que se probó en las vacaciones de invierno donde se transmitió Cevas desde la pantalla chica y en una alianza con el canal regional de televisión ITV Patagonia se volvió a esta experiencia, transmitiéndose de lunes a viernes el programa entre las 19 y las 20 horas.

Si bien cada verano han participado, en promedio, unos 1.200 a 1.300 niños en los tradicionales Cevas, se estima que ahora la audiencia aumentará mucho más porque se supone que no sólo los niños miran el programa, sino que también los padres y muchas otras familias y sin siquiera habiendo niños en el hogar, creen los coordinadores y monitores que trabajan este verano en la producción.

Una celebración distinta

Catalina Galindo, estudiante de la carrera de Enfermería de la Universidad de Magallanes, recuerda que desde los 14 años ha venido viviendo los Cevas cada verano y para ella le resulta especial vivir las jornadas de esta forma y sin el contacto con los demás monitores y especialmente los niños.

“Ahora soy parte del equipo de la diócesis y desde hace tiempo veníamos trabajando en como proyectábamos celebrar los 50 años de los Cevas. Planeamos con harta anticipación esta fiesta porque no sólo queríamos llegar a los niños este verano, sino que también a muchos colaboradores como los ex monitores”, señala Catalina Galindo.

Dice que cuando hicieron el programa en invierno pensaban que en verano podrían realizarlo de manera presencial porque tenían una luz de esperanza de reencontrarse entre todos, pero no fue así.

“Nos ha tocado realizar harto teletrabajo con muchas personas y cuesta a veces mantener esta dinámica de manera remota. A veces cuesta transmitir las ideas o sentimientos desde un computador o desde el celular, es un poco complicado. Igual a veces se producen pequeñas diferencias de opinión, pero al rato pasa”, dice Catalina Galindo.

Mensaje de esperanza

Y agrega que hoy el mensaje que están transmitiendo en los Cevas es, además de evangelizar, siempre tener presente el mensaje de la esperanza y que todos volverán a reencontrarse cuando pase esta emergencia sanitaria.

“El autocuidado es muy importante. En invierno también lo dijimos y ahora lo reiteramos que hay que tener esperanza y fe que todo esto pasará”, dice la joven coordinadora.

Trabajo de equipo

Patricio Aedo, profesor, 29 años, es el coordinador general de los Cevas en Magallanes y recuerda que lleva 12 años ligado el movimiento. Destaca el gran trabajo de equipo que hay detrás de estas dos semanas de labores de entrega y participación a favor de los más pequeños.

“Al no ser los Cevas presenciales como siempre ha ocurrido, los niños participan desde sus casas y la única conexión o feedback que tenemos con ellos es que nos envíen sus fotos a través de las plataformas para estar conectados. Igual estamos agradecidos del apoyo de ITV Patagonia y con su señal abierta y por cable suponemos que podemos estar llegando a una audiencia mucho mayor a los 1.200 niños en promedio que acogimos en los Cevas del verano 2020”, advierte Patricio Aedo.

Recuerda que uno de los aspectos que más siente es no poder realizar las jornadas con los niños y monitores en cada parroquia y en los horarios normales desde las 14 a 18,30 horas. Tampoco poder ofrecer las tradicionales onces a los niños y menos realizar los juegos recreativos, las dinámicas de grupos o las pichangas de fútbol. “Se han tenido que acotar todos los tiempos para condensar en una hora de programa”, dice.

Talleres y catequesis

En cada una de las jornadas ofrecen talleres de cocina, entregado algunas ideas de recetas, talleres recreativos, de manualidades y también dedican espacios a catequesis.

Para ello hay cerca de 400 monitores que ordenadamente y por cada parroquia han debido preparar los videos que se muestran en cada uno de los programas y que permiten tener planificados los diez días de los Cevas.

“En esta versión igual nos hemos preocupado de transmitir el mensaje de la esperanza, que el virus desaparecerá y que debemos cuidar nuestras vidas, compartir en familia. Nos tenemos que cuidar todos para que en algún momento en la fe de todos los que somos católicos podremos volver a reencontrarnos como antes”, señala Patricio Aedo.

Dice que se identifica plenamente con los Cevas a los cuales se integró de cuando tenía seis años cuando las colonias de verano también se hacían en la cooperativa Cañadón Grande, en San Gregorio, donde él vivía en aquel entonces.

“Cevas para mí es una instancia de entrega, de servicio a favor de los más pequeños. No sólo en el verano, sino que se puede entregar servicio voluntario durante todo el año”, recalca.

“Bacán hacerlo por televisión”

Benjamín Celedón, 17 años, alumno que este año cursará cuarto medio en el Liceo San José, recuerda que en el verano de 2019 debutó como monitor en los Cevas en la parroquia de Fátima y que esperaba que los centros de vacaciones pudieran realizarse en las parroquias y comunidades como siempre ha sido.

“Es inesperado todo lo que está pasando. Igual es bacán que tengamos la posibilidad de tener estos Cevas tan especiales, de una forma distinta y llevarlo a la televisión para que toda la comunidad pueda ser partícipe. Se mantienen las dinámicas y energía como los Cevas presenciales”, dice.

A Benjamín le correspondió animar en la jornada inaugural y le corresponderá animar en la última jornada. “A pesar que no tenemos contacto con los niños ni nos vemos todos los monitores, sabemos que son muchos niños los que están viendo los Cevas en la televisión”.

Sí admite que el mayor desafío es la motivación y lo difícil que puede tornarse sacar el trabajo adelante, seguir caminando cuesta arriba. “Acá hay detrás muchos meses de trabajo de los monitores que se reunieron en teletrabajo para sacar las ideas adelante y después grabar los distintos videos con los talleres que se planificaron a favor de los niños”, opina Benjamín Celedón.

Una ausencia vital

Vanessa Almonacid, 22 años, estudiante de automatización de sistemas electrónicos de Inacap, señala: “Es muy distinto hacer todo eso. Es raro. Se extraña mucho el trabajo con los niños en las parroquias. Se echa de menos sentir la llegada de los niños, saludarse con los monitores, preparar las onces, servirlas a los niños, hacer los juegos, las dinámicas. Extraño hasta sentir los gritos alborotados de los niños corriendo de un lugar a otro o al momento de jugar en grupos”.

Para ella los Cevas significa muchas cosas: “Para mi es alegría, porque me saca de la burbuja en que uno está. Me saca de la rutina en la que solemos caer cada persona en sus actividades. Me llena en muchos aspectos y me saca de las vacaciones. Es una experiencia muy bonita y cuesta desligarse”.

Vanessa Almonacid recuerda que nunca participó como asistente cuando era niña y recién se integró a los Centros de Vacaciones hace cinco años, siendo monitora en la parroquia San Miguel.

Ellos representan en parte el gran equipo humano de coordinadores y monitores que trabajan en los Cevas del presente, pero ellos también tienen especiales reconocimientos para cada uno de los monitores que trabajaron en el pasado y miles de niños que han dado vida a los Cevas en los 50 años desde su nacimiento.