Necrológicas

Casas de cambio viven la peor crisis al no haber turismo ni flujo de argentinos

Sábado 20 de Marzo del 2021

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– Comerciantes han logrado mantener a sus trabajadores pese a que los movimientos de dinero se han reducido al mínimo.

Nosotros estamos cubriendo nuestros gastos no más. No hay otra opción. Hay que aguantar el chaparrón hasta que abran las fronteras”, dice con cierta resignación Eduardo Opitz, al describir el mal momento que viven las casas de cambios de moneda extranjera que desde hace un año viven un magro escenario.

Para Eduardo Scott, con 20 años en el rubro, las casas de cambio están viviendo la peor crisis y no recuerda otro momento parecido. El cierre de las fronteras y con ello la nula llegada de los visitantes argentinos, como medida precautoria para evitar mayores contagios por el Covid-19, ha repercutido negativamente en un sector que en época normal tenía alto movimiento en la venta y compra de pesos argentinos.

“Ellos son claves en nuestra economía local y mientras la frontera y esta pandemia no termine, la economía local no va a salir adelante”, advierte Eduardo Scott.

Recuerda que así como en los locales de Zona Franca o del mall las tiendas vendían uno o dos televisores al día a un chileno, se vendían otros 10 a los argentinos. Lo mismo que la demanda por restoranes, hoteles, hostales, residenciales, ya que incluso destaca que las empresas de turismo viven en verano de los ingresos del turismo internacional y el resto del año de los visitantes argentinos.

“El argentino, antes de la pandemia, venía en masa a la región. Y ellos vienen con sus pesos argentinos. No vienen ni con dólares, porque no tienen ni les venden en Argentina y menos con pesos chilenos. El intermediario clave para que el argentino invierta en la región son las casas de cambio. El argentino va a la casa de cambio, compra peso chileno y con ese dinero va al comercio, restoranes, hoteles”, explica Scott.

Lamenta que en todo este tiempo de crisis nunca ha llegado alguna autoridad a preguntar a las casas de cambio qué están haciendo para subsistir con su gente.

“Hoy las casas de cambio nos estamos defendiendo porque somos casas de cambio tradicionales y consolidadas con el tiempo. Nosotros llevamos 20 años en el mercado y hoy estamos trabajando a pérdida, a una pérdida bastante importante mensual, que la estamos sosteniendo con los 18 años buenos que hubo”, dice Scott.

Para ello trabajan con lo poco que entra y la venta de pesos argentinos la mantienen con los clientes habituales de las empresas de transportes o camioneros que transitan por Argentina, como también de los transportistas que vienen del norte y traen productos a los supermercados y locales de Zona Franca.

“Estamos sobreviviendo”

Eduardo Opitz, también con dos décadas en el rubro, sostiene que al caer la industria del turismo igualmente repercutió en las casas de cambio de moneda extranjera y que este escenario nunca se había dado.

“Estamos sobreviviendo. Hoy no tenemos movimiento de turistas extranjeros y sólo tenemos ventas por los camioneros que viajan por tierra al norte del país y deben transitar por territorio argentino. Sólo alcanza para cubrir los sueldos”, relata Opitz.

Además, recuerda que si hubo otro momento parecido, pero sin la negativa repercusión de ahora, fue con la devaluación del peso argentino, pero allí las fronteras igual seguían abiertas y los trasandinos venían aunque quizás en menor proporción.

“Esto es primera vez que afecta a todo el comercio mundial, al turismo, que es el sector más afectado y dentro de esta cadena de servicios las casas de cambio”, dice el comerciante.

Además, Opitz y Scott coinciden que la situación recién podría mejorar en el próximo verano registrándose alguna reactivación. “He hablado con algunos clientes de Argentina y no hayan las horas que se reabran las fronteras para venir porque para ellos es un paseo venir a Punta Arenas que tiene mall, Zona Franca, porque allá no tienen el comercio que tenemos nosotros. Vienen a comprar y les sirve de paseo”, sostiene Eduardo Opitz.

Ambos comerciantes señalan que pese al adverso escenario han logrado mantener a sus trabajadores y han evitado tener que recurrir a la Ley de Seguro de Empleo.

“En nuestro caso nosotros somos ocho funcionarios distribuidos en tres locales en Punta Arenas, una en zona franca y dos en el centro. Ninguno fue enviado al seguro de empleo y se les ha seguido pagando el sueldo sin ningún retraso”, afirma Eduardo Scott.