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“Está bien que seamos viejos, ¡pero no nos abandonen!”, clama dializada isleña

Martes 20 de Abril del 2021

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Pacientes deben abandonar su hogar en la isla para radicarse por 15 días, o a veces por un mes completo, en la capital regional

La baja de la calidad de vida de ella y su esposo, ambos de 78 años, relató la porvenireña María Salomé Cárcamo Cárcamo, a causa de sufrir una enfermedad renal que la obliga a mantener un tratamiento de diálisis dos veces por semana en el Hospital Clínico Regional de Punta Arenas, debiendo abandonar su hogar en la isla para radicarse por 15 días, o a veces por un mes completo, en la capital regional. Nos recibe cuestionando “¿qué saco con contar mi caso, si nadie hace nada?”.,

“Realmente una vive parte de su vida fuera del hogar, cuando no tendría porqué salir de mi casa, de mi pueblo. Tienen que hacer algo, ¿qué sacan con tener un hospital de lujo, lleno de profesionales, si al final no hacen nada? ¡Hay que pedir especialistas, pues!. Tengo que ir cada 15 días a dializarme a Punta Arenas y a veces por más tiempo y eso es gastar plata. Mi viejo igual está enfermo (se refiere a Manuel Curguán, su esposo), ya hace tiempo que está en tratamiento porque en el trabajo un virus le agarró los pulmones”.

Nos cuenta que la primera vez que le prescribieron las diálisis, no podía creer que tenía que ir a la vecina ciudad tan seguido, pero se vio obligada a hacerlo. “Son dos veces a la semana, los lunes y viernes y si allá no viviera mi hijo ¿te imaginas qué haría?, pero no es igual porque no estás en tu casa. Sé de gente de acá que están arrendando en Punta Arenas para seguir en diálisis. Yo estuve un año y 6 meses que no pude ir a tratamiento por el coronavirus, porque me operaron dos veces, la segunda para ponerme el catéter, ¡y todavía estoy caminando, fíjate!”.

“Nadie hace nada”

Explica que lo primero que sufrió fue hace 45 años, cuando le dejó de funcionar un riñón. Fue examinada por un médico local, después por otros dos que llegaron en sendas rondas de especialistas, “y lo único que dijeron fue que era el sistema nervioso, después que me dio un ataque, porque sufría desmayos, y al final era a causa del riñón que se echó a perder. Entonces, ¿qué más puedo hacer?, le he dicho a las autoridades, estamos llenos de políticos, pero por nosotros, los dializados, ¡nadie hace nada!”.

Recordó que en una de sus sesiones de diálisis, una profesional que es muy amable, le decía que no era tan complicado tener personal especializado en el tema en el Hospital de Porvenir. “Es cosa de capacitar a los enfermeros y tener un par de maquinitas y listo. Y eso es lo que pido: que mi querido Porvenir tenga esta posibilidad, de dializar acá mismo. Mire, aquí todo está cerca, no cuesta ir al Hospital y no se debe abandonar el hogar, ¡menos una dueña de casa!”.

“Los chilotes no arriamos”

Doña María Salomé asegura que pese a los padecimientos que no la abandonan, entre ellos la hinchazón que generalmente la afecta, sigue haciendo sus cosas en casa, atendiendo a su marido y vendiendo sus verduras de invernadero. “¡Tú sabes que los chilotes no arriamos! Y sigo mi tratamiento en Punta Arenas, primero tres veces por semana y ahora el doctor me bajó a dos sesiones por semana. Y entre todo esto, me caí en esa escalera chiquita que hay a la entrada del Hospital de Punta Arenas y me fracturé la mano izquierda, después de bajar del auto de mi hijo que vive allá. Así que él mismo me llevó a kinesiólogo y ahora ando con la mano a medias, y lo peor es que cuando una es asegurada, ¡le descuentan todo!”.

Respecto a una máquina personal para dializarse, nos hace ver que no la podría comprar y que tampoco le serviría porque son sólo para casos de peritoneo, no para la enfermedad renal que sufre y que la obliga a permanecer tres horas en diálisis. “Gracias a Dios he andado bien, pero lo único que quiero es que traigan equipos de diálisis a Porvenir, tal como le dieron a Natales. Conocí a un señor de Puerto Williams que arrienda una pieza en Punta Arenas para ir a dializarse, así que allá también tienen el mismo problema”.

“Y todos nos juntamos en la sala de diálisis de Punta Arenas, ¡si parece un gimnasio!, qué manera de haber gente enferma de los riñones. Hay tres funcionarios que se levantan a las 4 de la mañana”. Consultada si al menos, para evitar gastos, le dan un pase liberado en el cruce marítimo, asegura que pese a las gestiones hechas por su hija, no lo ha conseguido, salvo el que le proporciona el hospital fueguino.

“Por favor, que esta entrevista la lean los que tienen que ver con este problema que tenemos todos los dializados de Porvenir. Está bien que una sea vieja, ¡pero no nos abandonen!. Eso es lo único que pedimos. Tengo una vecina acá cerca, que no se quiere ir a hacer diálisis, para no dejar su casa. Yo haría lo mismo, pero realmente ya no serviría para nada”, cierra nuestra entrevistada, esperanzada en que se la escuche.