Para vecinos la demanda por viviendas es más profunda que un “recorte” de presupuesto o una falla
No sólo son el recorte presupuestario y los problemas estructurales. El tema es más profundo, apunta a la necesidad de que se garantice la vivienda como un derecho y no como un bien de consumo.
Así lo señala Valentina Bustamante, integrante del grupo de viviendas Alto Kuyen, en la antesala de la convocatoria a un acto público donde se manifestó públicamente la necesidad de contar con políticas habitacionales justas y dignas, donde las personas estén por sobre cualquier “negocio”.
Lo que tímidamente comenzó como una preocupación, con el correr de los días y ante los sucesos posteriores se convirtió en una voz importante que -de acuerdo a la portavoz- tiene que ver con la visión que parecen tener las autoridades respecto del problema habitacional que sufren cientos de familias en Magallanes.
El reclamo que se viene dando desde al menos 2017 sobre los problemas que presentan las estructuras de departamentos han logrado visibilizarse de manera parcial, sin embargo, sumó nuevos aires con el temporal registrado hace algunas semanas y con otro con características de tormenta, el que se dio sobre escritorios cuando se anunció un recorte de recursos para asumir la construcción de futuras viviendas. Se ha hablado de alrededor de $6 millones por cada casa, achacándose el “tijeretazo” al alza de precios de los materiales en tiempo de pandemia. Reuniones, oficios, declaraciones y espera son parte conocida de la historia posterior.
Valeria Bustamante señala que la realidad para las personas de “clase media” que quieren acceder a viviendas resulta asfixiante, con una frase manida pero que lamentablemente, asegura, lo resume todo: “Para el banco uno es muy pobre y para el Serviu, muy rico”. Bajo ese precepto, un subsidio en base al Registro Social de Hogares es prácticamente prohibitivo. Y si se logra pasar esa etapa, viene la larga espera.
Por ello, no es grato que después de superado lo anterior, surjan problemas como el cambio de planes para la construcción y, más aún, que cuando la ansiada solución llega comienzan los dolores de cabeza por las fallas estructurales.