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La construcción como impulso económico regional: un desafío en la formación técnico-profesional

Por Manuel Domingo Correa Baeriswyl Viernes 3 de Septiembre del 2021

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La construcción a lo largo de la historia, ha sido siempre el sector productivo clave y gravitante para enfrentar diversas crisis económicas. Es este sector, el verdadero impulso de la economía, pues cabe observar que no es casualidad que convergen diversos actores claves y relevantes en la industria que forman una verdadera matriz de producción. Comprendemos entonces, que el sector de la construcción fomenta el desarrollo de la industria como materias primas, transporte logístico, servicios diversos que generan fomento al empleo y trabajo que impactan directamente en la sociedad. Es fundamental destacar el desarrollo de la infraestructura urbana, resultado final de las obras de construcción en donde generan un ciclo vital de soporte y desarrollo de espacios públicos y privados los cuales fomentan a su vez, ciclos productivos, comercio y servicios variados como salud, transporte, educación, turismo, bienestar social, etc… Era de esperar que los planes de inversión actuales en nuestra región se centren en respuesta ante esta crisis sanitaria en la reactivación económica por medio de la construcción.

Una construcción que debe ser sustentable y que tenga un cuidado especial con nuestro medio ambiente dialogando directamente con nuestra sociedad civil. ¿Nos preguntamos entonces quiénes liderarán este gran desafío? El rol activo y vinculante de las entidades de educación superior con la industria de la construcción es fundamental. La interacción entre ellos fortalece la formación de capital humano y por ende una mayor productividad ya que integran las necesidades territoriales que la sociedad demanda. La formación debe responder a esta demanda actual del sector productivo que tiene que ser asumida por las entidades de educación superior que forman técnicos y profesionales en la construcción: Un rol de liderazgo, basado en valores y principios que buscan transformar nuestro territorio por medio de las capacidades técnicas logradas según el perfil de egreso, en donde el sello de formación adquirido y logrado tiene que ser la innovación, creatividad, capacidad emprendedora, capacidad de análisis, resolución de problemas, comunicación, colaboración, competencias digitales, aprendizaje continuo, formación ética y responsabilidad ciudadana. Estoy convencido que por medio de esta interacción educación-sector productivo se responderá a este desafío de buscar siempre el bienestar común por medio de la construcción que impulsa la economía y fomenta la productividad territorial de nuestra región.