La cocaína entró fuerte en Magallanes: de 850 gramos en 2017 a 18 kilos incautados en pandemia
Las cifras de la Policía de Investigaciones son indesmentibles, y no hacen más que confirmar el sostenido aumento del tráfico de clorhidrato de cocaína en Magallanes.
Las estadísticas revelan que en 2017 se incautaron 850 gramos de este alcaloide. Esa cifra fue superada con creces en 2018, que cerró con 7 kilos y medio. En 2019 nuevamente se elevó a 12 kilos. Al año siguiente fueron 18 kilos y medio y este 2021, en pandemia, la cifra es de 12 kilos.
Sin contar todas las otras drogas ilegales que han llegado a Punta Arenas, como la marihuana y de síntesis, como las pastillas de éxtasis.
Cultivos indoor
El jefe de la Brigada Antinarcóticos, subprefecto Patricio Flores Pinto, realizó una observación respecto a la Cannabis sativa.
Frente al cierre de las fronteras, a causa de la pandemia se acrecentaron los cultivos indoor.
“Hemos detectado muchos y tenemos gran cantidad de incautaciones de plantas de Cannabis. Esto es principalmente por el encierro, porque hubo un tiempo en que la droga no ingresaba al país porque las fronteras estaban cerradas y eso ocasionó que estas personas comenzaran a adquirir los insumos necesarios para proceder al cultivo de plantas de semillas y después para plantas del genero Cannabis. Está a la vista la cantidad que hemos incautado el último año”.
El próximo año la Brigada Antinarcóticos que dirige cumple 30 años de existencia en Magallanes. Sin olvidar que conforme a las modificaciones del alto mando se les adicionó un segundo apellido: Contra el Crimen Organizado.
“Punta Arenas era una ciudad de tránsito, transportista o agrupaciones criminales que se encargaban de ingresar diferentes tipo de droga a Magallanes, ya sea por las principales rutas, aéreas o terrestres. Pero la pandemia limitó algunos ingresos. Sin embargo hubo una evolución bastante exponencial sobre el aumento de droga, llámese clorhidrato de cocaína, cannabis sativa, cocaína base, y droga de síntesis”.
“Burreros”
Otro fenómeno que trajo aparejada la pandemia del Covid al mundo del tráfico de drogas es la cantidad de personas que son detenidas ejerciendo labores de transporte, conocidos en la jerga policial como “burreros”.
Flores señaló que el año pasado esto fue muy notorio, “porque los transportistas de droga no eran personas ligadas directamente a la organización, sino que captadas para transportarla, ya sea vía ovoide, fajas artesanales, o cualquier otra forma de ocultamiento. Principalmente era gente que estaba con problemas económicos. Ese fue un dato estadístico. Y la desesperación por obtener los llevó a arriesgarse a ser transportistas”.
Banda transnacional
El jefe policial se mostró conforme con los resultados de la “Operación Confederación”, que permitió la reciente detención de 19 personas, 18 fueron formalizados y 17 enviados a la cárcel por el juez Ricardo Larenas Bustos. Uno quedó con arresto domiciliario nocturno y para el cierre de la investigación se fijó un plazo de 5 meses.
Flores destacó los 10 meses de trabajo intenso, que partió en febrero con detectives de la Brigada Antinarcóticos de Punta Arenas.
Al final terminaron involucrados detectives de otras brigadas, como la de Lavado de Activos; la Brigada Investigadora de Sustancias Químicas Controladas y en la fase final, como Punta Arenas depende de la Prefectura Antinarcóticos con base en Valdivia, vinieron detectives de esa zona a apoyar.
Las reuniones eran coordinadas por el fiscal a cargo, el fiscal jefe de Punta Arenas, el fiscal regional, el jefe regional de la PDI y el jefe de Narcóticos local. Todos en conjunto tomaban decisiones y eran informados de todos los informes policiales redactados durante la investigación.
“Logramos determinar que era una banda criminal transnacional, con ingreso de sustancias traídos del extranjero a la Región Metropolitana y luego a Magallanes”, destacó.
Hasta que dieron con la casa de seguridad que arrendaron en el sector sur, a la salida de Punta Arenas, en una parcela, donde los traficantes para llegar lo hacían a pie. Dejaban los vehículos estacionados a una gran distancia, para evitar ser descubiertos.
Pero las vigilancias y fotos captadas en altura con dron no las captaron.
La planificación los llevó a asestar el golpe el día que eligieron. Irrumpieron en 7 inmuebles de forma simultánea en Punta Arenas, más otros 13 en Santiago, y participaron 350 detectives.
El sigilo fue vital. El silencio para evitar la más mínima filtración fue clave para el éxito final de la “Operación Confederación”.