Uniforme escolar: ¿una obligación?

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a pandemia ha afectado a la situación socioeconómica de muchos hogares magallánicos y también ha tenido un grave impacto sobre el nivel de aprendizaje de un vasto grupo de escolares que pertenece al sistema municipalizado y subvencionado de enseñanza.

Precisamente, a establecimientos de estas unidades concurren los niños y las niñas de aquellas familias con menor capacidad adquisitiva y, en varios casos, con menor nivel cultural.

En tal contexto, surge nuevamente el cuestionamiento respecto de la obligatoriedad del uso de uniforme escolar, más aún cuando, a dos meses de iniciarse el año lectivo 2022, la situación pandémica podría, una vez más, afectar la normalidad del funcionamiento de los colegios y liceos.

Lamentablemente, la ley deja en manos de los establecimientos este asunto, cuyos directivos en conjunto con las comunidades educativas pueden decidir sobre la presentación personal del alumnado, así como sobre el uso obligatorio del uniforme.

Se precisa que aquellos establecimientos que opten por exigir uniforme deben velar porque éste sea económico y no ostentoso, de manera que no impida que un niño o una niña asista a clases o grave de manera innecesaria el presupuesto familiar.

Sin embargo, el uso de uniformes institucionales se ha convertido en las últimas décadas en otro apéndice del negocio de la educación. Los precios son realmente elevados y reportan un gasto innecesario para las familias, si se considera que, a veces, la diferencia entre una prenda estándar y una particular la hace sólo una línea de un color que se vincula con tal o cual establecimiento.

En tal sentido, cabe destacar la decisión adoptada al interior del Concejo Municipal respecto de que no se exija el uso de uniforme a los y las estudiantes de los colegios y liceos bajo su dependencia, permitiendo que, de haber clases presenciales, se priorice el buzo como prenda cotidiana.