Macron y Le Pen pelean por los últimos votos tras el debate electoral
- En el último debate los sondeos dieron al Presidente como ganador, aunque la líder de extrema derecha superó su actuación de hace cinco años.
Emmanuel Macron y Marine Le Pen se lanzaron este jueves a por los últimos votos que necesitan para convertirse el domingo en el Presidente o Presidenta de Francia para los próximos cinco años.
El Presidente saliente y la candidata de extrema derecha tienen hasta la medianoche de este viernes para convencer a los votantes que aún dudan, tras un duelo dialéctico que no ha supuesto un punto de inflexión en la carrera hacia el Elíseo.
“Son nuestros compatriotas los que hablarán el domingo. Hasta el último momento, nada está ganado”, dijo Macron en sus primeras declaraciones tras el cara a cara electoral. “Hay que darlo todo”, coincidió -por una vez- Le Pen antes de iniciar su jornada que, en el mismo día en que hace 20 años, su padre, Jean-Marie Le Pen, logró llegar por primera vez al Frente Nacional (hoy Reagrupamiento Nacional, RN) en la segunda vuelta, dio su último mitin de campaña, en el norte del país.
Los sondeos dieron al Presidente centrista como ganador del debate del miércoles: un 59% de los espectadores le consideraron “más convincente” que a su oponente de extrema derecha, que obtuvo la aprobación del 39% de la audiencia, según el instituto Elabe. A pesar de ello, el debate -que fue visto por 15,6 millones de personas, casi un millón menos que en 2017- no ha marcado un punto de inflexión en la campaña. De ahí que Le Pen y Macron no hayan tardado en volver a lanzarse a la carretera.
Ambos eligieron lugares “populares” para arañar esos últimos votos nada desdeñables, aunque las encuestas vuelven a dar un margen más amplio -por encima de los 10 puntos- de ventaja a Macron sobre Le Pen. En cualquier caso, muy alejado de los más de 30 puntos (66% frente a 34%) que le sacó hace cinco años, lo que los analistas consideran una muestra más del éxito del proceso de normalización o desdiabolización de Le Pen, emprendido hace una década e intensificado en estos cinco años de macronismo.
El Presidente de la República apostó por Saint-Denis, en la periferia de París y con una de las tasas de abstención más altas de Francia. Mientras, y antes de pronunciar su último mitin de la campaña en Arras, en el norte del país, un bastión tradicional del RN, Le Pen hizo un alto en el camino para subirse a un camión en un área de descanso en Roya, en el departamento de Somme, otro territorio que votó mayoritariamente por ella. “Soy la candidata de la Francia que trabaja y a la que el gobierno no le hace la vida fácil”, proclamó tras bajarse del camión, cuyo parachoques portaba una pancarta lamentando la condena “a muerte de los camioneros” que supone el incremento del precio de los combustibles.
La líder de ultraderecha ha hecho del poder adquisitivo el principal argumento de su campaña. Pero aunque en el debate del miércoles tuvo una actuación mucho mejor que la catastrófica de 2017, que puso un fin abrupto a su primera final hacia el Elíseo y casi acaba con su carrera política, Le Pen no logró apropiarse del tema que más preocupa a los franceses en estas elecciones. De hecho, en un tenso intercambio, Macron logró desbaratar en buena parte las propuestas de Le Pen, como una bajada generalizada del Iva a las energías fósiles, que la candidata de extrema derecha propone para combatir la inflación exacerbada (aunque menos que en otros países como España) por la pandemia y la guerra de Ucrania. Esta última también sirvió para que Macron lanzara su ataque más duro sobre la candidata de ultraderecha, que hasta el conflicto bélico no ocultaba su cercanía con el Presidente ruso, Vladimir Putin, y cuyo partido tiene un préstamo con un banco ruso afín al Kremlin.