Permanencia de seremis versus cargos de alta dirección pública

• Hablamos de hacer lo que es correcto, de respeto a la legislación, de ética, de moral y, en suma, de decencia.

Traspiés inesperados han complicado al gobierno al momento de definir las delegaciones provinciales y nombrar a los secretarios regionales ministeriales en la región. La verdad es que, aunque son situaciones que pudieran haberse advertido, existía cierta confianza de que iba a ser más fácil definir los cargos y escoger a los profesionales más adecuados para ello en Magallanes por el conocimiento que tiene el Presidente de la realidad y de los personajes de nuestra zona.

Lo primero a aclarar es que nadie puede pretender que Boric haya tenido tiempo para participar en forma directa en cada una de las designaciones, sobre todo con un gobierno en instalación con las urgencias propias de dicho proceso y, además, con los escollos que un par de ministros pusieron en este camino.

Entendiendo aquello, ya tendrán sus representantes en la región y los partidos que lo apoyan que asumir las responsabilidades respectivas por el par de desaguisados que se registraron.

Sin embargo, también vaya una reflexión respecto de situaciones que cada vez están siendo más recurrentes en la vida del país. Cada gobierno tiene el derecho de instalarse y tener cargos de su exclusiva confianza y asesores que compartan su línea ideológica. Ello, sin pretender llegar con una aplanadora, sino que respetando la legislación y valorando el aporte de los funcionarios públicos.

Dentro de estos cargos de exclusiva confianza están los ministros y, en regiones, los secretarios regionales ministeriales. Por esto, llama la atención que -como se indicó anteriormente- cada vez haya mayor reticencia a, producido el cambio de un gobierno, que quienes han representado a la saliente administración presenten sus renuncias, siendo que eso es lo civilizado y moralmente correcto.

Diferente es la situación de quienes han accedido a un cargo, mayoritariamente direcciones, cuando esto ha sido fruto del sistema de Alta Dirección Pública. Se trata de profesionales que han debido sortear un concurso público, donde han competido con gente con un CV impecable y con una trayectoria importante. Ellos tienen el derecho a completar el período para el cual fueron designados o ser indemnizados si es que se les quiere remover.

Hablamos de hacer lo que es correcto, de respeto a la legislación, de ética, de moral y, en suma, de decencia.