Los desafíos del nuevo obispo diocesano
- El nuevo obispo tendrá la tarea de reencantar a los católicos, muchos de los cuales se han alejado de sus parroquias desencantados por el sinnúmero de casos denunciados al interior de la Iglesia y… convocar a hombres y mujeres de buena voluntad a construir en conjunto una sociedad mejor.
En medio de una pléyade de noticias, inquietudes y vicisitudes, los magallánicos conocimos en la víspera la decisión del Papa Francisco de nombrar al sacerdote Oscar Blanco Martínez como el nuevo obispo de la diócesis de Punta Arenas.
Nacido en Puerto Domínguez, IX Región de La Araucanía, Blanco había sido ordenado en 2016 como obispo de la Iglesia de Calama, localidad en la cual se encontraba al momento de recibir el llamado del Nuncio Apostólico comunicándole la decisión papal.
De esta forma, nuestra diócesis tiene certeza respecto del sucesor de monseñor Bernardo Bastres Florence, quien fue designado en tal cargo por el entonces Papa Benedictino XVI en 2006 y al cual el actual Pontífice le había aceptado su dimisión a fines de diciembre del año pasado.
Desde entonces, Bastres ha ejercido temporalmente en nuestra diócesis bajo la fórmula ‘nun pro tunc’ (ahora para entonces), es decir, que su renuncia se haría efectiva con el nombramiento de su sucesor.
Aún persisten las especulaciones del real motivo del alejamiento de Bastres, pero varias de las nuevas designaciones que ha estado realizado el Papa han buscado responder a las inquietudes recogidas en cada congregación.
En el caso magallánico, se ha indicado que han sido los fieles los que pidieron que se nombrara a un obispo que no estuviera adscrito a la orden salesiana, la cual ha estado al frente de la Iglesia magallánica desde mediados del siglo pasado.
Para la feligresía regional, el nombramiento de Oscar Blanco es una buena noticia, pues se trata de un pastor cuya entrega a la Iglesia Católica y humildad son reconocidas.
La posesión canónica de la diócesis ya tiene fecha: el sábado 8 de septiembre. El nuevo obispo tendrá la tarea de reencantar a los católicos, muchos de los cuales se han alejado de sus parroquias desencantados por el sinnúmero de casos denunciados al interior de la Iglesia y ver cómo promueve la fe más allá de quienes ya la profesan, sobre todo pensando en el avance que en la zona han tenido otras denominaciones cristianas y credos disímiles.
También su llegada a Magallanes se producirá a sólo días de que se haya realizado el plebiscito constitucional. Cualquiera sea el resultado de esta consulta, se abrirá una nueva etapa en la vida de los chilenos y de los magallánicos, la que requerirá que valores y principios como la unidad, la solidaridad y la justicia social estén más presentes que nunca en nuestro relacionamiento cotidiano. Sin duda, el nuevo obispo tendrá una labor importante en tal sentido, convocando a hombres y mujeres de buena voluntad a construir en conjunto una sociedad mejor.
