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Dictaduras, protestas y frustraciones

Sábado 8 de Octubre del 2022

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Un misil –“bombas voladoras” se llamaban antes- de Corea del Norte cruzó por sobre la  isla de Hokkaido, en Japón. Sonaron, estridentes, las alarmas ante la posibilidad de un ataque, llamando a la población a buscar refugio.

En el mundo actual las amenazas bélicas tradicionales están siendo superadas por el peligro de un estallido peor. Manifestaciones, aparentemente menos peligrosas, se entrecruzan en todos los continentes. En importantes países recrudece la votación de la Derecha, a veces muy cercana al fascismo. 

La guerra de Rusia contra Ucrania, que por ahora pierde estrepitosamente el régimen de Moscú, podría hacer que Vladimir Putin se tiente a recurrir a su poderoso arsenal nuclear. Expertos citados por The New York Times creen que la posibilidad de un ataque sigue siendo baja, pero no la descartan. Un último esfuerzo para detener la contraofensiva ucraniana sería hacer inhabitable por contaminación parte de Ucrania.

Lo que hace más peligrosas a Corea del Norte y Rusia es que se trata de regímenes no democráticos.

Esta comprobación abre las puertas del pesimismo. Después de la dura experiencia de la guerra mundial, en 1945 parecía que el ideal democrático se impondría tanto en los países derrotados como en las nuevas naciones de Asia y Africa que se estaban liberando del colonialismo.

Ese sueño terminó por frustrarse. En vez de democracias vigorosas, han surgido regímenes populistas, apoyados por las redes sociales sin control. Rusia, tras la disolución de la Unión Soviética, se convirtió en una siniestra dictadura unipersonal. Corea del Norte nunca llegó a ser en una democracia.

Y el recuento de amenazas no termina.

El dron iraní Shahed-136 “kamikaze” es la última adquisición rusa. Se trata de un avión de alas delta que se transporta y lanza desde un camión. Lleva una ojiva de unos 40 kilos. “Cae del cielo sin previo aviso y es lo suficientemente preciso como para golpear un obús o un vehículo estacionado al aire libre”, sostienen los expertos. Al hacerlo, el dron se autodestruye.

Entre tanto, las protestas en Irán parecen encarnar la crisis de una tendencia global de fines del siglo XX. Se las consideraba como una fuerza tan poderosa que incluso el autócrata más fuerte podría no sobrevivir a ellas. Pero -indica The New York Times- sus probabilidades de éxito se han desplomado en todo el mundo, según datos de investigadores de la Universidad de Harvard. Las manifestaciones de las mujeres de Irán son la continuación reciente de estallidos similares en Haití, Indonesia, Rusia, China, incluso Canadá y Estados Unidos. Aunque tuvieron gran impacto, no lograron sus objetivos. 

Esta reversión de la tendencia marca, tal vez, el fin de décadas en las cuales el llamado poder popular fue una fuerza arrolladora en el avance de la democracia. Las protestas masivas se fueron haciendo más frecuentes, con grandes probabilidades de lograr sus objetivos. A principios de 2000, recordó Harvard, dos de cada tres movimientos que exigían un cambio del sistema político tuvieron éxito. Ahora no sería factible esperar resultados similares.

Como para demostrarlo, está  lo ocurrido con el premio Nobel de la Paz concedido a pacifistas de Rusia y Ucrania. Al presidente de Ucrania no le gustó la decisión, pese a que se incluyó una organización de su país ¿Será tal vez porque no cree que tengan éxito?