La voz del hielo
En los albores de las fortalecidas acciones de la Universidad de Magallanes a través de lo que fue la Dirección de Programas Antárticos y Subantárticos (1994) en esa primera época a cargo del glaciólogo Dr. Gino Casassa R., las directrices obviamente eran la exploración y estudios de uno de los ambientes que por excelencia se encuentran esparcidos en cada rincón de nuestra Patagonia Austral, tanto en sus montañas, ni tan altas, pero por latitud muy gélidas y sus disputados campos de Hielos. Esto obligó a la casa de estudios superiores hacerse cargo de las indagaciones pertinentes de sus entornos más inmediatos, como lo son sus glaciares y los sistemas asociados a ellos, tales como su vegetación que le rodea, así también toda su biodiversidad que lo circunda.
Ha sido un largo camino en que tanto científicos como estudiantes han mirado estos parajes remotos y difíciles de acceder como un escenario oportuno y contundente de posibilidades de generar una avance trascendental del desarrollo de las ciencias de la tierra.
Nuestra naturaleza patagónica tiene una riquísima historia de exploraciones y expediciones en estos emblemáticos territorios cargados de glaciares templados, cuyos desarrollos permitió siempre llamar la atención de todo el orbe como lugares excitantes de aventuras y de estudio. Entre ellas las primeras del Padre De Agostini, Tilman, Shipton o Mac Sweeney, todas gloriosas y llenas de mágicas travesías. En lo personal logré organizar algunas en apoyo a la ciencia y la tecnología como lo fue con la Dirección general de Aguas, de la Umag y de otras casas de estudio y algunas exclusivamente con estudiantes de diversas carreras con el solo afán de mostrar a los jóvenes ojos la importancia y belleza de su territorio. Una que destaca por el año 2001 fue con profesores de escuelas, haciendo una travesía en el glaciar Tyndall, otra similar, destacando la participación exclusivamente femenina en este mismo glaciar. Así con el tiempo se consolidan programas académicos que permiten a estudiantes de post grado tomar el entusiasmo por la exploración y el estudio en estos parajes ventosos y fríos, que eran vetados de sus investigaciones por motivo de complejas y peligrosas logísticas. Hoy día esto recae en una excelente organización de un nuevo programa que lleva por nombre PIRP, Programa de Investigación de los Campos de Hielos Patagónicos o Patagonian Icefield Research Program (PIRP), es un programa que orbita en torno a tres objetivos complementarios. El primero es generar un espacio para el desarrollo de investigación de punta a través de proyectos liderados por estudiantes. Cada grupo de estudiantes trabajará bajo la tutoría y supervisión de profesores especializados en glaciología y ciencias afines además de un selecto grupo de guías de montaña con extensa experiencia en Patagonia. El segundo objetivo del PIRP es generar vínculos entre actores clave para el avance de la ciencia: los estudiantes locales, los estudiantes internacionales y la comunidad local.
El programa ofrece una experiencia transformadora en que estudiantes de la Región de Magallanes podrán compartir durante dos semanas con estudiantes y profesores internacionales. Y luego, ofrecerá una instancia de vinculación con la comunidad, para que los estudiantes transmitan a la comuna de Natales las vivencias y lecciones aprendidas de forma amena y cercana. Esta interacción será circular, y el programa se nutrirá también de la comunidad para orientar los proyectos de investigación y su presentación en una dirección que logre un balance entre avance científico y servicio a la comunidad. El tercer objetivo es educacional.
Durante la duración del programa los estudiantes aprenderán a convivir con un ambiente natural y prístino. Aprendiendo técnicas de mínimo impacto, de seguridad y de campamento en una zona caracterizada por un clima que puede ser tremendamente benigno o decididamente hostil. Luego, los estudiantes aprenderán las técnicas de terreno necesarias para desarrollar investigación en entornos glaciares. El programa se realizará en los glaciares Grey y Pingo en el Parque Nacional Torres del Paine, una de las joyas naturales de la Patagonia.