Cambio climático podría afectar sistema inmunológico de peces de la Patagonia y Antártica
Una investigación, recientemente publicada en la revista científica Fish & Shellfish Immunology, reveló que el incremento de las temperaturas condiciona la
respuesta de Harpagifer antarcticus y Harpagifer bispinis ante enfermedades.Harpagifer antarcticus y Harpagifer bispinis son dos especies de peces que habitan en la Antártica y Patagonia, respectivamente, y pertenecen a los nototénidos, un grupo que despierta especial interés científico debido a su presencia dentro y fuera de la Antártica. Esto permite comparar especies con un origen común cercano, pero que habitan zonas térmicamente distintas, siendo el grupo de peces predominante en el continente blanco.
Una de las consecuencias del cambio climático es el aumento de la temperatura de los océanos, lo que puede afectar a un sinnúmero de especies marinas que conviven en un ecosistema perturbado por la presencia de nuevas enfermedades y el incremento de las actividades antropogénicas.
Este contexto motivó a un grupo de investigadores encabezados por la Dra. Julia Saravia, perteneciente al programa de Doctorado en Ciencias de la Acuicultura de la Universidad Austral de Chile (UACh), y el Dr. Luis Vargas-Chacoff, profesor titular del Instituto de Ciencias Marinas y Limnológicas de UACh, investigador del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (Ideal) y del Instituto Milenio Base, a analizar cómo la temperatura es un estresor en el desarrollo de Harpagifer antarcticus y Harpagifer bispinis, dos especies de peces que habitan en la Antártica y Patagonia, respectivamente.
Ambos organismos pertenecen a los nototénidos, un grupo que despierta especial interés científico debido a su presencia dentro y fuera de la Antártica. Esto permite comparar especies con un origen común cercano, pero que habitan zonas térmicamente distintas, siendo el grupo de peces predominante en el continente blanco.
El equipo de trabajo recolectó ejemplares desde isla Rey Jorge (península Antártica) y Punta Arenas para luego simular infecciones virales y bacterianas, tanto en peces como en cultivos celulares primarios (in vitro). Las muestras fueron expuestas a tres temperaturas distintas (2, 5 y 8° grados Celsius) para determinar su reacción.
“No solo nos interesaba evaluar la respuesta del organismo completo, sino que también la respuesta aislada de sus células inmunes a las infecciones en presencia de variaciones térmicas”, explicó la Dra. Saravia, quien también es investigadora del Laboratorio de Genómica y Ecología Molecular Antártica y Subantártica (Lagemas).
El análisis, publicado en la revista científica Fish & Shellfish Immunology, mostró que a 2 °C ninguna de las especies respondió a los inmunoestimulantes, pero sí lo hicieron a medida que se incrementó la temperatura (5 y 8 °C). El estudio determinó que Harpagifer antarcticus presentó una mayor respuesta inmunológica ante el incremento de grados Celsius.
“Aunque esperaríamos que ambos ejemplares respondieran en sus condiciones naturales, estas diferencias podrían estar asociadas a relaciones ecológicas específicas entre hospedador y patógenos, así como umbrales térmicos para la proliferación de microorganismos”, explicó Saravia.
El Dr. Vargas-Chacoff, autor de correspondencia del estudio, aseguró que “este comportamiento es interesante debido a que la temperatura, más que la condición de infección es la que regula la respuesta. Por lo tanto, el cambio climático afectará al sistema inmune de estas especies y condicionará el cómo van a enfrentar futuras enfermedades”.