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A 70 años de la creación de Manantiales

Viernes 23 de Diciembre del 2022
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Víctor Hernández
Sociedad de escritores de Magallanes

 

Parte II y final

El inicio de la explotación industrial del petróleo en Tierra del Fuego incentivó a la Enap para construir una gran Refinería en el litoral central del país. El 27 de octubre de 1950 se tomó el acuerdo de materializar este enorme esfuerzo técnico y económico en la localidad de Concón, al tener aquel lugar mayores facilidades para desembarque, disponibilidad de agua y de energía eléctrica, como asimismo, por la ventaja que implicaba su cercanía con otros centros productivos. Finalmente, la firma estadounidense The M.W.Kellog Co. se adjudicó la propuesta para erigir este gran centro industrial.

Mientras en el invierno de 1952 Magallanes se preparaba para inaugurar la planta gasolinera de Cerro Manantiales, en Concón empezaba la construcción de la Refinería, cuyas primeras zonas de proceso estuvieron terminadas en mayo de 1953. Un año y medio después, el 10 de noviembre de 1954, dicho complejo se ponía en funcionamiento. Así las cosas, durante casi toda la década del 50 del siglo pasado, el petróleo que se obtenía principalmente de la planta de Manantiales viajaba por vía marítima al terminal de Quintero, donde un oleoducto de 17 kilómetros de largo por 12 pulgadas de diámetro lo transportaba directamente a la Refinería de Concón.

El papel preponderante de Manantiales en la extracción de hidrocarburos se mantuvo incólume por lo menos, hasta la inauguración oficial del campamento de Cerro Sombrero el 29 de diciembre de 1960, transformado más tarde en pueblo el 5 de agosto de 1965 y de la importante planta gasífera de Cullen fundada el 12 de marzo de 1962. La ratificación de lo que planteamos lo hallamos en diversas publicaciones de la época. Por ejemplo, con motivo de conmemorarse el décimo aniversario del descubrimiento del petróleo el 29 de diciembre de 1955, el vespertino “El Magallanes” reprodujo una interesante entrevista al administrador de Enap en la provincia, Enrique Villavicencio Chaparro, quien ante la consulta por la significación de la planta petrolera fueguina en la vida productiva regional aseveró:

“En Manantiales obtenemos la totalidad del combustible que consume la provincia, tanto en las necesidades del público, como de la misma Empresa y de la Armada Nacional”.

Sin embargo, del mismo modo en que crecía la actividad productiva y aumentaba el número de trabajadores vinculados en las distintas faenas petrolíferas, surgían tímidamente varios de los problemas que con el transcurrir del tiempo se convirtieron en males endémicos que aquejaron a los campamentos y pueblos de la Enap en Magallanes.  A medida que se levantaban poblaciones tipo modelo, con sus casas perfectamente ordenadas, establecidas en forma separada para empleados y obreros, se evidenciaba el clasismo típico de estos núcleos habitacionales diseñados por grandes corporaciones estadounidenses que prestaron asesorías a varios países latinoamericanos empeñados en el desarrollo industrial de sus materias primas. Mateo Martinic llega incluso más lejos como podemos comprobar en las páginas 172 y 173 del capítulo “Hallazgo y explotación de hidrocarburos” inserto en su libro “La tierra de los fuegos” (1982) cuando toma de ejemplo la realidad arquitectónica y urbanística de Cerro Sombrero para efectuar un descarnado análisis sobre el devenir histórico de las comunidades petroleras en Magallanes:

“Al revés de lo ocurrido en otras áreas de actividad petrolífera en el mundo, en América en especial, donde la consiguiente exploración y producción permitió el surgimiento espontáneo de poblaciones abiertas, que con el tiempo se consolidaron y evolucionaron como comunidades urbanas libres, en Tierra del Fuego, reiteradamente, y en Patagonia, la Enap, concibió estos centros como “campamentos” de uso exclusivo y ajenos al mundo social cercano o distante”.

Martinic extendió su crítica al actuar permisivo del Estado que facilitó la creación de estas “ciudadelas cerradas”.

“Primó para ello un equivocado y egoísta criterio de segregación, injustificado en extremo y socialmente contraproducente que mantendría cerrados a Cerro Sombrero y otras futuras poblaciones, en cuanto a libertad de acceso, de radicación, de ejercicio de actividades comerciales y de disposición inmobiliaria. Al proceder de tal modo la Enap siguió, tal vez sin quererlo, el criterio de las empresas pastoriles para las cuales el tiempo ya anunciaba su desaparición. Pero éstas eran al fin entidades privadas que actuaban sobre concesiones, lo que hizo excusable su actitud de omisión social, pero la Enap, era una entidad nacional que actuaba de hecho en nombre del Estado y en terrenos de su propiedad, lo que no excusa su proceder”.

De todas maneras, a mediados de los años 50, cuando Cerro Manantiales era el principal y único centro petrolero en Magallanes esas diferencias apenas se esbozaban. Las incipientes actividades escolares y deportivas solían congregar a toda la población, sin importar distinción de cargos, ni de ninguna otra índole. 

Por de pronto, para 1953 los trabajadores organizaron una liga de fútbol constituida por ocho equipos. Luego conformaron un campeonato en donde los elencos se eliminaban en sucesivos enfrentamientos hasta llegar a un cotejo final. En aquella ocasión, el representativo de “Talleres”, después de vencer a “Sísmico” y “Victoria Sur” por la cuenta mínima, superó en tiempo de alargue a su similar de “Bienestar”, por dos goles a uno. El plantel del campeón “Talleres” lo integraban, L. Ulloa; M. Jaman, A. Ritter, B. Navarro, S. Subiabre; F. Cresp, A. Marín, V. Hernández; M. Alvarado, C. Barría y S. Ahern.

Gimnasio multipropósito

La creciente participación de nuevos aficionados y la organización de distintas competencias deportivas, motivó a los trabajadores de Manantiales a plantear a la jefatura de Enap, sobre la necesidad de contar con un gimnasio multifuncional que prestara variados servicios a la comunidad petrolera. 

Con este objetivo, se levantó un edificio de 520 metros cuadrados que podía ser empleado para la realización de torneos de básquetbol, pero también, como un improvisado y amplio salón, donde se podían proyectar obras cinematográficas. Para tal efecto, el Departamento de Bienestar y Personal de Enap, adquirió proyectoras de 16 y 36 milímetros, capaces de exhibir largometrajes, noticiarios y cortos educativos. 

El gimnasio fue inaugurado con gran pompa, el 21 de diciembre de 1954. En la oportunidad, resultó premiado como mejor deportista de Manantiales, el obrero Irenio Cárdenas. En tanto, el presidente de los deportistas, Luis Pérez, hizo hincapié en la unidad entre los representantes de la empresa y los trabajadores:

“Autoridades de la Empresa Nacional del Petróleo, autoridades deportivas de la provincia, delegación que nos visita, señoras, señores: Representando a la Asociación de Deportes “Eduardo Simián” de Cerro Manantiales y por intermedio de ella a todos los deportistas de esta Empresa, que trabajan en Tierra del Fuego, me es particularmente grato tener que agradecer muy de veras, a la administración de la Enap la entrega oficial que nos hace en esta oportunidad de este precioso gimnasio cerrado. Para cada uno de los deportistas de esta isla, esta noche se ve hecho realidad el convencimiento de que la Empresa se complace en brindar su eficaz ayuda a la práctica y desarrollo del deporte en todas sus manifestaciones, como una de las importantes obras en procura del bienestar de su personal de terreno. Compenetrado del espíritu que anima a la Administración en el sentido de colaborar en todo aquello que signifique cultura física y por ende espiritual, no me queda sino agradecer una vez más la entrega que se nos hace en este día, lo que será para nosotros el Día del Deporte y de lo que será también para los deportistas en general el Hogar Deportivo de la isla”.

Ese mismo año, el administrador de Enap en Punta Arenas, Enrique Villavicencio, no ocultaba su alegría por los números positivos con que la empresa finalizaba la temporada, lo que generaba mayores  expectativas a futuro:

“Al cumplirse nueve años de la fecha del descubrimiento del petróleo en Magallanes, la empresa está en pleno desarrollo de sus trabajos y mirando con optimismo el futuro, desde el momento en que la refinería de Concón está en marcha y los trabajos de exploración petrolífera nos están indicando que a breve plazo se aumentará intensamente la producción de petróleo. Es grato para mí informarles que, de acuerdo con lo anunciado en su oportunidad, la producción diaria se ha elevado a 1.000 metros cúbicos de petróleo, con lo cual se están cumpliendo los planes de trabajo y de producción anunciados por la Empresa”.

Más adelante se refería a la austeridad de los pobladores de Manantiales en los festejos: 

“El aniversario del descubrimiento del petróleo lo estamos celebrando de forma modesta. De acuerdo con el programa elaborado, nos adelantamos a los días de Pascua en la entrega de juguetes a los hijos de los obreros de la Empresa, y en la tarde de hoy se servirá un cóctel a los jefes y empleados en general. Aparte de esto se han realizado algunas competencias deportivas, estrictamente internas”.

Mientras tanto, el vespertino El Magallanes en su edición del 7 de enero de 1955 publicaba un artículo que revelaba un aspecto esencial. La construcción de Cerro Manantiales y la instalación de una población permanente en el lugar, cuyos inicios se remontaban exactamente a un año atrás, avizoraba además, un posible crecimiento demográfico:

“La población levantada en Tierra del Fuego, en pleno corazón del petróleo, tiene en la actualidad alrededor de mil habitantes, todos ellos, empleados y obreros de la Enap. Se ha ido transformando en ciudad con rapidez extraordinaria, gracias a la preocupación constante de los jefes de la empresa, quienes tienen especial interés por el bienestar de sus trabajadores. Así nacieron dos poblaciones, una para los empleados que ha sido totalmente habilitada y otra para los obreros, más numerosa en edificaciones que la anterior y que será entregada a mediados del presente año, si los recursos económicos que se precisan para su terminación llegan con la oportunidad que la Empresa desea”.

En esos años, casi toda la vida petrolera giraba en torno a Manantiales y los embarques de crudo que se realizaban preferentemente a través de Puerto Percy y de Clarencia. Recién comenzaban los estudios para habilitar a futuro en Cerro Sombrero una nueva población que tuviera las características y todos los servicios de una gran ciudad en miniatura. Para 1957 Enap trabajaba con 5 equipos de perforación, con un total de 72 pozos en un radio de 150 kilómetros, lo que equivalía a la distancia entre Punta Arenas y Morro Chico. La producción ascendía en total a 680 mil metros cúbicos de crudo; junto con ello, la empresa suministraba gas licuado a Santiago, Valparaíso y Aconcagua. 

Como veremos más adelante, la radicación de nuevos pobladores con sus familias en Tierra del Fuego, llevó a Enap a diseñar uno de sus mayores y logrados desafíos sociales y culturales, que hasta el momento no han sido lo suficientemente estudiados. El 25 de abril de 1955 con una matrícula de doce niños, nacía en Manantiales, la Escuela Rural Mixta Nº2, siendo la profesora Alicia Izaza, su primera directora.

Por aquel entonces, la práctica deportiva colmaba las jornadas recreativas de los trabajadores y sus familias. Sólo en Manantiales, tenemos que desde 1962 se organizaban torneos permanentes de palitroque, los que se extendieron a otros campamentos.  Fue el preludio necesario para la realización de la primera Olimpiada Regional Enapina en el moderno gimnasio de Cerro Sombrero que incluyó competencias de fútbol, básquetbol, tenis, atletismo, natación, voleibol, pimpón, y tiro al blanco calibre 22 y boxeo. 

También, en 1962 se creó en Manantiales una Asociación de Boxeo que marcó época en la isla. Era común la organización de combates con otros clubes de la región. En 1964, por citar un caso, pugilistas de Manantiales se batieron en competencia con boxeadores del aguerrido “Arturo Prat” de Punta Arenas. Silvestre Fugellie en su libro “50 años de comunidad petrolera” nos cuenta que Manantiales, de un total de ocho combates, obtuvo cinco triunfos y un empate.

Éxito en el baloncesto

Pero si hubo una rama deportiva en la que el equipo de Cerro Manantiales destacó nítidamente fue en el básquetbol. Ya en 1960, el club fueguino se encargaba de eliminar a su similar de Punta Arenas para posteriormente, representar a la provincia de Magallanes en el zonal sur realizado en Osorno. Dos años más tarde, en 1962, Manantiales daba un verdadero golpe en Ultima Esperanza, al imponerse al conjunto de Puerto Natales por 61 a 45 y en la final al combinado de Punta Arenas por 51 a 49.  El elenco isleño estaba conformado por el capitán Ochoa y los jugadores De la Fuente, Cardoza, Cuevas, Villarroel, Twyman, Currarino. El triunfo le permitió participar como campeón regional en el torneo nacional efectuado en el gimnasio Nataniel en Santiago y aunque los resultados no fueron los esperados, el equipo de Manantiales derrochó personalidad, enfrentando a rivales de mucha experiencia. Antonio Ríspoli Giner, quien reforzó a la selección fueguina, se convirtió en uno de los goleadores del certamen concitando el interés de varios clubes profesionales de la zona central por contar con sus servicios. En entrevista concedida a El Magallanes, se refirió al torneo:

“Creo que la provincia pudo estar mejor representada en este Nacional y que pudimos haber obtenido algunos triunfos. Me he encontrado con que incluso ante rivales como Santiago y Concepción, hemos podido jugar. Creo de todas maneras, que la actuación no fue mala. Hicimos cuanto pudimos, pero creo que actuando de locales podríamos vencer a varios de los participantes”. 

No sería la última vez, que el plantel fueguino representaría a Magallanes en un campeonato nacional. A fines de noviembre de 1966 la Asociación de Manantiales dirigida por Mario Delgado González consiguió que la Federación de Básquetbol de Chile, autorizara la celebración del zonal sur en la localidad de Cullen, que disponía de un gimnasio con 393 butacas y 60 tribunas. La realización del evento costó 19 mil escudos por concepto de pasajes, estadía y otros gastos. Enap aportó 11 mil escudos y los pasajes para la traída de cuatro árbitros, dos de Valparaíso, otros dos de la comunidad universitaria y de cinco cronistas deportivos. 

El equipo de Manantiales se preparó concienzudamente para estos cotejos jugando una serie de partidos amistosos con la selección de Ancud, los elencos de Universidad Técnica del Estado y los clubes de Naval y Audax Italiano de Punta Arenas. En la jornada inaugural, Manantiales derrotó vibrantemente al principal favorito para ganar el certamen, Punta Arenas, por 66 a 63; y en los siguientes compromisos se impuso con holgura a las selecciones de Puerto Natales por 72 a 34 y de Puerto Aysén, por 73 a 34, conquistando el título zonal sur.

En el verano de 1967 jugaron algunos partidos amistosos previos cayendo ante el equipo de Hispano Americano de Río Gallegos por 70 a 66 y venciendo a Sokol Yugoeslavo de Punta Arenas, por 48 a 46. 

El torneo nacional se jugó en Arica. Manantiales lo integraban los jugadores Cabrera, Daroch, De la Fuente, Lagos, Mayllard, Munilla, Rodríguez y Urra, quienes, pese a realizar bravos partidos ante los poderosos cuadros de Santiago y Curicó, cayeron vencidos por 80 a 65 y 62 a 54 puntos, respectivamente.