Necrológicas
Mario Díaz Abad, entrenador

“El básquetbol sirve para toda la vida, para aprender valores y formar equipo”

Viernes 23 de Diciembre del 2022

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  • Ligado al Club Deportivo Liceo como jugador y técnico, y luego como entrenador a Sokol y al Liceo María Auxiliadora, fue reconocido el jueves como uno de los Ciudadanos Destacados en el aniversario de Punta Arenas.

Nadie es más importante que el equipo, es una de sus máximas. Por décadas, Mario Eugenio Díaz Abad (Punta Arenas, 6 de noviembre de 1950) ha dirigido a generaciones de basquetbolistas, tanto en damas como en varones. El Club Deportivo Liceo lo vio encestar sus primeros puntos, pero donde más dejó huella fue en la formación de deportistas, tanto en el mismo club como en Sokol y el Liceo María Auxiliadora. 

Sus padres fueron Leonor Abad y Eugenio Díaz, ex arquero en el Audax Italiano de Punta Arenas. Está casado hace 47 años con Olga Vásquez, con quien son padres de Marcelo y Juan Pablo, los que le han dado cinco nietos: Martina, Diego, Matilda, Facundo y Benjamín. Pero son sus “hijos” deportivos los que son incontables y que le valieron a Mario Díaz Abad, el reconocimiento como uno de los Ciudadanos Destacados, en la ceremonia que se realizó el jueves en el Centro Cultural de Punta Arenas.

Estudió la enseñanza básica “en el entonces Grupo Escolar Yugoslavo, que hoy es la Escuela Croacia, en Jorge Montt con Croacia y después en el Liceo Luis Alberto Barrera. Tuve grandes profesores como Humberto Aguila, ‘Popeye’ Cárdenas y ahí comenzamos con el básquetbol. Después pasé a otra cuna del básquetbol magallánico, el Liceo Luis Alberto Barrera, donde llegué a ser técnico. Ahí era todo básquetbol y proveía de muchos jugadores a los clubes que pertenecían a la asociación, que no eran tres equipos como hay ahora. En esos años estaban las Fuerzas Armadas, Naval, Pudeto, también Comercial, Industrial que después se llamó Universidad Técnica y de ahí Universidad de Magallanes; estaban los clásicos de las colonias: Español con Audax Italiano y Sokol”, recuerda. Díaz destaca también al rector Eliazar Cabrera, padre de Hernán Cabrera, otro gran basquetbolista “de la época de oro” del baloncesto magallánico.

Años en que a pesar de las dificultades y distancias, los clubes locales viajaban a Argentina a disputar torneos, aunque demoraban muchas horas en llegar. “Teníamos muy buena relación con Hispano de Río Gallegos, Boxing”, apunta.

Cuando enfrentó a Kirchner

De esos años recuerda un campeonato que se realizó en la ciudad de San Julián, Argentina, en 1969, donde se midieron con Boxing de Río Gallegos, que en sus filas contaba con el que años después sería el Presidente de la trasandina Néstor Kirchner Ostoic. “Lo que más recuerdo fue el cariño de la gente de San Julián, fue un viaje realmente lindo, donde hicimos muy buenas amistades. Kirchner jugaba bien, pero… te voy a contar una anécdota: era un partido en que quedaba menos de un minuto y nos ganaban por un punto. Néstor Kirchner se fue abajo del cesto a la entrada del gimnasio; tomó el balón uno de nuestros jugadores, iba a hacer la bandeja y él aparece y lo abraza, impidiéndole anotar, y terminó el partido. Fue a la mala, no como me gusta a mí, pero era inteligente”.

De ese plantel recuerda a Rodolfo “Fito” Martinovich, Luis Díaz, Jorge Dobson, Ramón Zelada, entre otros.

Prematuro retiro

Pero una lesión lo sacó tempranamente de las canchas cuando era apenas seleccionado juvenil de Punta Arenas y, para mantenerse en este mundo, se encargó de las labores técnicas. De ese periodo recuerda los cinco años que vivió en la ciudad de Rawson, capital de la proviuncia de Chubut, Argentina, “donde aprendí mucho, porque estuve con buenos técnicos. Son cosas que cuando uno está estudiando y quieres irte a otro país, pero cuando estás afuera, añoras tu tierra”.

A su regreso, desde 1981 inició su carrera como técnico, tras estudiar Prevención de Riesgos en la Universidad Técnica del Estado. “Llevo 25 años en el Liceo María Auxiliadora, con resultados positivos, fuimos como siete u ocho veces campeón de la comuna y de la región, fuimos vicecampeones de Chile, cuartos, sextos lugares; y también cumplí 25 años en Sokol, con muchos resultados en infantiles, cadetes, juveniles, ligas patagónicas, adulto masculino y femenino; fui administrador del gimnasio también”, detalló.

Al principio aprendió por la experiencia, y con el tiempo fue asistiendo a clases, sobre todo tras la llegada de Internet, que le permitió actualizarse, así como viajes a cursos como “Encestando una sonrisa” que realizaba Universidad Católica, “con buenos profesores. Tuve la suerte de conocer al entrenador de la Universidad de Kentucky, gente de España, Lituania; empezábamos en la mañana, veíamos entrenar media hora a cada equipo porque en la noche había partidos. Una semana en eso servía para nutrirse y como para esto hay que ser apasionado, hay que estar; no hay que dejar de aprender, hasta el día de hoy, siempre se aprende”, recalca.

Formador por esencia

Por lo mismo, enfatiza que los títulos logrados en su trayectoria “son anécdotas, yo me quedo con la formación”. Y ello lleva a que se cuide en mencionar a algún pupilo en especial, sino que siempre se refiere a sus equipos. “Uno siempre trató de inculcar que el básquetbol sirva para la vida, y eso significa respeto, disciplina; el que llega tarde al entrenamiento le está faltando el respeto a sus compañeras, valores que uno trabaja. Las mismas convivencias, que también sirven. La personalidad y el carácter para jugar en gimnasios llenos. La primera condición para un basquetbolista es ser buena persona, porque así se forman grupos humanos y así se crean equipos, que es el gran secreto para lograr resultados, porque si el equipo está desunido es imposible. Es igual que una familia. Hoy en día, cualquier empresa no funciona si no hay un equipo, si no, la producción no funciona. El básquetbol va más allá de la pelotita y el rectángulo”, subraya.

Insiste en que la formación del deporte es útil para cualquier ámbito de la vida, porque más allá de quien se lleve los aplausos por anotar más puntos, sin la ayuda de los compañeros, es imposible que destaque. “De repente nos encontramos con jefes que no saben mandar o que son complicados; seguramente, no hicieron ningún deporte colectivo, porque ahí se nota la falta de trabajo en equipo, que sepan lo que es convivencia”.

Sin embargo, no todos los grupos son iguales y algunos asimilaron mejor estos conceptos y, por ende, fueron exitosos. Por ejemplo, menciona planteles del Liceo María Auxiliadora “que eran las mismas que jugaban en el Sokol, y que fueron vicecampeones de Chile. Ese era un grupo muy homogéneo, donde también está la importancia de los padres, cuando apoyan y no son fanáticos de los hijos. La primera pregunta de los padres cuando no los van a ver jugar es ‘cuantos puntos anotaste’ y la idea sería que preguntaran ‘cómo jugó tu equipo’”.

El rol de los papás

Díaz agrega que “nosotros en el colegio trabajamos que una vez al mes podían entrar los apoderados a ver los entrenamientos, porque los formamos a ellos igual, que entiendan este tema, porque si no, son fanáticos de sus hijos solamente, que después que reciben la pelota tiran todo al cesto para hacerle puntos al papá”.

En consecuencia, no tiene contabilizados cuántos títulos ganó, porque para él es más reconfortante encontrarse con ex dirigidos y verlos bien, profesionales y siendo buenas personas.

Distintas generaciones

La clave para poder llegar con su mensaje a distintas generaciones, es siempre igual: “Cuando tú hablas con un niño, eres serio y planteas las cosas como van a ser, y ponemos reglas, las cosas funcionan. Antes de entrar a la cancha hay que estar formando”.

Su éxito más reciente fue llegar a la final del torneo comunal, donde con el Liceo María Auxiliadora terminaron en el segundo lugar. “Somos un colegio en que se trabaja con niñas del establecimiento, no tenemos refuerzos ni becamos a nadie”.

Definir las reglas

Para el entrenador no vale ese comentario actual de que ahora es más difícil trabajar con jóvenes, a diferencia de lo que ocurría en otras épocas. “Eso depende del entrenador, las reglas se hablan de frente, mirando a los ojos y comprometiéndose. Cuando se les habla de esa forma, entienden y funciona”, es su receta.

Anécdotas no faltan sin embargo. Por ejemplo, “en el club Sokol, cuando terminó el tercer cuarto, yo creí que había concluido el partido y nos habían ganado. Me fui y me di cuenta cuando iba saliendo, así que disimulé, fui al baño, me lavé la cara, y pensé que había pasado ‘piola’. Pero el concesionario del gimnasio se dio cuenta. Cuando terminó el partido dijo ‘ahora vamos a poner un lavamanos acá, para que te las laves’. Con esa bromita me tuvieron harto tiempo”.

Reconocimiento

Con esa misma humildad Mario Díaz tomó el reconocimiento que recibió como Ciudadano Destacado, el pasado jueves. “No me lo esperaba. Es feo hablar de uno y soy de bajo perfil. No voy mucho a la tele o al diario, considero que los protagonistas son los que juegan, pero agradezco al alcalde, a los concejales, que se fijaron en mí. Dirigí a Alejandro Olate, con el que fui dos veces campeones de Chile en la serie de 35 Senior. Ganamos en La Tortuga de Talcahuano, y al año siguiente en Punta Arenas, las únicas veces que dirigí senior”, apunta.

Hasta el año pasado dirigió en Sokol y se retiró para tener más tiempo de descanso, porque estar a cargo de tres series le demandaba mucho tiempo. Además que los cambios reglamentarios han otorgado más velocidad en el juego, por el menor tiempo para lanzar, lo que hace que haya más defensa para que el reloj avance más rápido, apuntó el entrenador. Se mantiene sin embargo, en el Liceo María Auxiliadora, donde vislumbra un buen equipo para el año 2023.

Al final, confiesa que pensó que su trayectoria “no le iba a interesar a nadie. Sí, soy humilde, pero sensible. Recuerdo los grupos buenos, no individualidades. Cuando no hay grupos buenos, no se puede jugar a nada. Eso nos pasa hasta en la política, que no somos un país unido, por eso valoro la formación”, finaliza Mario Díaz Abad.

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