Sacerdote Santiago Redondo: “No olviden a este pobre cura de pueblo que pasó por esta diócesis haciendo un poco de bien”
Una sentida despedida brindó la diócesis de Punta Arenas al sacerdote Santiago Redondo que dice adiós a Magallanes después de sesenta años de servicio. Una repleta iglesia Catedral lo acompañó, lo aplaudió y se emocionó tras el homenaje en que se agradeció su testimonio de vida y las obras que realizó en la región, especialmente en Porvenir, donde permaneció 44 años.
La misa estuvo presidida por el obispo Oscar Blanco, que en los pocos meses que lleva en la región, pudo apreciar la importante huella que el Padre Santiago deja en Magallanes. “Cuando lo conocí me provocó mucha ternura, lo recuerdo agradecido como un hombre que pasó haciendo el bien”. A esas palabras se sumó el sacerdote Marcos Buvinic, que recordó que Redondo “llegó a Chile con 24 años, más de 70 años de entrega misionera. Se hizo uno de nosotros y entendió el alma de nuestro pueblo magallánico. Hizo muchas cosas por la región, la presencia de tanta gente de Porvenir lo manifiesta”, recalcó. También tuvo espacio para confesar algunos aspectos divertidos del sacerdote, “que tiene su genio. Cuando no estaba de acuerdo con algo hacía ‘pshh’ y cuando se enojaba ‘pshh, pshh, pshh’. Eso nos demuestra su fe recia, pero espíritu templado”.
Al finalizar la misa, Redondo expresó sus sentimientos a los fieles: “Estoy emocionado realmente. Bien sabe el Señor que todo lo que hice fue para su mayor gloria y bien de la diócesis de Magallanes. Agradezco a la Legión de María, este grupo de apóstoles verdaderos y gracias a tantos amigos. No olviden a este pobre cura de pueblo que pasó por esta diócesis haciendo un poco de bien”, concluyó el sacerdote de 93 años.
Los fieles se despidieron uno a uno de él y recibieron su bendición. Muchos de ellos lo conocieron en Porvenir y a varios, se les cayeron las lágrimas. Jacqueline Araneda expresó que “mi padre Santiago era el capellán de nuestra comunidad Cristo Amigo, siempre lo iba a buscar y dejar. El es muy sabio, un curita que es casi un santo, porque irradia mucha paz, alegría y optimismo. Desde que llegó a Cristo Obrero como vicepárroco trabajamos con él y aparte, lo conocía desde que era chiquitita. Está cansado, pero va a seguir apoyando desde donde esté”. En tanto, María Cristina Lorenzo destacó que “lo conozco hace cuarenta años, desde Porvenir, donde tiene su gran obra. Hizo vida los principios de los salesianos, los Centros de Vacaciones, el Hogar de Cristo, congregó a toda la comunidad, la construcción de las iglesias. Hay muchos sentimientos encontrados, un hombre con tanta energía, carisma y empeño. Pero contentos que haya recibido este homenaje de la región”. Y finalmente, Margarita García a sus 76 años, confesó que conoce al sacerdote “desde que tenía 7 años, cuando llegó al colegio salesiano de Porvenir, yo estaba en María Auxiliadora. Una pena tremenda que se nos vaya, pero está bien para él, porque va a descansar de una vida de mucho sacrificio”.