Señal de Boric en caso “convenios”
Nada bien, seguramente, lo debe estar pasando el Presidente Boric luego de que explotara el ahora denominado “caso convenios”, sobre todo cuando, como suele suceder en este tipo de situaciones, el tirar la hebra está dejando al descubierto un largo tejido de maniobras administrativas, artilugios y confabulaciones que busca eludir controles y posibilitar acciones reñidas con la probidad y la ética.
Lo sucedido ya resulta vergonzoso y se nos advierte que es sólo el comienzo, según lo dijo el propio ministro de Vivienda. Una vez más, lo preocupante y decepcionante es que estos hechos están ocurriendo en el marco de un gobierno que tenía como una de sus principales virtudes incorporar a gente joven, profesional y con un discurso político fuerte sobre justicia social, equidad, participación, transparencia, probidad y, obviamente, un fuerte cuestionamiento de lo que hasta el momento habían hecho otras coaliciones políticas.
Se nos prometió dejar de lado las viejas prácticas politicas, las “cocinas” del Congreso y la connivencia con el poder económico.
Por lo mismo, se esperaba que este gobierno podría pecar de muchas cosas, sobre todo producto de la ya tantas veces aludida inexperiencia, pero lo menos que sus partidarios hubieran esperado es la colusión para “asaltar” las arcas del Estado.
Con justa razón el Presidente se ha manifestado indignado y ha declarado que no pone las manos al fuego por nadie, obligando así a los otros representantes de su gabinete y de los partidos que conforman la coalición gobernante a proceder igual y adoptar la misma línea.
Nuevos antecedentes puestos sobre la mesa ya hablan del traspaso de casi US$385 millones a fundaciones, corporaciones e instituciones privadas durante los 15 meses de este gobierno. Obviamente, no se puede acusar que en todas éstas existan irregularidades o actos reñidos con la probidad y las normas que riguen la administraación del Estado. Sería irresponsable hacer tal asociación, pero lo cierto es que esto habla de modos de accionar ya establecidos, donde so pretexto de la lentitud de los procesos administrativos, de la necesidad de profesionales capacitados, de plantas copadas con personal remolón y, claro está, la necesaria ejecución presupuestaria, se han ido buscando formas más ágiles y caminos más cortos. Pero, esto también conllleva el riesgo -pensado o no desde un principio- resepecto de la elusión de los controles de los organismos técnicos y los procesos fiscalizadores instituidos para evitar malversaciones, apropiación indebida de recursos del Estado, sobresueldos, contrataciones millonarias al margen de toda probidad y responsabilidad administrativa -una suerte de Estado paralelo donde no existe Contraloría y otras salvaguardas-, entre muchos males.
Boric está enfrentando una catástrofe natural y, como si esto no fuera poco, está en medio de un terremoto político. Aquí sólo cabe destacar la forma en que el Mandatario ha calificado estos hechos, al remarcar que son graves, así como los compromisos públicos asumidos en cuanto a que no habrá de parte de su gobierno ni de la coalición gobernante una defensa corporativa.
