Necrológicas
  • Lorenzo Barrientos Vito

La estadía en Punta Arenas del piloto segundo Luis Alberto Pardo Villalón

Martes 5 de Septiembre del 2023

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Elsio H. Cárcamo Velásquez

 

 

La ciudad de Punta Arenas, era en 1916, la más austral del mundo y era además una de las más modernas del país, ya que disponía de todo lo indispensable para recibir a cualquier turista o persona importante que arribara a su puerto. Disponía de un buen alumbrado público, teléfonos, taxis, hospitales, bomberos, cines, teatros, lujosos y confortables hoteles, restaurantes, club hípico, correo postal telegráfico que le permitían comunicarse con el resto del país y el extranjero, existían 5  diarios, uno de ellos editado en inglés, además habían varios colegios y liceos tanto fiscales como particulares. Las calles de la ciudad eran amplias y bien delineadas, con tres grandes avenidas. Su comercio era bien surtido, con mercaderías tanto nacionales como extranjeras. En ese año su población alcanzaba a los 17 mil habitantes de los cuales un 30% era de origen extranjeros como yugoslavos (croatas), españoles, ingleses, franceses, alemanes, suizos, portugueses, italianos y otras nacionalidades. Estas colectividades extranjeras contribuyeron en el crecimiento económico y social de la región, en especial con las actividades ganaderas, maderas, carboníferas, auríferas, astilleros para reparaciones de naves y otras. En su puerto recalaban las naves que cruzaban el estrecho de Magallanes, tanto para el Pacífico como para el Atlántico. Esta última actividad naviera decayó bastante con la apertura del canal de Panamá en 1914, pese a esta situación Punta Arenas se mantuvo en su crecimiento general, hasta la actualidad.

Después de tres fracasados rescates de los náufragos ingleses del velero Endurance, el jefe de la Expedición Sir Ernest Shackleton, solicitó a la Armada de Chile que el escampavía Yelcho, realizara el cuarto intento de rescate desde la Antártica, en Isla Elefante, quienes se encontraban en esa inhóspita y desolada isla desde el 15 de abril de 1916. El jefe del Apostadero Naval de Magallanes, solicitó voluntarios para efectuar este difícil y arriesgado salvataje, presentándose el piloto 2° Luis A. Pardo Villalón quien era en propiedad capitán del escampavía “Yáñez”. El capitán de la Yelcho, era el piloto Francisco Miranda B., quien dio parte de enfermo, por esta razón se solicitó un reemplazante. El piloto Pardo propuso él planificar el viaje, preparar la nave y elegir su tripulación, insinuación que fue aceptada. Por versión de algunos tripulantes quienes manifestaron que, al solicitar  el piloto Pardo voluntarios para que lo acompañaran en esta difícil travesía por el mar de Drake, todos a una sola voz se cuadraron con su jefe, ya que no sólo lo respetaban como capitán de la nave sino también lo apreciaban y lo admiraban por sus dotes de caballerosidad y buen trato afectuoso con sus subalternos. Eran para ellos un verdadero líder. El escampavía zarpó desde Punta Arenas, el 25 agosto de 1916 y después de una difícil travesía, llegaron a la Isla Elefante al mediodía del 30 de agosto y en menos de 2 horas estaban todos los náufragos sanos y salvos a bordo de la Yelcho. A los náufragos le quedaban alimentos sólo para cuatro días más, a media ración, y contaban ellos, que hacían 2 años que no se bañaban y un año y medio que no se cambiaban de ropa. Su rescate no pudo ser más oportuno. La escampavía regresó inmediatamente y después de soportar  un fuerte temporal, el 2 de septiembre a las 20 horas pasaba a la cuadra del faro Dungeness, lugar al que no se pudo bajar a tierra para avisar que el rescate había sido todo un éxito, debido al mal tiempo reinante en esa zona. La nave continuó su viaje a
Punta Arenas.

Amanecía en Río Seco

Domingo 3 de septiembre: la Yelcho de amanecida llega a Río Seco y se atraca al muelle del frigorífico a las 8 horas. Pardo baja a tierra y le informa por teléfono al gobernador marítimo, que el rescate fue todo un éxito, con todos los náufragos a bordo. Lo mismo hace Shackleton, quien también informa a los representantes de la colonia inglesa del éxito de la comisión. A su vez las autoridades marítimas informan vía telegráfica al gobierno y al director de la Armada sobre este exitoso rescate. Acá en Punta Arenas esta noticia se propagó inmediatamente, a las 10,30 horas la Cuarta Compañía de Bomberos hacía tocar su campana de alarma en su cuartel de calle Chiloé, avisando a la población de este hecho e indicando que la Yelcho llegaría a puerto a mediodía, también la policía informaba en la calle a los transeúntes sobre este acontecimiento, además las campanas de las iglesias también empezaron a tocar avisando a los habitantes.

Gran parte de las casas y edificios fiscales y particulares izaron la bandera chilena e inglesa. También lo hicieron las naves surtas en la bahía, que tocaron sus bocinas y pitos, se sumaron también los pitos de las fábricas existentes esa fecha. Con este gran recibimiento recaló al mediodía la escampavía Yelcho, las autoridades se trasladaron a la Yelcho para saludar al piloto Pardo, su tripulación, como también a Shackleton y sus náufragos. Desde allí se trasladaron al muelle  de pasajeros en calle O’Higgins esquina Errazurriz, en ese lugar se habían concentrados en menos de 2 horas más de 6 mil personas, quienes querían demostrar su admiración y respeto por la proeza cumplida. En el frontis del muelle estaban formados el Batallón del Ejército, todas la compañías de Bomberos existentes en la ciudad, la Cruz Roja, los Boy Scout, todos con su uniforme de parada, como también varias instituciones sociales, deportivas, gremiales y otras, la banda instrumental de la alcaldía tocó el himno nacional como también el himno del rey de Inglaterra. Después los náufragos debieron abrirse paso por la calle para llegar al Hotel Royal, ubicado en O’Higgins esquina  José Menéndez,  en donde se hospedaron y allí en el frontis se tomaron una foto con el piloto Pardo. Uno de los náufragos venía enfermo y fue trasladado al Hospital de Caridad. Cabe hacer presente que esa época los taxis de la ciudad se encontraban en huelga por problemas tarifarios, pero le ofrecieron a los ingleses trasladarlos gratis dentro del radio urbano. Misma atención gratis le ofreció Correos y Telégrafos para sus servicios a los náufragos. En todos estos actos oficiales, las autoridades locales se hacían acompañar de un intérprete, que fue el joven Suárez Landouch. Se encontraba también en estas actividades, el joven teniente Ramón Cañas Montalva, que era el ayudante del comandante del Batallón Militar, quien años después fue comandante en jefe del Ejército. En esa época conoció a su futura esposa Isabel Suarez Landouch, hermana del intérprete e hija de un respetado ganadero que su casa residencia era, el mismo edificio donde ahora está la comandancia en jefe de la Tercera Zona Naval.

Náufrago operado

Martes 5 de septiembre: en el Hospital de Caridad ese día fue operado el náufrago Gales Blackborrow, por el doctor Munizaga, conjuntamente con los médicos náufragos de la expedición. En la tarde la colonia inglesa le ofrece una manifestación a Shackleton y los náufragos, en el Club Inglés que funcionaba en  el tercer piso del actual Banco Chile.

Jueves 7 de septiembre: el piloto Pardo recibe el ascenso a piloto 1º. En los salones del Club Magallanes, en calle 21 de Mayo casi esquina Roca, se le ofreció una cena de gala a Shackleton y al piloto Pardo, que fue un gran acontecimiento social en donde estuvieron presentes todas las autoridades y personas  importantes y distinguidas de la ciudad.

Viernes 8 de septiembre: en el Cine Royal se pasa una película de gran éxito en esa época en honor a los náufragos ingleses y a la tripulación de la Yelcho.  También en ese día Shackleton, Pardo y sus acompañantes visitan el cuartel de la Primera Compañía de Bomberos y firman el Libro de “visitas importantes”.

Sábado 9 de septiembre: en la tarde de ese día en el Club Croata, en el mismo edificio que actualmente esta colectividad ocupa, se le ofreció una gran manifestación al piloto Pardo y Shackleton, con una asistencia de más de 130 personas, en donde degustaron algunas exquisiteces de sus comidas originarias. También estuvo presente el coro de esta institución que interpretó diversas canciones, croatas, chilenas e inglesas. El presidente del Club, don Mateo Bencur, dio la bienvenida y el poeta croata Pavao Karman, residente en Punta Arenas declamó su poesía que dice así: A Sir Ernest Shackleton y compañeros de la Imperial Trans Antartic Expedición 1915. “Eres Tritón de los mares, el mundo entero te admira. Héroes de hielos polares. A tus pies pongo mi lira. Sir Ernest y compañeros. De las fatigas gloriosas. Dejaréis por el progreso, hijos, padres, patria y esposas. Benemérito de Albión a vuestros heroísmos serenos, hoy damos admiración. El yugoslavo y chileno, Chile mi patria adoptiva, como siempre, no hizo ahorro. La providencia ayudó a Pardo, que a su destino. Su ciencia domó los mares. Y témpanos diamantinos. Y con los héroes polares. Vivan Pardo y sus marinos”.

Gran manifestación

Esa noche también se ofreció una gran manifestación a los ingleses y la  tripulación de la Yelcho en el edificio de la Primera Compañía de Bomberos. Ese día Shackleton recibe por parte de la Armada la confirmación para trasladarse en la Yelcho con sus náufragos a Valparaíso.

Domingo 10 de septiembre: la Junta de Alcaldes de Punta Arenas, representado por don Mateo Paravic, ofrece a los ingleses y la tripulación de la Yelcho un gran picnic en el Club Hípico de la ciudad, donde asistieron más de 5 mil personas. Se realizaron ejercicios gimnásticos a cargo de deportistas del Sokol, como también un partido de fútbol entre los equipo de “Chile” y el “Mundo”, este último integrado por extranjeros residente en la ciudad, cuyo resultado fue un empate a cero. En este evento hubo una anécdota muy especial y jocosa. Un comensal chileno  medio pasado en copas, le dedicó el siguiente versos a los ingleses: “El Sr. Shackleton llegó a Punta Arenas, sin chaqueta ni pantalón, pero como es un hombre de mucho salero, ya se ha carcharpeado con leva y hasta colero. Cuando estos niños vuelvan a su tierra, que no se olviden de nosotros. Por la gran perra. Como no soy más que un pobre bicho, aquí paro el macho y concluyo. He dicho”. Esa misma noche Frank Wild, el jefe del campamento de naufragios en Isla Elefante, dicta una charla en el Teatro Municipal sobre la expedición, exhibiendo fotografías y filmación, tomada por el fotógrafo de la expedición Frank Hurley. Todo lo recaudado en este evento fue destinado al Hospital de Caridad. El público copó totalmente el teatro.

Martes 12 de septiembre: la Segunda Compañía de Bomberos le ofrece una gran manifestación al piloto Pardo y a su tripulación en su cuartel, ubicado en Avenida Colón, asistiendo todos los voluntarios, con tenida de parada, como una gran demostración de admiración y respeto a estos esforzados y valientes marinos. A este respecto se comenta según algunos antecedentes obtenidos, que el piloto Pardo era masón y pertenecía a una Logia de Valparaíso. La creación de esta Compañía de Bomberos fue impulsada por iniciativa de los masones de Punta Arenas y por lo tanto sus voluntarios también pertenecían a esta entidad masónica. Se sabe también que Sir Ernets Shackleton también era masón.

Miercoles 13 de septiembre: regresan a Inglaterra 8 náufragos en el vapor Asturiano, estos pasajes fueron cancelados por una Sociedad Ganadera. Tres  náufragos ya lo habían hecho antes desde Puerto Stanley.

Viernes 15 de septiembre: zarpa la Yelcho a Valparaíso con 15 náufragos más  Shackleton, llegando a mediodía del 27 de septiembre, después de haber recalado forzosamente en Ancud para capear un temporal, en donde también fueron agasajados. En Punta Arenas quedó hospitalizado el náufrago Blackborrow, quien regresó a su país, a mediados de noviembre. En Valparaíso lo estaban esperando  en el sector del muelle Prat, más de 40 mil personas. Tiempo después en su diario Shackleton, anota con respecto a este recibimiento: “Cualquiera que pudiera nadar o tener un bote fue a reunirse con nosotros”.

Es un deber recordar, que Sir Shackleton falleció en la Isla Georgia del Sur el 5 de enero de 1922, diez años después, en enero 1932, el piloto Pardo asistió a la inauguración de la estatua en Londres, que se le erigió a este  explorador Irlandés. El piloto Luis Pardo Villalón, murió el 21 de febrero de 1935. 

Hay muchas anécdotas que se pueden describir sobre la actuación del piloto Pardo antes y después de lo ya descrito, pero en esta ocasión se ha querido solamente detallar su paso por Punta Arenas, de este modesto, honesto y honorable marino chileno, que entregó siempre todo para los demás y nunca pidió nada para sí, como lo demostró cuando declinó recibir las 25.000 libras esterlinas que le había ofrecido la corona británica, manifestando que “sólo había cumplido con su deber en una misión que le había sido encomendado y que además, percibía un salario del gobierno de Chile”. Todo un gran ejemplo de honestidad y rectitud moral, que nos legó y que nos llena de orgullo como chileno, este ex alumno salesiano que supo cumplir siempre y fielmente el lema de estos colegios  de Don Bosco “Dios, Patria y Hogar”.    

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