Buenos Aires; Borges, algo de Piazzolla y un poco de Cerati. Primera parte
El escritor Jorge Luis Borges (1899-1986) amó Buenos Aires al punto de señalar en el prólogo de su poemario “Elogio de la sombra” (1969) que, entre los diversos afanes a los que había consagrado su “ya larga vida”, estaba “el misterioso hábito de Buenos Aires”.
El biógrafo Alejandro Vaccaro en una entrevista reciente para “El País” indica que Borges era “Más de Buenos Aires que argentino” y creemos que está en lo cierto, pues fue un ácido observador de su nación. Furibundo crítico del peronismo, lo era por extensión entonces de una Argentina que lleva como marca registrada esta corriente política, más allá de estadísticas partidistas o cómputos electorales circunstanciales.
El mismo Vaccaro reproduce en su libro “El señor Borges” entre otras de sus opiniones: “Porque el otro sueño de los argentinos (el primero es el de “Los Compadritos” según Borges) es a no dudarlo, París. Todos quieren ir a París. Todos sueñan con triunfar en París. Tanto es el deseo de vivir en París que es cosa sabida que al morir, los argentinos que han sido buenos, van a París y los malos se quedan aquí. Este es uno de los tantos misterios que albergan el cielo y el infierno”. Y respecto del fútbol la gran pasión argentina, dispara sin piedad: “Los que juegan al fútbol parecen estúpidos, todos corren detrás de una pelota. Sería mucho mejor darle una a cada uno”. No obstante Borges simpatizaba con San Lorenzo de Almagro; lo “hicieron” hincha cuando llegó a trabajar a una biblioteca del barrio. Según le cuenta a Antonio Carrizo en “Borges el memorioso”, siempre le preguntaban de qué “cuadro” era, y él contra preguntaba que era eso del “cuadro” y le explicaron que era un club de fútbol y que allí todos eran de San Lorenzo, y entones les dijo: “Bueno, yo también voy a ser -digo- ahora que me han explicado la cosa ustedes, con tal de que no me hagan ir al fútbol. (Ríe). Me han dicho que no gana nunca”. Agreguemos que al gran tanguero Astor Piazzolla (1921-1992) se lo disputan entre Racing y River Plate, interrogante innecesaria en un Gustavo Cerati (1959-2014) el líder de Soda Stereo, seguidor confeso de “La Academia” que hizo historia con sus “Dale Racing” en los recitales. El “cuadro” de Racing mantiene el mito de ser de Avellaneda, pero no nació allí, pues se funda en el barrio de Barracas al Sur, pero tenía su cancha en Avellaneda donde posteriormente se levantó la cancha “El Cilindro” (en Argentina a los estadios se les dice “cancha”). Perón -otro de sus hinchas ilustres- siendo Presidente de la nación, fue quien gestionó los terrenos para la construcción de la cancha, a pesar que él quería que se levantara en el sector de Retiro.
Los tres nombrados, en alguna medida, contribuyeron a crear un Buenos Aires de mitos y leyendas, cada uno edificó su propio Buenos Aires, pero no han sido los únicos claro está, hay muchos y muchas más, no sólo en la literatura y la música, también en la historia, sociología, urbanismo, cine y otras tantas disciplinas. Son esos Buenos Aires que algunos buscamos cuando la suerte nos lleva a los márgenes del Río de la Plata, tarea nada fácil, claro está.
Este 2023, se cumplen ya cien años de la publicación de “Fervor de Buenos Aires”, el primer libro “oficial” de Borges, pues antes hubo otros que no llegaron a la imprenta y hoy están sepultados en el olvido; como “Los naipes del tahúr” (ensayos literarios y políticos) y “Los himnos rojos” (poemario dedicado a la Revolución Bolchevique de 1917).
En “Fervor…”, Borges construyó un Buenos Aires después de su estadía en Europa (1914-1921) con mucho de lo que ya no existía y era nostalgia: las historias de los “guapos” en el ahora encumbrado barrio de Palermo, cuando era un suburbio y terreno de quilombos, “casas malas” y peringundines, donde sentaba sus reales “la secta del cuchillo y del coraje” y el tango se bailaba entre hombres.
Nota: la imagen corresponde a Jorge Luis Borges.
Continuará…