Estrecho de Magallanes y tránsito marítimo

El estrecho de Magallanes es una ruta segura para poder hacer el transporte de petróleo, gas o energía a través del mundo. Esta es una de las premisas que se están barajando a la hora de proyectar un escenario internacional que sea propicio para reencauzar el transporte marítimo hacia este estratégico paso.

Desde que fue descubierto para el entonces mundo civilizado, el estrecho que lleva el nombre del insigne navegante portugués tuvo por casi 400 años, la hegemonía como principal paso interoceánico.

Esta situación privilegiada cambió sustancialmente cuando se terminó la construcción y fue inaugurado el canal de Panamá en 1914, que atraviesa el punto más estrecho del istmo homónimo. Esta mega obra considerada una de las más grandes de la ingeniería en el mundo, implicó ahorrar tiempo y distancia en la comunicación marítima y, por ende, dinamizar el intercambio comercial y económico.

Sin embargo, dicha zona está enfrentando una fuerte sequía que ha impactado en la operación del canal y su sistema de esclusas. Esto ha generado demoras en el cruce y un atochamiento de las naves. Todo esto redunda en un encarecimiento de los costos y está dificultando que naves de mayor tamaño, como las petroleras, no puedan usar tal paso. Se prevé que la baja de nivel del lago Gatún se acentúe en los próximos meses de verano, obligando a tomar medidas como reducir a la mitad la capacidad normal de la vía fluvial.

Paralelo a esto, el conflicto en Gaza también ha hecho mirar hacia puntos de tránsito y comercio marítimo que sean más seguros, para asegurar los suministros, principalmente de hidrocarburos o e-combustibles. 

Estos dos escenarios han llevado a analistas internacionales a plantear que se podría abrir una gran oportunidad para el estrecho de Magallanes, si bien aún no existe ningún indicio que permita aventurar el desvío del transporte marítimo. 

Más allá de estas posibilidades, está claro que el sistema portuario de Magallanes debe potenciarse y se requiere que haya una fuerte inversión público-privada para no sólo mejorar los actuales terminales, sino para retomar proyectos que quedaron en el tintero como el de la dársena.

No sólo la hipotética demanda, sino el proyectado aumento de tráfico y movimiento de carga ligado al desarrollo de la industria del hidrógeno verde hacen que sea urgente dar luz verde a la necesaria inversión.