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Milei, el Presidente de las mil caras

Martes 12 de Diciembre del 2023
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El domingo, Javier Gerardo Milei asumió como Presidente de Argentina. Este economista liberal libertario de 53 años, que se hizo conocido como un provocador de derecha que gritaba e insultaba en televisión, mutó a medida que avanzaba la campaña electoral hacia un político con aires de profesor que negaba mucho de lo que había dicho antes. Tras ganar las elecciones, continuó la transformación y emergió como un líder más pragmático de lo que aparentaba, dispuesto a tejer alianzas con todos, hasta crear un pequeño gabinete frankenstein: contará con ministros sin experiencia en la gestión pública, con macristas e incluso peronistas.

Bajo todas esas capas de cebolla sigue el Milei esencial, el que mantiene intacto el objetivo por el que entró en política: desmantelar el golpeado Estado de bienestar argentino en pos de una primacía absoluta del mercado. Lo que ha cambiado son los modos, los plazos y los actores principales con los que busca la transformación radical de Argentina. Quiere que sea lo más rápida posible, pero dada la debilidad parlamentaria de su partido, La Libertad Avanza, cada paso que dé lo tendrá que negociar.

Milei arranca su mandato con la legitimidad de más de 14 millones de votos, el 55,6% de los que concurrieron a las urnas en la segunda vuelta contra el peronista Sergio Massa. “La presidencia es el partido más importante de la Argentina, sobre todo al inicio”, dice el sociólogo Pablo Semán. A su juicio, Milei contará, además, con una ventana de oportunidad hasta que la oposición se reorganice. La alianza con el ala dura de Juntos por el Cambio hizo saltar por los aires la coalición fundada en 2015 por Mauricio Macri y el peronismo está desconcertado. “El oficialismo, que ahora pasa a ser oposición, no sólo está derrotado electoralmente, sino que está sorprendido por la derrota, desmoralizado y ha perdido la palabra”, agrega.

“Milei es una persona que ha mostrado una habilidad política que nadie está dispuesto a reconocerle y creo que combina cierto grado de inflexibilidad en sus objetivos estratégicos, que es el mayor mercado posible, con tácticas que buscan acumular fuerzas para poder lograr esos objetivos. Define alianzas que parecen contradictorias, pero que no me asombran porque son propias de cualquier jefe político que busca acumular fuerzas”, asegura este sociólogo, autor del libro ‘Está entre nosotros’. De dónde sale y hasta dónde puede llegar la extrema derecha que no vimos venir. Coincide con él la politóloga Valeria Brusco: “Pensé que (Milei) no iba a llegar porque parecía que no tenía las habilidades sociales y emocionales necesarias, así que me ha sorprendido su habilidad política”.

Muchos de los votantes de Milei se entusiasmaron con sus promesas populistas: eliminar los privilegios de la “casta política”, echar a los trabajadores estatales ineficientes, exterminar la inflación, aplicar mano dura contra delincuentes y corruptos y reactivar la economía con menos impuestos y más flexibilidad laboral. Otros, aun con dudas, lo votaron para sacar del poder al kirchnerismo, que ha gobernado 16 de los últimos 20 años.

El líder de La Libertad Avanza ha comenzado a matizar sus promesas antes de asumir el cargo. Reducirá la inflación, dice, pero tardará al menos dos años en tenerla bajo control. Bajará impuestos, pero primero hay que estabilizar una economía que agoniza. Hasta entonces se vienen fuertes turbulencias: Argentina necesita un ajuste fiscal y el gran recorte del gasto público que se avecina contraerá la actividad económica y aumentará el desempleo. En paralelo, el levantamiento de las restricciones cambiarias y la retirada de subsidios al transporte público y a las tarifas de gas, luz y electricidad disparará la inflación por encima del 142% actual. Sus votantes parecen dispuestos a asumir los sacrificios a costa de reducir aún más los magros presupuestos familiares. Lo que no se sabe es por cuánto tiempo.

El País