La magia del telar con inspiración en el paisaje regional
- Cada una de sus creaciones es una pieza única, hechas a mano desde el marco hasta las lanas que se utilizan, elementos que ella misma trabaja y tiñe. Fruto de esa noble y esmerada labor nacen productos como telares, topiarios, mantas, pieceras y recuerdos.
Hace 12 años que Mónica Faúndez Vera se aventuró en el mundo de los telares, una labor que se ha convertido en una auténtica obra de arte, reflejando en cada paso su amor por la vida en el campo. Las casas y los árboles se combinan para crear piezas únicas, elaboradas con maderas de los campos magallánicos, y cada color se mezcla a mano para dar vida a estas creaciones, que la emprendedora comercializa a través de sus redes sociales. Quienes deseen adquirir o ver sus obras pueden visitar su perfil en Instagram, moni.faundez, o encontrarla en Facebook bajo el mismo nombre.
La emprendedora señala que este trabajo nace hace 12 años. Es un camino donde se ha ido perfeccionando de manera autodidacta. “Siempre me gustó hacer manualidades y me enfoqué en lo que es oveja, porque mi infancia, mis vacaciones eran en el campo, en Agua Fresca. Entonces yo crecí rodeada de animales, de ovejas, de vacas, de caballos. Siempre me gustó la naturaleza. Eso me inspiró a trabajar en artesanía, enfocada en la identidad regional”, explicó.
La artesana busca transmitir a través de sus obras la esencia de la región, relacionada con la naturaleza y la fauna. “Mi producto estrella son los telares y en ellos trato de reflejar el campo, el campo magallánico. Entonces, pongo los árboles torcidos que son típicos de aquí y trato de que sea similar a los campos de la zona, lo que yo he vivido y lo que me inspira realmente”.
La emprendedora ha buscado aprender y mejorar en este camino autodidacta. Sus obras son únicas, nunca copia a nadie y siempre busca crear algo novedoso. También realiza tapamientos, un producto que la gente pide mucho.
El proceso es extenso, sus telares parten desde la confección del marco. “La madera la elijo yo, la corto, armo el marco, después hago el diseño. Pero eso está en mi cabeza nomás, no es que yo lo copie de alguna foto o algo”, dijo Mónica, quien ha elaborado más de 300 en estos años.
“Ya tengo experiencia, así que soy más rápida, aunque después de tantos años, tengo un poco de artrosis en las manos, pero sigo adelante. Por ejemplo, el telar más grande, de 1 metro 20 cm por 80 cm, me lleva unos seis o siete días como máximo”, indica.
Y aunque el camino no siempre ha sido fácil, Mónica Faúndez sigue adelante con determinación y pasión, inspirando a otros con su creatividad y su compromiso con el arte y la artesanía. Su trabajo es un recordatorio de que las cosas más hermosas de la vida a menudo requieren tiempo, paciencia y dedicación, pero que al final, el resultado vale la pena, porque detrás de cada hilo, detrás de cada tejido, hay una historia que merece ser contada, una historia de amor por la naturaleza y por la vida misma.