En medio de la caída de las ventas aflora el optimismo de los locatarios del Centro Artesanal y del Mercado

• Ambos recintos enfrentan una baja afluencia de visitantes y dificultades económicas, impactando a los comerciantes.

Este primer semestre ha sido un periodo desafiante para el Centro Artesanal y el Mercado Municipal de Punta Arenas. La temporada alta que se cerró en marzo dejó una fuerte caída en la demanda, impactando significativamente a las locatarias/os y sus familias. La baja afluencia de visitantes, especialmente de extranjeros, ha golpeado duramente a quienes dependen de la venta de recuerdos y artesanía para subsistir.

Gloria Díaz López, dueña del local Maravillas Magallanes, señala sobre la disparidad en las ventas: “Nosotros acostumbramos de comprar recuerdos a la familia, los amigos. Pero el visitante extranjero que viene en un crucero, no tiene arraigada esa costumbre. Depende del barco, que el turista compre alguna cosa, algún souvenir o algo un poco más grande para su casa”.

La situación se complica con la llegada del invierno, ya que la recuperación post-pandemia ha sido lenta. “Nos costó mucho reponernos después de la pandemia. Fue difícil, hubo pocas locatarias trabajando. Muchas han envejecido y nos falta gente nueva que quiera empezar a trabajar en artesanía”, apunta.

El cambio generacional es un desafío. La falta de nuevos emprendedores y la competencia de ferias temporales y emprendedores en otros lugares como Zona Franca y el mall han afectado aún más la estabilidad de los locatarios del Centro Artesanal.

Además, la percepción de la artesanía como algo de bajo valor sigue siendo un problema para las locatarias. “La gente tiene la idea de que la artesanía es barata. No le toma el peso al trabajo todo lo que significa hacer una obra. Si tú vas al mall o a una tienda grande, no le estás diciendo a la tienda “hágame un descuento”. ¿Por qué tienen una mirada tan baja de la artesanía? En otros países, la artesanía es carísima y la gente la paga porque sabe el valor del trabajo”, reflexiona Gloria Díaz López.

El costo de las patentes es otro factor que agrava el actual escenario. “Para nosotros, que tenemos montos bajos de ingresos, y hay que pagar una patente tan alta, es difícil. Todos los años sigue subiendo”, lamenta la dueña del puesto Maravillas Magallanes, mostrando las facturas que reflejan el incremento constante de las tarifas.

Mercado Municipal

El panorama que recorre el Mercado Municipal también ha sido mixto durante este primer semestre. Aunque la temporada alta trajo un flujo considerable de turistas, la llegada del invierno ha reducido drásticamente la afluencia de visitantes, afectando a los locatarios.

Eliana Lastra, presidenta del Mercado Municipal, destaca la importancia de los turistas en los meses de verano. “El comienzo de temporada fue bastante bueno tanto por turistas nacionales como internacionales, gracias a la cantidad de cruceros que recalaron en la temporada alta. En este momento, claramente baja la afluencia de público por la ausencia de turistas, pero no faltan estos grupos de la tercera edad que ayudan a generar un movimiento importante dentro del Mercado”, afirmó.

Los locatarios han encontrado en los grupos de la tercera edad una fuente constante de clientes durante los meses más fríos. Estos visitantes locales han contribuido a mantener un flujo de ingresos, aunque no compensan completamente la caída en el turismo internacional.

Con miras al futuro, Eliana Lastra y los locatarios están enfocados en los eventos y festividades que animan la ciudad durante el invierno. “Ahora estamos pensando ya en lo que viene. El Carnaval de Invierno ayuda un poco, al igual que el Chapuzón en el Estrecho”, complementa. Estas actividades, organizadas por la municipalidad, no sólo atraen a turistas sino también fomentan la participación de la comunidad local, creando un ambiente más dinámico y favoreciendo el comercio.

Mientras tanto, el escenario sigue siendo complicado para ambos centros de atracción en Punta Arenas. Tanto en el Centro Artesanal como en el Mercado Municipal enfrentan desafíos similares: la falta de renovación generacional entre los locatarios, la percepción de la artesanía y los productos locales como algo de bajo valor, y los altos costos operativos siguen en aumento.