Semiserio: Penélope y la entrevista a Boric que no fue
Como Penélope, aquella de Ulises, que estuvo 20 años esperando por él y que tejía de día y destejía de noche.
Sacando la cuestión amorosa de la historia de Homero, así se siente esta humilde reportera al seguir esperando poder entrevistar a nuestro Presidente. Ello duele mucho y duele más sabiendo que, cuando se nos pregunta en cualquier lugar, decimos henchidos: “El es magallánico”, como si aquella condición compartida nos hiciera cercanos y nos llevara con él a La Moneda.
Por ello, cuando se pidió nuevamente la entrevista y recibimos la llamada de Prensa Presidencia, pensé que dejaría por fin el tejido y podría escribir de las buenas noticias que el Mandatario habría traído a su región. De paso, preguntarle por la cuestión del Hito 1, donde el Mandatario fue el único que habló claro a los argentinos: “O lo sacan ellos o lo sacamos nosotros”. ¡Ese es mi Presi! Orgullo de ser magallánico.
Pero, cual el poema épico griego, la desventura vino de inmediato. Un nuevo llamado de Prensa Presidencia nos comunicaba la pesarosa noticia: “La entrevista tiene que ser en Porvenir”.
Como dirían los representantes de los puertos europeos al ver el terminal Mardones y Laredo como alternativas para el hidrógeno verde: You must be kidding! (“Debes estar bromeando”, en español; o “Me estás w…”, en chileno)
La réplica no se hizo esperar: “¿Tú crees que hay colectivo para llegar a Porvenir o que esto es cosa sólo de cruzar el estrecho cuando a uno se le da la gana? ¿Nadie te dijo que lo del túnel submarino que cruza el estrecho es sólo una propuesta de Flies que está en un borrador del Plan de Zonas Extremas?”.
Prensa Presidencia no entró en razón.
No se trata que esté en contra de los territorios y la descentralización, pero la tozudez de los astutos de Prensa Presidencia resultó exasperante e incomprensible. ¿Porvenir? Esta noticia fue peor que ver el partido de Chile-Canadá y llorar ante la eliminación de la Roja de la Copa América. Con los hinchas, compartí dos sentimientos: ¡Desolación y sensación de injusticia!
Así, viendo cómo se escapaba nuevamente la única oportunidad ofrecida en años para entrevistar a Boric, cual Penélope frente al canto del aedo -y aún temiendo el enfado de Telémaco-, dije: “… Deja ese canto triste, que, siempre, en el pecho, mi corazón aflige, pues muchísimo me llegó sufrimiento inolvidable. A tal persona añoro, acordándome siempre de un varón, cuya fama es amplia por la Hélade y en medio de Argos”.
Oh, Musa, Prensa Presidencia me quería someter a mi propia Odisea.
Las alternativas
Como Penélope esperó 20 años el regreso de Odiseo (Ulises), entrevistar al Presidente ha llevado sus años y ahora, con el día y hora fijados, sobrevenía la desesperación.
Porvenir se transformaba en Ítaca.
¿Qué hacer?
Alternativa A: Madrugar el viernes, sumarse a la caravana presidencial y acompañar al Mandatario en todas y cada una de las actividades del día, hasta llegar a Porvenir, para recién a las 17,30 horas tener la oportunidad de entrevistar al Presidente. Esperar hasta las 19,30 horas para embarcarse en el ferri y cruzar el estrecho hacia Punta Arenas. Llegar al diario cerca de las 22 horas. Not an option!
Alternativa B: Viajar temprano a Tres Puentes y abordar el ferri hacia Bahía Chilota, en una navegación que, con buen tiempo, podría demorar unas dos horas. Llegaría cerca de las 11 a 11,30 horas y de ahí… a esperar. ¿Qué? Que el programa presidencial se cumpliera y que Boric llegara a la capital fueguina a tiempo para la entrevista, fijada a las 17,30 horas. ¿Esperar dónde? Prensa Presidencia no ofreció alternativa. Quedaba a la buena de los dioses.. Quizás, con suerte, algún café nos permitiría estar casi seis horas esperando al Presi.
Pero, como no tenemos la puntualidad inglesa, lo más lógico era pensar que todo se iba a ir atrasando y que la espera iba a ser mayor. Mal que mal, la comitiva pasaría primero a San Gregorio, luego a Primavera y, de ahí, iría a Porvenir.
Si todo se cumplía promptly, se haría la entrevista y tendría el problema del regreso. Todo de nuevo. Esperar el ferri dispuesto a zarpar cerca de las 19,30 horas, cruzar el estrecho si era posible, y llegar al diario a eso de las 22 horas. ¡Todo el día para una entrevista de 20 minutos! Too much!
Alternativa C: Subirse a una camioneta, conducir 170 kilómetros al noroeste de Punta Arenas por la ruta CH225, llegar a Primera Angostura. Allí esperar el ferri y cruzar el estrecho de Magallanes, en un trayecto que dura unos 20 minutos, pero que puede quedar condicionado o detenido por las condiciones climáticas. Una vez en Bahía Azul, tenía que manejar otros 197 kilómetros hacia Porvenir.
Lo que normalmente llevaría unas 5 horas, podría tomar bastante tiempo más considerando la ola polar y las pésimas y peligrosas condiciones de las rutas. No se podría manejar sobre los 70 km/h.
Realizada la entrevista, emprender a eso de las 19,30 horas el viaje de retorno por tierra o cruzando con el ferri. Too much danger!
¿Acaso el sagaz equipo de Prensa Presidencia pensó que era cosa de pedir un Uber o tomar un taxi colectivo? ¿Al cruzar el estrecho, tendría como Ulises que seguir el consejo de la diosa Circe y hacerme atar fuertemente al mástil del ferri para no escuchar el canto seductor de las sirenas?
Además, en un gobierno que se ufana por la reducción de la jornada laboral, el recuento de horas que la entrevista al Presidente resultó, al menos, cuestionable desde el punto de la propuesta formulada por Prensa Presidencia: “Queremos saber si puedes llegar por las tuyas”:
Alternativa A: Unas 15 a 16 horas de desplazamiento y trabajo.
Alternativa B: Unas 14 horas de desplazamiento, espera y trabajo.
Alternativa C: Unas 12 horas si se regresara en el ferri desde Bahía Chilota a Tres Puentes y el riesgo de despistarse y salir lesionado por algún volcamiento en la ruta.
Boric se atrasó. Llegó a Porvenir a las 17,30 horas y terminó su programa oficial recién a las 18,50 horas. Yo, que tenía que embarcarme en el ferri a las 19 o 19,30 horas, no iba a tener tiempo para entrevistarlo, so riesgo de quedarme sola y botada en Porvenir. Salvo que hubiera optado por la alternativa C y hubiera llegado en mi propio auto. Así, mientras Boric volaba a las 19,40 horas a Punta Arenas, yo tendría que haber emprendido el camino por tierra, arriesgando la vida y llegando a la hora del loly a Puq.
El periodismo es un apostolado. Sin embargo, como decía mi finado padre: “Está bueno el cilantro, pero no es para tanto”.
Deberé seguir tejiendo cual Penélope.
Pero, mi temor es que, a diferencia de la Odisea, me convierta en la Penélope de la canción de Joan Manuel Serrat, aquella que se quedó esperando y se marchitó en su huerto hasta la última flor y que, cuando el Presi regrese, le sonría y, con los ojitos llenitos de ayer, le diga: “No era así tu cara ni tu piel. Tú no eres quien yo espero…”.