Mujer acusa poca rigurosidad en cumplimiento de protocolos frente a contagiados que son enviados a residencias sanitarias
Beatriz Pérez Núñez es una magallánica de 60 años, que en las últimas semanas ha vivido angustiantes episodios, a causa del Covid-19… o de la manera en que se ha encarado en Magallanes. Su testimonio da cuenta de irregularidades que, en cierta manera, explican por qué el virus se ha propagado tanto en la región y puntualmente en Punta Arenas. Porque más allá de que pueda ser que la cepa del coronavirus tenga características especiales en la región, lo cierto es que muchos protocolos no se han llevado a cabo con la rigurosidad que una emergencia sanitaria exige, como queda demostrado en las palabras de Beatriz Pérez.
“Comencé con malestares de resfrío entre el 18 y 19 de septiembre, pero al cuarto día tuve dolores de espalda, y me quedé en cama dos días. Al levantarme, le dije a mi hijo ‘vamos a la Clínica Imed’, particular, porque no vaya a ser cosa que esté infectada, y pedí una orden médica para hacerme un PCR. Fui a la guardia, el doctor me dijo que, si bien no tenía todos los síntomas, me iba a dar la orden de todas maneras. Fuimos al laboratorio y pagué el PCR. Eso fue el día 24. Volví a la casa y me seguía sintiendo mal. El 26 me llaman de la seremi de Salud para decirme que era positiva. Mi preocupación era que tengo a mi mamá, de 83 años y mi hijo de 23, que son mis contactos estrechos, entonces pedí que se les tomaran los PCR cuanto antes. Me respondieron que iban a intentar hacerlo. Nunca llegaron”, relató.
Ante el temor de contagiar a sus más cercanos, habló con su hermana que está en Santiago y por su intermedio se comunicaron con su primo hermano, el gobernador Homero Villegas, con el fin de que fuera derivada a una residencia sanitaria. En un bus escolar fue trasladada hasta el Hotel Patagonia, el 26 de septiembre. Sin embargo, solamente alcanzó a estar cuatro días en la residencia sanitaria, pues la cuarentena se la contaron desde que aparecieron los síntomas y salió ayer, “no bien, pero se suponía que cumplí la cuarentena”. En ese intertanto la llamaron desde la seremi de Salud y le preguntaron por qué estaba en residencia sanitaria. Beatriz Pérez explicó la situación y a la vez, pidió que se hiciera el PCR a sus familiares cercanos. Le dijeron que sí y le pidieron los datos, “pero nunca más llamaron”. El 29 le hicieron el PCR a su madre e hijo y aún no tienen el resultado. “Llamé y me dijeron que no estaban listos y que volviera a comunicarme el lunes”.
Aunque la atención fue buena en la residencia sanitaria, “nunca respondían las llamadas”. Pero cuando debió salir, preguntó si la llevarían y le respondieron que no, ‘tiene que irse por sus propios medios’, me dijeron, y yo le respondí, ‘pero cómo si tengo a mi mamá y mi hijo en cuarentena en la casa, cómo me voy a ir sola’. Y me dijeron ‘lo siento, así es el sistema’. Y yo le respondí ‘¿quién se responsabiliza? Yo me siento débil, mareada y agitada. Volvieron a decirme que el sistema es así. Eso no puede ser, tengo 60 años, tengo que salir antes de las 9 de la mañana y volvió a decirme que tenía que irme por mis propios medios, ¿y si llega un abuelito lo mandan solo después? Se quedaron callados. Eso lo encuentro inaudito”, narró. Porque además, “si me llevaron, por qué no me podían traer, una sale como un papel de la residencia, por el encierro.
Otro aspecto que recalca Beatriz Pérez es que los resultados de su PCR particular estuvieron en dos días, pero los de su madre e hijo aún no los tiene, por lo que se pregunta, “¿quién maneja ese sistema de conteo? Los PCR tienen que ser rápido. Para salir de la residencia, cuando el médico me dio el certificado para darme el alta, no te vuelven a tomar un examen, porque supuestamente ya no contagio a nadie, independiente que aún sigo con síntomas de dolor de espalda, fiebre, tos. Me dio un certificado para hacerme otro PCR particular y me dijo que podría salir positivo, pero que no estaría contagiando, por lo que lo haga unos días más. Y que mientras tanto, siga con los protocolos con mi familia, porque no sé si ellos están contagiados. Mi mamá se siente decaída y con colitis, mi hijo un poco decaído y perdió el gusto”.
Es por eso que Beatriz concluye que todo este escenario solamente genera incertidumbre, “está mal pelado el chancho. Imagínese cuántos PCR no informados todavía. Esas son las cosas que molestan. El sistema está malo. Sigo con tos, sin gusto y en cama, espero que haya pasado lo más fuerte. Tampoco me llamaron de la seremi después de salir de la residencia. Todo mal. Mi hermana me dice que en Santiago está todo mucho más ordenado y por eso están saliendo. Acá imagínese la irregularidad, la enfermera me dice que no son 14 días de cuarentena, sino ocho, ¿de dónde sacan eso? Realmente, no sé qué pasa en Punta Arenas”, finalizó tosiendo.