Alumnos conocieron los secretos de la artesanía y lengua de los kawésqar
S
alidas a terreno, trabajo con madera y aprendizaje de la lengua kawésqar. Así podría resumirse el proceso que desarrollaron estudiantes del Colegio Luterano en el Programa Educacional Intercultural Bilingüe, que fue dictado por el destacado escultor y artesano Alfonso Cárcamo. Los estudiantes pudieron conocer, especialmente, el trabajo de tallado, con diferentes herramientas y producir sus propias obras, las que fueron exhibidas el 12 de noviembre, en una Muestra Artística Cosmogónica Kawésqar, que se desarrolló en el salón de actos del establecimiento educacional, donde recibieron la visita de los demás cursos, además de autoridades.
Bastián Gamboa, Lucía Barros, Rafaela Monsalve y Felipe Vásquez integraron el grupo de trabajo, que exhibió sus obras, junto a imágenes y videos del proceso. Destacó también en la exposición una réplica de una canoa que utilizaban los kawésqar.
Alfonso Cárcamo explicó que desde que está en el establecimiento, hace tres años, comenzó a inculcar esta cultura en los estudiantes, a pesar de las dificultades de la pandemia, que prácticamente suspendieron cualquier actividad. “Fue muy complicado, porque este taller es presencial, costó mucho, pero se aunaron voluntades, desde la dirección del colegio. Este trabajo tiene mucho que ver con la cosmovisión del pueblo kawésqar, desde la recolección de junquillo, construir una canoa, y enseñando, uno igual aprende de los niños”, valoró.
Salidas a terreno
En cuanto a las salidas a terreno, una fue al Museo Regional, “donde tengo varios trabajos”, apuntó Cárcamo, y “también fuimos al sector de San Juan. Justo se abrieron las fronteras y al día siguiente, nos dieron la pasada. Estuvimos trabajando dos veces en tallado en la playa, donde aprendimos sobre la cosmovisión, respiramos otro aire, hablamos de pueblos originarios, y aprendimos de los silencios también. Esto contribuye a que aprendan a reconocer los pueblos originarios de Magallanes. Este taller tenía que ver, inicialmente, con un tema lingüístico y de cosmogónico y lo bajamos todo a las habilidades manuales, a estimular a los niños a trabajar en este tema y que se explique a sus pares. Y reconocer una etnia, que se visibilice la cultura de este pueblo y darle el énfasis que se merece”, manifestó el artesano.
En cuanto a las herramientas, algunas fueron facilitadas por Cárcamo y otras adquiridas. Todas requieren un cuidado especial, y por ello, el encargado del taller valora que nunca han tenido un accidente. “Son de acero quirúrgico, forjado, que son súper filosos, pero seguimos un protocolo que se suma al sanitario. Tengo estudiantes de enseñanza media y básica participando en este taller”, destacó Alfonso Cárcamo.
Los nuevos
artesanos
Muy orgullosos, los chicos mostraron cada una de sus creaciones. Haciendo gala de sus conocimientos adquiridos, explicaron a los compañeros que acudieron a apreciar la muestra, varios detalles del proceso creativo y el fundamento cultural relativo al pueblo kawésqar.
Lucía Barros va en quinto básico y comenzó este año a asistir al curso. “Me ha parecido muy divertido y educativo. Me ha gustado tallar e ir al paseo. Hice una ballena jorobada y una canoa, fue mucho trabajo. Las salidas a terreno fueron muy bonitas, la lengua sí es más o menos complicada”.
En tanto, Felipe Vásquez recordó las salidas a terreno, especialmente a San Juan, “a buscar materiales para hacer canastitas con junquillo, que se encuentran en lo profundo del bosque. También fuimos al bosque a tallar ballenas, que se dice ápala en kawésqar. Aprendimos palabras igual. Trabajé con cuatro herramientas y es más o menos complicado, me dio tendinitis por hacer tanto, hay que lijarlo, hacerle los detalles al final, echarle aceite para sellar las grietas, para que quede con lindos colores”, describió el estudiante.
Rafaela Monsalve fue otra de las estudiantes que entregó su testimonio. Cursa séptimo básico y lleva tres años trabajando junto a Alfonso Cárcamo. “Me gusta mucho la lenga, es muy linda, y trabajar y tallar en madera. He hecho hartos amigos en el taller igual. Es fácil tallar en madera, solamente tener cuidado con las herramientas. Tallé unas manos y un arbolito, toma tiempo, pero si uno le pone empeño y ganas, se puede”, describe.