“No lo voy a perdonar jamás”, dijo víctima de atropello grave que le costó la carrera militar
Hasta el 27 de febrero del año pasado, Joani Cristóbal Calquín Salazar era un hombre sano, deportista, feliz, que disfrutaba mucho de su trabajo de enfermero en el Regimiento Lanceros de Puerto Natales.
Una hoja de vida intachable, y con un apoyo permanente a las campañas de salud por el Covid-19.
Pero en minutos su vida cambió. No para bien. Ese día, que era sábado, salió un rato a andar en bicicleta, su mountain bike. Se despidió de su mujer, Romina Vera, con el compromiso de estar pronto de vuelta en casa.
La mujer nunca imaginó que esa sería la última vez que lo vería completamente sano. Un aviso de Carabineros la alertó del grave accidente que había sufrido su pareja,
Alrededor de las diez de la noche un conductor que regresaba de un asado en estado de ebriedad lo impactó frontalmente, en el sector de prolongación Avenida España Ruta Y-330, casi frente al Huerto N° 73 de Puerto Natales.
Marcelo Emmott Canumán era el conductor. Un sujeto reincidente en manejo en estado de ebriedad, que esa noche perdió el control del vehículo, se cruzó de pista y el ciclista impactó de lleno con la parte frontal del vehículo.
Las lesiones fueron de tal gravedad que la víctima quedó al borde de la muerte. Tuvo que ser evacuado de urgencia al Hospital Militar de Santiago.
Un verdadero “milagro médico” le permitió salir del estado crítico en que quedó. Pero una cosa es salvar con vida y la otra quedar con secuelas graves.
Nunca más Calquín volverá a recuperar la motricidad, y menos ejercer la profesión que tanto le apasionaba. El Ejército lo tuvo que jubilar por invalidez. Las graves secuelas tampoco le permiten cumplir las labores de padre ni de pareja. Esto en forma irreversible.Ya no puede valerse por sí mismo.
El autor de esto, Marcelo Emmott Canumán, fue sentenciado a dos penas de cárcel efectiva. Una de 800 días de presidio como autor del delito de “conducción de vehículo motorizado en estado de ebriedad”; y una segunda de 5 años como autor del delito de conducción de vehículo motorizado en estado de ebriedad, causando lesiones graves gravísimas a Joani Cristóbal Calquín Salazar, el 27 de febrero de 2021.
“No lo voy a perdonar”
Calquín viajó a Santiago, al reencuentro con sus padres y actualizaciones y chequeos médicos.
En contacto telefónico con La Prensa Austral entregó su parecer de lo que fue el juicio y la condena que recibió Emmott. “Me jodió la vida para siempre”, es lo primero que nos dice, en palabras entrecortadas, propias de las dificultades que tiene para hablar.
Ahora debe hacer un esfuerzo mayor para entablar una conversación. Al margen del plano físico, donde presenta problemas serios de movilidad. Parte de los desplazamientos debe hacerlos en silla de ruedas o con apoyo de un bastón. “Esto es producto de una semi hemiplejia”, indica.
“Este gallo me jodió la vida, póngalo así, porque realmente es lo que pasó. Ahora no me queda más que luchar por hijos y señora”.
Sobre las disculpas que Emmott le pidió al término del juicio oral, fue enfático en señalar que “no se las acepté, porque no lo voy a perdonar jamás, y le dije métete tus disculpas en…”
“Este tipo me arrebató todo, una vida normal con la familia, mi carrera militar y muchas otras cosas más. Ahora sólo me queda agradecer a las personas que estuvieron a nuestro lado, del fiscal Eugenio Campos, la familia, mi abogada Natacha Oyarzún y la psicóloga del Centro de Atención a Víctima y el apoyo del Ejército”.