Las vivencias de una voluntaria magallánica en Africa
Soy Paulina Vega Toledo (36), nacida en Punta Arenas y criada en el norte de Chile. Posteriormente, me mudé a Santiago para cursar mis estudios superiores como Administradora Pública. Gracias a mi formación, he tenido la oportunidad de identificar necesidades que no son cubiertas ni por el sector público ni por el privado. Por ello, involucrarme en el tercer sector se ha convertido en una de las tareas que más me llenan tanto a nivel profesional como personal.
Desde 2016, he venido realizando voluntariados internacionales en el área de desarrollo social, siempre optando por estancias prolongadas. En 2019, fue mi primera experiencia como voluntaria en Africa. A pesar de los sentimientos encontrados que despertó en mí el continente, me complace poder contribuir con mis conocimientos y el deseo de cambiar realidades. Como dice la famosa frase, quizás no podamos cambiar el mundo entero, pero sí podemos cambiar el mundo de una persona.
Conocí a Patagonia Compassion a través de mi hermana Rita, quien es socia de la organización. Ella siempre me hablaba de la ONG desde que yo estuve en Africa, pero en aquel momento, me encontraba en Costa de Marfil, con la meta de recorrer Africa siguiendo el borde del continente, por lo que decidí esperar. Con el paso del tiempo, llego la pandemia y volví a Chile a trabajar en el sector público nuevamente.
A principios de este 2023, después de haber renunciado a mi trabajo en Chile y con mis tickets de vuelta a las tierras africanas, mi hermana Rita me envió un enlace para una reunión de Zoom donde buscaban voluntarios. Me apunté y allí conocí a Sandra (Navarro Kamann), así como a muchos otros voluntarios. Le pregunté a Sandra si aceptarían voluntarios a mediados de año, cuando ya estaría en Africa. Ella quedó sorprendida, pues nunca habían tenido un voluntario que ya estuviera en el continente.
Después de varias conversaciones, mientras me encontraba en Sudáfrica, viajé a Kenia para encontrarme con Sandra y Víctor (Quezada), quienes me mostraron el lugar en la comunidad de Kaiani donde trabajan. Fueron 2 semanas y media sumamente intensas, conociendo a las personas con las que trabajan y quienes son parte del equipo de Patagonia en Kenia, estableciendo contactos, visitando mercados y, sobre todo, estrechando lazos.
Por otra parte, con el paso de los días y nuestras conversaciones, Sandra y yo nos dimos cuenta de que teníamos una conexión especial con mi familia en el pasado, lo cual fue algo maravilloso. Resultó que Sandra había sido compañera de curso de mi tía (en Punta Arenas), conocía a mi abuelo e incluso podía ubicar a mi mamá, ya que vivían en la misma calle durante su infancia. Este descubrimiento inesperado agregó un toque de emotividad y cercanía a nuestra experiencia juntas.
Conmovida por el estado de los uniformes escolares
En ese tiempo juntos, realizamos una actividad con la escuela de Kiani, se entregaron materiales escolares donados por diferentes entidades y los niños respondieron cartas hechas por niños de la Escuela Ignacio Verdugo Cavada de Mulchén. Sus caritas de felicidad eran impagables. Sin embargo, más me conmovió el estado de sus uniformes destrozados, algunos sin calcetines, asistiendo con bolsa a la escuela porque no a todos les alcanza los recursos para una mochila, un par de calcetines o zapatos.
Además, realizamos un gran evento con las mujeres del terreno, un momento de compartir, de bailar, disfrutar, reírnos y hasta jugar a la “yincana”. Entregamos agua potable a los vecinos más cercanos, considerando que es una necesidad básica a la cual no todos tienen acceso. Así también, entregamos cajas de alimentos a los trabajadores del terreno, y compartimos con ellos un tiempo de distensión.
Mi experiencia ha sido maravillosa, aunque ha tenido sus altos y bajos. Es importante estar atenta a todo, incluyendo la cultura, la gente y el idioma. De hecho, actualmente estoy aprendiendo swahili para poder interactuar de manera más cercana con la comunidad. En el ámbito de la cooperación para el desarrollo, es fundamental realizar proyectos sostenibles en el tiempo y que no generen dependencia en la gente. Si la ONG se retirara, ¿las personas volverían a su situación anterior o realmente hemos generado un impacto positivo?
En Patagonia Compassion, mi principal rol es estar presente en el lugar donde se encuentran las instalaciones -Kaiani-, colaborar con los proyectos de la ONG, identificar necesidades y analizar cómo podemos ayudar a la comunidad, especialmente empoderando a mujeres, niños, niñas y adolescentes.
Actualmente asisto los días de semana al módulo, y trabajo desde ahí con mi ordenador. Me acompaña Brayan, el alumno en práctica que recién egresó de sus estudios de Trabajador Social. Su historia es muy especial porque él fue apadrinado por 10 años a través de Patagonia Compassion, y ahora tiene la oportunidad de hacer la práctica profesional con nosotros. Esto contribuye bastante al levantamiento de información oficial del área, que nos permita crear proyectos basado en datos y poder postular a otros fondos que apoyen esta causa. Todos los días viajamos en moto de la organización, desde Wote a Kaini, que son aproximadamente 20 kms. y trabajamos juntos en un espacio que hemos ambientado como oficina.
Por otra parte, respecto a los proyectos que actualmente mantiene la organización, por ejemplo, el Centro Comunitario Agrícola, me reúno con las mujeres para ver las necesidades que puedan tener respecto al trabajo, llegar a acuerdo de comprar materiales, es decir, que ambas partes contribuyan en la compra, no hay que olvidar que no queremos generar dependencia. Adicionalmente, trabajo con el Administrador de las instalaciones para ver las deficiencias que pueda tener el terreno y cómo podemos solacionarlas, entre otros.
Trabajo tras bambalinas desde Chile
Es un trabajo intenso, tanto detrás de un ordenador, como en terreno y en contacto con la gente. El contacto es a diario con la organización, señalando los pormenores que van ocurriendo. Para reforzar nuestra comunicación, el viernes, último día de la semana, tengo mi reunión de rendición de cuentas con Víctor y Sandra, comentamos todo lo que ha ocurrido en la semana y cómo levantamos soluciones.
Desde Chile, se realiza un gran trabajo tras bambalinas para que todo funcione, y eso es lo que más me motiva a estar en Kenia.
Pronto se vienen más campañas fundraising para comprar uniformes, apadrinar niños, postular a diferentes fondos de proyectos de cooperación, muchos desafíos.
Estoy dispuesta a permanecer aquí el tiempo que sea necesario, ya que confiamos en que podemos formar líderes locales que continúen con esta importante labor. Realmente creo que este trabajo tiene un propósito y estoy comprometida en llevarlo adelante.
Para quienes quieran tomar contacto con la ONG y ser voluntarios, pueden hacerlo a través de la página web: www.patagoniacompassion.org